Temas de música   BEETHOVEN: Sonata opus 111 30/08/2020 59:32

¡Ah, el amor!... ¡L'amour!... La relación frustrada, torpedeada, entre Beethoven y el amor de su vida: Josephine "Pepi" Brunsvik. Sobre el fondo de la Cuarta Sinfonía (1806) rememoramos lo que pudo haber sido. Hasta su hermana Therese, en 1847, diría que por qué aquellos dos no se casaron, que estarían vivos todavía... Pero las leyes y las familias eran muy duras, amiga. Rememoramos a Orfeo/Beethoven enfrentándose a las Furias oficiales del Concierto nº4 (mov. II) y resignándose a dejar allí a Eurídice, y él solo con su lira... (1808) En esa fecha es cuando Josephine se separó de su segundo marido, y podrían haberse unido. Pero... Pero. Nueve años después, en 1821, Pepi moría lejos de allí. Beethoven entró en depresión y compuso dos hermosos réquiems: las Sonatas opus 110 y opus 111. Examinamos ésta. Su comienzo en interrogatio hamletiana, su maestoso abstraído, sus tres intentos de que un tema heroico inicie su cometido, los temas como héroes dubitativos, frágiles, iracundos, increpadores... Esta Sonata representaría la famosa "Tercera Época" de Beethoven (eso lo inventó Von Lenz), a la que pertenece la Missa Solemnis (1823, escuchamos el Agnus Dei): música muy visionaria, muy personal, pero muy aceptada (por la Missa, Beethoven cobró el equivalente a 90.000 euros de hoy). Quizá el símbolo más famoso de la Tercera Época sea el Molto Adagio de su Cuarteto opus 132, "Canto sagrado de gratitud a la Divinidad de un convaleciente, en modo lidio" (1825). Un coral extra-terreno, de lo más budista zen que hiciera Beethoven, se alterna con episodios rápidos como "retornos inesperados a la vida"... Acabamos recordando a Josephine y a su hija Minona, que nació nueve meses y cinco días después de un furtivo encuentro con Beethoven en Teplitz en 1812. Mirad las fechas, si no. Acabamos con la canción de la sintonía: "El beso, querida doncella, que vuestros labios han dejado", de las Canciones Irlandesas de Beethoven, con texto de Lord Byron. Y despedimos el ciclo: ¡¡Beethoven forever!! ¡¡Monumento eterno de de fuerza vital y de inspiración!!... Acabamos con la susodicha Cuarta Sinfonía, como un sueño de felicidad acaso realizado en algún plano cuántico de la existencia de Beethoven. Un placer gigantesco, queridos-as. ¡¡Hasta siempre!!

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