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Sita Murt está contenta porque la colección ha funcionado muy bien, se ha vendido y estará, completa, en las tiendas. Un respiro para estos días de incertidumbre y temor.

La propuesta es cómoda, deportiva, y va dirigida a una mujer que se cuida y disfruta haciéndolo. El blanco radiante, seña de la casa, decora en total look todas las primeras salidas con pantalones rectos, tops sencillos y chaquetas de corte depurado.

La otra línea de colores es muy relajada y camina ligera por la gama de neutros, arenas y grises. Tan sólo el amarillo ácido y el verde river están presenten en el desfile. Dos pinceladas de humor y coquetería que dan un aire refrescante a la colección.

Bajo el título Under Beauty la diseñadora esconde su amor por David Lynch. Dice que en sus películas se ve lo que hay dentro de las personas y que en su colección ha querido mostrar qué hay bajo la belleza. Por eso estampa sus propias flores pero muestra también los escarabajos y las mariquitas que corretean entre ellas.

Juanjo Oliva cumple diez años en la moda con nombre propio porque antes ya había trabajado con celebridades como Sybilla. De su trato con ella conserva el gusto por el color y la pasión por los tonos especiales alejados del circuito más comercial.

La colección se inspira en el dorado Hollywood. El diseñador pone énfasis en los hombros, con pliegues y ondas que recuerdan al glamour (pero el de verdad) de Joan Crawford. Oliva los colorea en azul pato y en rosa flamenco, las dos aves que le prestan los tonos de sus plumas, y además los adorna con sutiles joyas de oro con forma de hoja de palmera (más palmeras) obra del libanés Assad Award.

Salvo esas dos concesiones al color, el resto de la colección se entrega al blanco y al negro. Con ellos crea vestidos envolventes, de patrón genial y y tejidos trabajados. Destaca uno negro con un babero fabuloso de chantilly y otros con tubos bordados en oro. Con el regio metal también crea cadenas finísimas que decoran chaquetas y pantalones, o se esconden en el interior para marcar el movimiento de la falda.

Aplausos para la colección de AA de Amaya Arzuaga. La burgalesa firma su trabajo menos oscuro y canalla con una propuesta colorista y muy femenina. Rojos, amarillos y morados se alían con gris perla y crudos para resaltar en el desfile que ha relegado a los negros, tan apreciados por ella, a las últimas salidas.

Amaya trabaja con ansia pliegues planchados para inventarse volúmenes en cuerpos y faldas. Las mini son más mini que nunca y los shorts, también en talla S, se convierten en una de las piezas estrellas de la colección.

No se olvida de los vestidos patchwork de diferentes texturas y destacan los bodys con aires de los años 50. Punto transparente, algodones con barniz y microtafetán se alegran en tonos arena o mostaza ácido, y destacan los bañadores en crudo y rojo.

Música de AC/DC en el desfile de Lemoniez aunque su colección suene más a violín o arpa. Su propuesta, repetitiva, se dibuja en marrones y negros que permiten que se luzcan otros como azules y naranjas.

El blanco se asoma con timidez en las primeras salidas pero va cogiendo confianza y se hace con la colección. Un único estampado, de aire retro, se repite en varios vestidos que parecen el mismo.

Las líneas son muy puras, rectas y enmarcan chaquetas y vestidos de trazo geométrico. Otros vestidos en marrón van abotonados por delante y , como en el resto de la colección, desprenden un aroma invernal.

Destacan, ante tanta sobriedad, los zapatos y los bolsos en colores intensos o blanco. Y sobre blanco ha estampado un gran lazo azul para cerrar el desfile y regalar la colección al público.

Los hermanos Ailanto se inspiran en los pintores nabis y en los cuadros de vidrieras del siglo XIX, pero también en la joyería de la época. Amarillos y verdes cristal comparten paleta cromática con verdes jabón, rosa pastel y crudos o platas. Los hermanos Muñoz han invertido esfuerzo y tiempo en los tejidos para conseguir resultados sorprendentes. Destacan las prendas de lino tratado con acetato que imitan a la piel.

Maya Hansen ha dado el salto desde la plataforma El EGO de Cibeles a la primera fila y ha desfilado hoy junto a Juanjo Oliva, Ailanto y Amaya Arzuaga.

Un video en el que una chica recordaba a Madonna en Erótica ha precedido el desfile que parecía un homenaje a Lady gaga. Dos íconos separados por generaciones, con un público común y las dos son amigas del corsé.

Maya hace corsés y otras prendas para acompañarlos. En negro sado, dorados marbella y marrones correa que aprietan una colección nocturna, salvaje y con detalles fetichistas. Llaman la atención las aplicaciones de pelo, las cadenas metálicas y los flecos de cuero que coloca en las caderas o en los zapatos. Un tanto ochenteras y trasnochadas porque los 80 quieren volver pero con su lado más lúcido, divertido y pijo. ¡ Las sudaderas de Amarras son lo más ahora !

Elisa Palomino se inspira en los jardines y estanques en los que viven las hadas y las ninfas. Su colección es etérea, femenina y está influenciada por las culturas orientales y la época victoriana.

Los vestidos en crêpe de seda recuerdan a la porcelana inglesa de Wedgwood. La tela es azul tocador y los bordados en blanco recrean paisajes chinescos con pagodas, uno de los elementos protagonistas del desfile ya que también han inspirado tocados tridimensionales de Angel Amor que recuerdan a los de Josep Font.

Ion Fiz planta dos enormes palmeras de cartón sobre la pasarela para presentar su colección Moka. Cerramos los ojos y soñamos con cocos, cafetales y brisas del pacífico que nos traen siluetas y tejidos de otras culturas.

Destacan los contrastes de texturas. Fiz mezcla sedas en tonos moka con faldas de rafia y tela de saco, y las faldas de seda con plumas, superfemeninas, conviven con camisas y chalecos de corte masculino. Todo en perfecta armonía.

Mediante impresión digital el diseñador estampa dibujos refrescantes y nostágicos como troncos de árbol, palmeras (que también veremos en Ailanto), ostras y una deliciosa puesta de sol que convierte la falda sobre la que está estampada en una ventana al mar.

Flores y más flores. Un jardín es el desfile de Hannibal Laguna. Rojo geranio, rosa ciclamen, naranja tulipán y verde olivo son los colores de la colección, la primera del diseñador sin vestidos en color negro. Dice Laguna que le ha costado dar este paso pero que está contento con el resultado aunque separarse de él ha sido doloroso, como un divorcio.

Los tejidos están muy trabajados y esconden complicadas labores casi de "ingeniería". Destacan el mikado triple y el lino con hilo de plata que da al tejido la consistencia necesaria para crear volúmenes que parecen las corolas de las flores. Las finas gasas se han tratado para que que luzcan un efecto empolvado y simulen pétalos delicados, y el tul se ha cortado a tijera para que imite a las hojas.

Modesto Lomba dice con orgullo que ésta es su colección numero 51. Para crearla se ha inspirado en la cultura maya y en la predicción que dice que el mundo se acaba en 2012. Modesto no es tan catástrofista y lo interpreta como una renovación, un renacer.

Por eso crea chaquetas y vestidos transparentes que permiten ver el cuerpo de la mujer, desnudo y lleno de vida, para arrancar desde el principio otra vez. Crudos, cremas y otros neutros son los colores base de la colección en la que solo deja paso a un rojo jade y algunos verdes turquesa o jabón.

El blanco se va adueñando del desfile y se ve limpio en vestidos de linea depurada, con asimetrías y juegos en los hombros. Destacan las mangas abiertas para dejar el hombro al descubierto.

A Modesto le apetecía que se notara un efecto de "no cosido, que se viera el interior" y sus prendas tiene flecos o exhiben detalles interiores de cierto aire lencero.

El desfile de Francis Montesinos ha sido una fiesta, un show para celebrar sus 40 años en la moda. El valenciano esquiva las tendencias e idea una colección para festejar su larga trayectoria. Una carrera de éxitos y supervivencias.

Tules, sedas y gasas se tiñen de amarillos y rojos de bandera. Los topos se bordan sobre vestidos que llevan encaje en la cintura y tul fruncido en el hombro. El negro no falta a baile y viste a los chicos que llevan bermudas transparentes que parecen faldas.

David Delfín se ha convertido en Davidelfin. Pero no solo eso, su colección se llama Katharsis y el diseñador dice de ella que es una "purificación y una liberación", y que cuando la tuvo creyó que era una "bomba de relojería y color".

Toda la colección tiene una base en blanco luminoso y la explosión de color inunda los detalles y las aplicaciones. Cada costura y cada cremallera son un lienzo para pintar rojos, amarillos, azules (los primarios ) y verdes. En otros casos cose a la ropa las banderas de tejidos y las cartas de colores haciendo un arco iris multicolor.

Perfecta, de apariencia sencilla pero trabajada con esmero y talento. La colección de Roberto Torreta tiene colores sobrios, ricos tejidos y detalles de costura.

Su paleta cromática navega entre negro, grises, berengena, azul klein y el blanco. Este color se adueña de la colección, combinando con otros o en look total.

Torreta construye juegos de prendas que se montan uno sobre el otro. Chaqueta, camiseta y falda tienen diferentes largos, y se superponen, una idea que se repite en la colección. La línea es muy pura, casi recta. Vestidos y faldas llevan el talle alto, y lucen rebeldes costuras asimétricas bajo el escote.

Agatha Ruiz de la Prada firma su colección más comercial y cercana a la realidad. En su propuesta se mezclan prendas sencillas en colores lisos con vestidos de grandes volúmenes y enormes bandas de colores.

Destacan las camisetas con nudos rematados con pelotas y los bañadores de dos colores. Con Ágatha se rompe la monotonía y vemos estampados de flores grandes, rayas, cuadros y dibujos de mujeres sofisticadas.

Teresa Helbig ha llenado las gradas de la Cibeles Madrid Fashion Week (CMFW) a pesar de presentar su colección la mañana del sábado. Su colección se tiñe de un rosa chicle que se combina con crudos, cafés o dorados siempre en diferentes texturas, algunas tan atrevidas como el lúrex.

No todo son extravagancias en su colección. Helbig utiliza prendas ecológicas como las hechas con tejido de piña y otras en ante trenzado que aporta un efecto de 3D.

El último desfile del día lo firma Miguel Palacio. Llaman la atención los divertidos leggings cuajados de lentejuelas de colores como si fuera el tetris. Palacio los combina con blusas y top en tejidos delicados, como el que cerró el desfile estampado con pinceladas de color y que deja un hombro al aire.

Su propuesta en anticrisis, lujosa, arrogante y atrevida. Las sedas recorren toda la colección y destacan las prendas en guipur con distintos acabados, así como el hilo de lurex y las paillettes.

No hay excesos en los volúmenes, su silueta es rígida y a veces masculina. Los hombros van muy trabajados y se ven abullonados o con pliegues que recuerdan al origami. También los diseña con fruncidos o juegos de lazos.

Angel Schlesser estampa flores en azul y naranja. Una novedad en el cántabro que no suele dibujar sobre sus prendas. Para el próximo verano piensa en un atardecer en el puerto en Palm Spring que se prolonga hasta el anochecer.

En las primeras horas Schlesser viste a la mujer con suaves conjuntos y vestidos en color blanco. Algunos se dejan decorar con tejidos metalizados y trazos de lamé. Las primeras salidas son sencillas, a veces sobrias, pero a medida que avanza el desfile se vuelven sofisticadas y lujosas.

El diseñador se inspira en mujeres con carácter como Bianca Jagger y Lana Turner. Del armario de la primera elige sus fabulosos sastres en blanco y de la segunda un conjunto en tono turquesa.

"Abstracciones" es el título de la colección de Victorio & Lucchino porque se han inspirado en la obra de Robert Delaunay. Los sevillanos dibujan estampados de "papel de aguas" y otros que parecen pintados con un spray.

También se han inspirado en África de donde toman los tonos arena, cálidos y relajados, que adornan con detalles fluor en rosa o amarillo. De las culturas tribales traen mascaras que ellos dibujan con cordones de tul sobre los vestidos o las colocan en el escote a modo de collar.

Destacan las mezclas de sedas naturales con tejidos de nueva generación, y las transparencias en tul que velan lentejuelas y encajes. De sus clásicos recuperan los vestidos cortados al bies, y los echarpes en tamañano grande formados por sus famosas "caracolas".