El maestro Orestes Aragón fundó una orquesta que llevó su propio apellido, es decir, la Orquesta Aragón, que, al principio, y debido a la existencia y competencia de otras muchas agrupaciones por toda Cuba, pasó bastante desapercibida, pero que, poco a poco, cobró protagonismo, hasta convertirse en una de las bandas u orquestas más populares de la música cubana, posiblemente por la personalidad del sonido que construían sus integrantes, y en este sentido por emplear la flauta y violines, además de juegos vocales, como base melódica muy personal que permitía, y todavía permite, identificar al momento a la inimitable Orquesta Aragón.
Esta histórica agrupación llegó a la fama después de actuar repetidas veces en aquellos populares y típicos programas de variedades que ofrecían las emisoras de radio de aquella época, hablamos de finales de los años 40 del pasado siglo, que tenían a la música como principal atractivo de sus espacios, verdaderos y sorprendentes shows, en los que participaban multitud de solistas y orquestas, muchos consagrados, que tocaban en riguroso directo, que allí no valían tonterías, tenías que dar el do de pecho, porque, entre otras cosas, también asistía a los estudios un numeroso, enfebrecido y hasta entendido público, algo impensable hoy en día, ya que, por desgracia, la música que ofrecen las grandes cadenas es mayoritariamente enlatada, y además se relegada a un mero papel o apunte decorativo-simbólico, un verdadero insulto y desprecio sin miramiento y respeto alguno hacia los artistas. Por eso nos parece asombroso que en aquella época de oro, tanto para la música como para la radio, actuasen en vivo y en sus estudios, agrupaciones con la categoría de la mítica Orquesta Aragón.
