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Esto merece una explicación

Las heridas de Guantánamo

Tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, el Gobierno de Estados Unidos construyó a toda velocidad una prisión en la base militar de Guantánamo. Un espacio en Cuba, en tierra de nadie, donde albergar a los detenidos de la llamada Guerra contra el Terror.  Las imágenes de los detenidos con sus monos naranjas, grilletes, ojos y oídos tapados dieron la vuelta al mundo. En esta cárcel llegó a haber casi 800 presos. La inmensa mayoría liberados años después sin que se presentasen cargos en su contra. Ahora en la cárcel de Guantánamo quedan 30 presos, cinco de ellos acusados de terrorismo y conspiración por participar presuntamente en los atentados del 11-S, pero el juicio parece todavía lejano. En este episodio, la corresponsal de RNE en Estados Unidos, María Carou, viaja a Guantánamo para tratar de entender por qué se abrió esta prisión y por qué cerrarla parece ahora misión imposible.

La prisión de Guantánamo ocupa sólo una pequeña parte de la base militar que Estados Unidos mantiene en la isla de Cuba desde hace más de un siglo. Ubicaron la cárcel en este lugar remoto para esquivar la ley. Eso la convirtió en un limbo legal y también en un atolladero logístico...

Un equipo de TVE ha visitado la prisión de Guantánamo,  donde se aprecian las jaulas donde hace años se alojaron los presos con monos naranjas capturados por Estados Unidos. Hoy, muchos como Mohamedou todavía recuerdan el miedo en los ojos de su madre cuando lo arrestaron. El hombre recuerda las torturas de los primeros años: palizas, agresiones sexuales o decenas de días sin dormir. "No sabíamos dónde estábamos", recuerda Mansoor, que fue vendido a la CIA con 18 años.

Guantánamo es una de las prisiones más polémicas del mundo, con presos que nunca han sido imputados o que llevan 20 años esperando un juicio y es también la cárcel más cara. Un equipo de RTVE ha visitado la base. Para llegar hasta allí hay que tomar un vuelo del Pentágono, luego un ferry. La cárcel ocupa solo una pequeña parte de la base militar que Estados Unidos tiene en Cuba y dentro, sólo las playas recuerdan que está situada en el Caribe.

Foto: TVE

Hay un lugar en Guantánamo al que llaman "Campamento Justicia", unas casetas montadas para albergar algún día a los miembros del jurado y a los equipos legales, si llegan los juicios. Dos décadas después del 11S, cinco sospechosos de esos atentados siguen a la espera de un juicio militar. También esperan tres sospechosos de los ataques de Indonesia, bombas en una zona turística de Bali que mataron a más de 200 personas.

FOTO: EFE/Lenin Nolly

Ningún periodista puede ver las celdas actuales, pero Televisión Española ha podido grabar en la cárcel original, donde hace dos décadas empezaron a llegar presos con monos naranjas. 

Este rincón de Guantánamo parece ahora un campo de prisioneros fantasma. Hace tiempo que se llevaron a los presos a otras celdas a las que no nos dejan acercarnos... Éstas son las primeras, jaulas a cielo abierto... aquí empezaron a llegar en 2002 hombres con monos naranjas, capturados por Estados Unidos en medio mundo bajo la sospecha de ser de Al Qaeda.

Una base militar en la isla de Cuba. Tierra de nadie, un lugar donde no aplicaron la ley estadounidense.

Larry Wilkerson era el jefe de gabinete de Colin Powell, el secretario de estado. Él dice que el gobierno se dio cuenta pronto de que la mayoría de los presos eran inocentes, hombres vendidos a la CIA por unos miles de dólares.

780 musulmanes han pasado por Guantánamo, a la mayoría nunca los imputaron y los trasladaron a otros países.

Preview: Getty Images

Desde que abriera sus puertas en medio de la llamada 'Guerra contra el terrorismo' lanzada por el presidente de los Estados Unidos, George W. Bush, esta cárcel ha acumulado polémicas desde el primer día. Allí, cientos de personas han pasado años acusadas de ser terroristas y que fueron trasladadas allí sin garantías y con denuncias de práctica de torturas. Un reportaje de Carmen Buergo.

Hace 20 años llegaron los primeros presos a la cárcel de la base de Estados Unidos en Guantánamo. Llegó a haber 780 musulmanes reos y sólo unos pocos fueron imputados por comisiones militares. Ahora, 39 presos siguen esperando un destino y 27 no tienen cargos en su contra.

Organizaciones de derechos humanos han denunciado torturas e indefensión de los internos y siguen reclamando el cierre de la prisión.

FOTO: EFE/JOHN RILEY

Estados Unidos ponía en marcha, hace 20 años, la cárcel de Guantánamo en la base que ocupa en el este de Cuba. Su ubicación suponía una maniobra jurídica porque al no estar en su territorio, a los detenidos no los amparaba la legislación estadounidense: quedaban en un limbo jurídico.

Las condiciones inhumanas, las torturas autorizadas por el presidente Bush y el mal trato han marcado estos 20 años en aquella cárcel que viola la legislación internacional y los derechos humanos. Por allí han pasado 780 presos, hoy quedan 39.

Obama prometió cerrarla, pero no lo cumplió. Biden también lo dice, pero no está entre sus prioridades.

Informa Fran Sevilla, corresponsal de RNE en Washington

Los tres presos de Guantánamo acogidos por el Gobierno cumplen diez años en España. Durante todo este tiempo han recibido una paga mensual, viven en pisos de Cruz Roja y están controlados por la Policía. TVE ha entrevistado Yasin, que ha combatido en Afganistán a las órdenes de Bin Laden y que todavía tiene secuelas. "Tengo un sufrimiento profundo clavado en mi cabeza. A veces me dan ataques de ira y destrozo el piso. Sigo viviendo en Guantánamo, aunque ya estoy fuera", cuenta.

Pedro Sánchez se ha convertido esta semana en el primer presidente del Gobierno español que visita oficialmente Cuba en tres décadas. Informe Semanal también ha viajado a la isla para analizar el estado de las relaciones hispanocubanas y comprobar qué queda de España en la que fue su última colonia americana, 120 años después del cataclismo nacional que supuso la pérdida de la joya del Caribe. España, con 250 empresas radicadas en la isla, es el tercer socio comercial de Cuba y el primero europeo.

En el extremo Este de Cuba, Caimarena es el pueblo vecino a la base estadounidense de Guantánamo. Se anuncia al mundo como "la primera trinchera antiimperislista". Acaba de cumplirse 120 años del contrato de arrendamiento que permitió el establecimiento de las primera tropas de EEUU a la isla. El gobierno cubano lleva décadas denunciando el acuerdo y reclamando un territorio que considera "ocupado ilegalmente"

El presidente estadounidense, Barack Obama, ha advertido este martes, en su último discurso sobre seguridad nacional, de que estigmatizar a los musulmanes y actuar como si el país estuviera en guerra con el Islam envalentonaría a los grupos extremistas y tendría un coste humano y moral para Estados Unidos, en una clara alusión a la retórica de su sucesor, Donald Trump.

"Nosotros no imponemos test religiosos como prueba por la libertad", ha dicho Obama en su último discurso sobre seguridad nacional, en Tampa (Florida).

El mandatario saliente se refería así a la polémica propuesta del presidente electo de EE.UU., que asumirá el poder el próximo 20 de enero, de someter a los inmigrantes de ciertos países, muchos de ellos con mayoría musulmana, a una "supervisión extrema" basada en "test ideológicos".

"Somos un país que ha derramado sangre contra ese tipo de discriminación y normas arbitrarias", ha subrayado Obama, sin nombrar en ningún momento a Trump.

  • El presidente de EE.UU. se reúne en la capital cubana con Raúl Castro
  • Ha defendido la libertad de expresión y avances hacia la democracia
  • Castro le ha reclamado el fin del embargo y la devolución de Guantánamo
  • También ha negado que haya presos políticos: "Deme una lista y los soltaré"
  • Ambos han coincidido en que es necesario acabar con el embargo sobre Cuba

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha presentado este lunes el plan con el que pretende cumplir su promesa de cerrar la cárcel de Guantánamo antes de que termine su mandato, en enero de 2017, que plantea mantener en prisiones estadounidenses a los detenidos más peligrosos, entre 30 y 60 presos que afrontan cargos por terrorismo, mientras que el resto serían transferidos a otros países.