Sucedía el 11 de marzo de 2011 y las noticias e imágenes que llegaban desde Japón eran aterradoras. Un fortísimo terremoto y un posterior tsunami con epicentro en el noreste del país se llevaban por delante miles de vidas y provocaban una crisis nuclear que aún hoy sigue siendo motivo de evaluación. La de este jueves ha sido una jornada en la que los japoneses han realizado un emotivo, aunque comedido, homenaje a quienes ya no están entre ellos; comedido a causa de esa otra gran desgracia -esta vez mundial- que es la pandemia de coronavirus, que ha limitado la asistencia a los actos.
El emperador Naruhito se ha sumado al duelo y ha reconocido que aún persisten problemas con la recuperación. No obstante, ha añadido que Japón, que tiene una larga historia de desastres, debe aprender de las lecciones del pasado y construir una nación más fuerte para el futuro.
Fukushima, diez años después. Este es el tema central de la edición de hoy.
