En esta edición de Ars Sonora dialogamos con Pablo Romero, muy conocido -y querido- por los oyentes de Radio Clásica en tanto que colaborador en el programa Sinfonía de la mañana. Sus experiencias y conocimientos musicales no sólo abarcan todo aquello que tenga que ver con Latinoamérica, como nos muestra cada lunes junto con Martín Llade, sino que también se proyectan hacia muchos otros campos entre los cuales, desde luego, figuran las músicas experimentales.
La peripecia vital de Pablo Romero -que antes de devolverle a la España de sus orígenes familiares le llevó desde la difícil Argentina de su juventud a la culturalmente agitada Italia de los años setenta del pasado siglo- nos sirve como telón de fondo para una conversación en la que recuerda su amistad con el cantante y experimentador vocal Demetrio Stratos (1945-1979).
Stratos, nacido y criado en Alejandría, de padres griegos, estudió piano y acordeón y, a los diecisiete años, se mudó a Milán para ingresar en la Facultad de Arquitectura, donde formó su primer grupo musical. En 1972 fundó el grupo de rock sinfónico Area, donde ya comenzó a incorporar los resultados de sus estudios etnomusicológicos acerca de los cantos de procedencia asiática, así como del psicoanálisis y la relación entre la lengua hablada y la psique.
Nosotros comenzamos escuchando -con Stratos ya en solitario- sus "investigaciones" (como él mismo las denominaba, en discos como "Cantare la voce" -del que extraemos después otras piezas vocales-) diplofónicas y triplofónicas, en las que diferentes técnicas de canto armónico permiten desdoblar y multipicar su voz, produciendo resultados heterofónicos e incluso polifónicos.
Con Pablo Romero rememoramos las colaboraciones de Stratos con artistas como Merce Cunningham o Andy Warhol (y también con músicos procedentes del jazz, como los miembros del grupo Weather Report, o con artistas vinculados a la música folclórica -como el propio Pablo Romero-), así como sus experiencias con el sello discográfico Cramps. Todo ello nos permite evocar el clima artístico -pero también social y político- de la Italia de finales de los años setenta, en la que -como apunta Pablo Romero- "no existía una aristocracia de la cultura", si bien ésta -así como, en particular, el arte- desempeñaba un importantísimo papel para el conjunto de la sociedad, y también para sus representantes políticos. Ese clima cultural favorecía -tal y como explica nuestro invitado- la participación ciudadana, entendida ésta no en un sentido superficial, falto de esfuerzo y de compromiso -algo tan frecuente en nuestros días-, sino como la necesaria incorporación de los sectores más diversos de la sociedad en las reflexiones y prácticas artísticas y culturales más exigentes de su tiempo.
En paralelo a este diálogo presentamos varios fragmentos del concierto que Demetrio Stratos, acompañado por el violinista Lucio Fabbri, celebró en Cremona el 21 de septiembre de 1978, es decir, unos meses antes de fallecer, a la edad de treinta y cuatro años, mientras esperaba un trasplante de médula ósea, tras haber sido diagnosticado con un caso severo de anemia aplásica. Pero la herencia y la inspiración de Stratos nos sigue acompañando, por ejemplo a través de la voz de Fátima Miranda, a quien también escuchamos en el tramo final de nuestro espacio.
