Continuamos la serie "A la escucha del virus", iniciada la pasada semana, con el mismo propósito de acompañarles mientras atravesamos esta situación, tan excepcional, generada por la pandemia que actualmente nos afecta -en una medida u otra- a todos. Les proponemos escuchar ciertas obras sonoras desde el novedoso marco -conceptual, pero también existencial- que estas terribles circunstancias representan. Quizás una interpretación renovada de esos trabajos pueda ayudarnos, en alguna medida, a entender mejor los diferentes procesos, de muy distinto orden, que todos estamos llamados a atravesar en estos días extraños.
Si el primer capítulo de la serie estuvo protagonizado por el concepto de virus (y algunas de las metáforas que lo rodean en el ámbito de la creación sonora), en esta segunda entrega de la serie nuestras reflexiones se proyectarán hacia la idea de confinamiento -tan presente en tantas vidas durante las últimas semanas-, así como en la de aburrimiento -muy directamente asociada a esa situación de encierro-. A todo ello nos ayuda la audición de "I Am Sitting in a Room", obra del estadounidense Alvin Lucier (nacido en Nashua, New Hampshire, en 1931). Acompañamos esa escucha del análisis de esta composición propuesto en el sexto capítulo (titulado "La voz límite como voz aburrida") de "La voz límite. Una aproximación estética a la vocalidad teratológica desde el arte sonoro", tesis doctoral de Miguel Álvarez-Fernández (accesible gratuitamente en Internet).
En la segunda mitad del programa, tras recordar algunas palabras del filósofo Walter Benjamin acerca del concepto de narración en su conexión con el aburrimiento, cedemos la palabra al escritor argentino Julio Cortázar (1914-1984). Su lectura de los relatos "Casa tomada" y "Me caigo y me levanto" (junto a algunas de sus meditaciones acerca del propio hecho de la grabación fonográfica de su voz, y la escucha de ésta) se acompaña de otras dos composiciones de Alvin Lucier: "Almost New York" (en la versión del flautista Robert Dick) y "Nothing Is Real" (con Matthias Kaul en el piano y la tetera).
