Postdata   Carta 141: Cuestión de contrastes 07/05/2020 58:57

Holstein, Alemania. 28 de junio de 1909.

Rainer María Rilke escribe, no a un joven poeta, sino a un escultor consagrado.

Honorable Maestro:

Me he propuesto escribir para las nuevas monografías de arte alemanas publicadas por el profesor Richard Muther, el volumen dedicado a su obra. Así quedará cumplido uno de mis más ardientes deseos. La oportunidad de escribir sobre sus obras es para mí una vocación interior, una fiesta, una alegría, un grande y noble deber hacia el cual se vuelven mi amor y todo mi celo. (...) No quiero concluir esta carta sin rogarle me perdone el estilo –escribir en francés ¿me cuesta tanto! – y me permita recordarle a mi mujer, la escultora Clara Westhoff de Worpswede, cerca de Bremen, quien en 1900 tuvo el gran honor de trabajar en París, no lejos de usted y de la eternidad que rodea a su persona. Ella le ha enviado, hace dos meses, algunas pruebas de sus recientes trabajos, con una carta que ha tomado muy a pecho; ahora espera, lo adivino, con angustia e impaciencia, querido maestro, una sola palabra suya y sus consejos, que tan importantes son y que decidirán su porvenir: sin ellos ante sí como una ciega.

Aún me falta rogarle, ilustre maestro, que quiera perdonarme las indiscreciones de esta carta sin forma y que crea que me siento muy feliz al poder expresarle mi admiración y la devoción más profunda.

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