El punto de venta de lotería de Doña Manolita es uno de los más populares de todo el país. Entre los compradores que soportan largas horas de espera para hacerse con un décimo de esta administración se pueden encontrar historias muy especiales. Hay quienes lo hacen con la esperanza de proporcionar a los suyos un futuro mejor, mientras otros continuan con la tradición de comprar su boleto de Navidad en el mismo lugar de cada año.
Ya no resulta tan típico enviar y recibir por correo felicitaciones navideñas, pero algunos se resisten a dejar atrás esta tradición. Es el caso de Rebeca, que sigue felicitando a amigos y familiares con una postal navideña. Aunque parezca que enviar un mensaje escrito a mano esté en peligro de extinción, Correos asegura que en estas fechas aumenta un 20% la correspondencia en buzones de calle. En el inicio de la cadena se encuentran Rocío y Santiago, que trabajan en un taller artesanal donde crean postales navideñas, desde su diseño hasta la imprenta.
Las cestas de Navidad son uno de los gastos que asumen los españoles cada año. Son una forma de dar las "gracias" y su contenido no ha cambiado mucho, aunque clásicos como el turrón ya comparten espacio con nuevos productos. Según El Corte Inglés, sus ventas han aumentado un 20%.
Los pensionistas ya tienen en sus bolsillos la paga extra y, en unos días, llegará a la mayoría de los trabajadores y trabajadoras del país. Este año, cumple 80 años y conserva la esencia de sus inicios: que las familias puedan gastar algo más en estas fechas.
Portugal celebra su Loteria de Natal el 27 de diciembre y es frecuente regalar décimos por Navidad. A pocos días del sorteo, las imprentas todavía reciben pedidos de los más rezagados. Los décimos tienen un precio de quince euros y el premio máximo es 250.000 euros por boleto, menos el 20% que se lleva Hacienda. Los portugueses prefieren números impares y capicúa.
En estas fechas navideñas cada vez más gente participa en el amigo invisible, una tradición en la que cada grupo pone sus reglas para hacer un regalo. La búsqueda no siempre es fácil, según quien nos toque, puede ser un auténtico quebradero de cabeza. Cada grupo consensua el precio e incluso algunos, concretan el tipo de regalo. A la hora de entregarlo también se puede plantear como un juego, las redes se llenan de ideas estos días en torno a esta tradición. Mientras en las tiendas aprovechan el tirón y los dependientes se convierten en una especie de prescriptores.
Hay personas a las que las Navidades les molestan. Se les llama los Grinch, nombre proveniente del personaje de ficción que un día robó la Navidad. A ellos no les gusta ni comprar lotería, ni recibir regalos, ni ir a mercadillos navideños. Estas personas esgrimen razones como que odian las aglomeraciones, les supone un estrés comprar regalos o que consideran que los obsequios se dan por compromiso.