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Hoy se ha celebrado la primera de las 7 jornadas de un referendum de autodeterminación en el Sur de Sudán con una masiva participación. Se pactó en el proceso de paz firmado en el 2005 entre el norte y el sur y culminará con la creación del Estado número 54 de Africa.

El sur de Sudán celebra un referéndum histórico de autodeterminación. Alta participación en el referéndum, previsto en los acuerdos de paz que acabaron con una guerra civil de 20 años. Aunque es productor de petróleo es uno de los países más pobres del mundo. Las papeletas tienen dos opciones: unidad y separación. La votación durará una semana. Se da por segura la victoria del SI, que dará paso al Estado africano número 54.

"Bye, bye Jartum". Así de claro tienen en Sudán del Sur qué votarán en el referéndum que el país celebra el próximo domingo para decidir si se divide o no en dos. Para demostrarlo, los últimos días antes de la cita han emprendido una campaña que han denominado "marcha final a la libertad".

Los sureños son conscientes de que la división no podrá darse sin una relativa conciliación. El motivo es claro: el petróleo. Ellos tienen los yacimientos pero no las infraestructuras necesarias para explotarlo. En el norte sí. Por ello, pase lo que pase en la votación están destinados a entenderse pese a que, como ha reiterado hasta el momento el actual presidente del país, Omar al Bachir, la división no sea lo que más le convezca.

Parte de los moriscos que salieron de España y se dirigieron a Marruecos, se alistaron en el ejercito de Muley Almansar, en el siglo XVI cuando comienzan sus incursiones hacia el sur en busca de sal, y se disponía a la conquista de Sudán, cuya existencia política se inicia en el siglo XIV con la creación del imperio mali o mandinga. La mayoría de estos españoles se quedaron a vivir en el país conquistado.

Amnistía Internacional acaba de publicar un informe en el que denuncian cómo el Servicio de Inteligencia y Seguridad Nacional Sudanés persigue, amenaza y tortura a opositores y activistas pro derechos humanos. La situación se ha agravado este año, con la celebración en el país de las elecciones del pasado mes de abril.