Primer contacto oficial y personal entre miembros de los gobiernos de Estados Unidos y China desde que Joe Biden llegara a la Casa Blanca. Hoy y mañana se reúnen en Anchorage, la ciudad más poblada de Alaska, altos funcionarios de las dos grandes economías del mundo con el propósito de rebajar tensiones mediante el diálogo. Probablemente, no se logre más allá de eso, del hecho de mantener conversaciones, porque son multitud los contenciosos en los que ambos países se ven envueltos. Las últimas acciones de la parte norteamericana no ayudarán, precisamente, a recomponer las relaciones, aunque al menos se recuperarán las formas, la diplomacia rota por la Administración Trump.
La cita se produce cuando Pekín se ve acosado por su política hacia territorios como Xinjiang, Hong Kong o Taiwán y después de que uno de los interlocutores de hoy, el secretario de Estado, Blinken, haya reforzado la alianza norteamericana con Japón y Corea del Sur. En detrimento de China, claro.
