China no tiene intención de negociar. Pekín ha aumentado sus aranceles a los productos estadounidenses al 125%. Dice que si hay nuevas subidas por parte de Trump, las va a ignorar. EE.UU. cerró ayer su impuesto a los productos chinos del 145%. El argumento de China es de peso: con esos aranceles, ningún producto estadounidense resulta atractivo al mercado chino.
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- La organización advierte que casi 17 millones de ciudadanos necesitan asistencia en el país
- Olof Gill, portavoz del comisario, no ha detallado los puntos concretos de negociación que se tratarán el lunes
- Sefcovic ya ha tenido dos llamadas con su homólogo estadounidense y ahora quiere averiguar hasta dónde pretenden negociar
Hablamos con Fátima Ofkir, una joven liberada tras siete años en una cárcel de Omán por tráfico de drogas hasta que el sultán la indultó el pasado sábado. Ya está de vuelta en España y ha visitado Las Mañanas de RNE donde ha relatado que el camino ha sido "duro y con muchas experiencias". La joven condenada a cadena perpetua tras ser captada por una red de narcotraficantes en España se ha comprometido a "ayudar a otros jóvenes y a otras mujeres no como un ejemplo, si no con la experiencia": "Todo el mundo tiene un momento de vulnerabilidad en el que tratamos de buscar una solución a cualquier precio", concluye.
- Las nuevas tarifas se aplicarán a las importaciones de productos estadounidenses desde este sábado, 12 de abril
- Pekín asegura que si EE.UU. continúa imponiendo aranceles a las exportaciones del país, "China los ignorará"
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha defendido este viernes en Pekín durante su visita a China que la política exterior de España "no va contra a nadie" y que es "coherente con lo que han hecho otras administraciones".
"La política exterior de España no va contra nadie, va en defensa del entendimiento entre países, del orden multilateral y del libre comercio", ha explicado en una rueda de prensa al término de su visita en la Embajada española en la capital china.
Sánchez, que llegó el jueves a China en plena guerra comercial del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, con este país, ha agregado que el mundo necesita que "tanto China como Estados Unidos hablen".
FOTO: AP Photo/Ng Han Guan
Pedro Sánchez se ha reunido en Pekín con Xi Jinping para estrechar lazos, poniendo de manifiesto que el presidente español ve a China como un socio comercial de la Unión Europea en medio del terremoto desatado por Estados Unidos. Julio Ceballos, consultor de negocios en China, ha estado en Las Mañanas de RNE con Josep Cuní analizando la situación y opina que "en el actual contexto de tensiones comerciales globales, España puede jugar la carta de posicionarse como el interlocutor preferido de China ante la Unión Europea". El entrevistado prosigue, diciendo que hay que "aprovechar esta oportunidad de desempeñar un papel estratégico para fortalecernos, actuando como un puente entre Pekín y la Unión Europea sin desvincularse de la política común hacia el gigante asiático".
Al comparar la estrategia china con la estadounidense, Ceballos cree que el país asiático juega una partida muy diferente a la de Donald Trump: "China está jugando a largo plazo, con temple, con cálculo estratégico, y Trump, en cambio, va de farol en una partida de póker bastante cortoplacista que, me temo, no va a poder sostener", afirma. Además, el consultor no está seguro de que Estados Unidos vaya a penalizar a España por este motivo ya que "cualquier país que se tome en serio a sí mismo mejoraría sus relaciones bilaterales con la segunda potencia mundial", comenta.
- El presidente del Gobierno se ha reunido con su homólogo chino en plena guerra comercial de EE.UU. con el gigante asiático
- Xi Jinping pide que España y Europa se opongan a "prácticas intimidatorias unilaterales"
- Desde que se establecieron relaciones diplomáticas en 1973, todos los Gobiernos españoles han impulsado los vínculos con Pekín
- La relación entre ambos es muy asimétrica, con un déficit comercial en favor de China
Este viernes, el presidente de España, Pedro Sánchez, viaja a China. Acompañado por el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, y el de Agricultura, Luis Planas, el Jefe del Ejecutivo quiere reforzar los lazos económicos entre ambos países.
Las relaciones diplomáticas entre la República Popular China y España empezaron hace 52 años, cuando el régimen franquista reconoció al Gobierno chino. Desde entonces, todos los Gobiernos españoles, independientemente de su partido, han apostado por fomentar su relación con Pekín. A veces, incluso obviando cuestiones como los derechos humanos o el autoritarismo del Gobierno chino.
Esta es la tercera visita de Sánchez al gigante asiático en tres años, y, aunque ya estaba prevista desde 2024, la reunión llega en plena tensión por la guerra arancelaria desatada por el mandatario estadounidense, Donald Trump.
- El selectivo español ha conseguido mantener los 12.000 puntos
- En Asia, las Bolsas han vuelto a cerrar en negativo en una sesión marcada por la inestabilidad
La Unión Europea ha dejado claro que su prioridad es negociar con Estados Unidos. Horas después de aprobar la lista de productos a gravar, Bruselas la paraliza durante 90 días, justo después de que Washington anunciara previamente una tregua similar. Esto, sin embargo, no significa que hayan desaparecido todos los gravámenes: Trump mantiene los aranceles del 25% al acero, aluminio y componentes de vehículos europeos, el 10% general y el 145% a los bienes de China.
La Unión Europea y China han acordado analizar la posibilidad de establecer precios mínimos para los vehículos eléctricos fabricados en el país asiático. La propuesta busca ser una alternativa a los altos aranceles que impuso el bloque europeo en 2023.
Un portavoz de la Comisión Europea ha confirmado que las negociaciones ya están en marcha tras una conversación entre el comisario de Comercio de la UE, Maroš Šefčovič, y el ministro chino de Comercio, Wang Wentao.
La UE exige que cualquier acuerdo garantice que los precios mínimos sean tan efectivos como los aranceles actuales, que llegan hasta el 45,3% para algunos fabricantes.
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- Las negociaciones entre el comisario de Comercio de la UE y el ministro chino de Comercio ya están en marcha
- La UE exige que cualquier acuerdo garantice que los precios mínimos sean tan efectivos como los aranceles actuales
- En esta convocatoria estuvo representado el 64,14% del capital social de la empresa
- Además, se ha aprobado la gestión del consejo de administración con el 98,89% de apoyo
- La Administración estadounidense lo ha confirmado a la cadena CNBC
- A los aranceles ya anunciados, se le suma un 20% anunciado a principios de marzo contra el tráfico de fentanilo
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- Fuentes del Gobierno no entienden los reproches del PP a un viaje que estaba pactado con antelación a los aranceles de Trump
- Uno de los primeros efectos de los aranceles es el aumento de la inflación global
- Los impuestos a China empujan al país a buscar productos sustitutivos a los estadounidenses, reduciendo la oferta global
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Los vaivenes en la aplicación de los aranceles de la Administración Trump acaban afectando a la economía global, especialmente a los particulares.
Uno de los primeros efectos en la economía producido por los aranceles cruzados entre Washington y Pekín es un aumento de la inflación global. Los precios aumentan para todos los consumidores, sea cual sea su país de residencia.
En un mundo globalizado donde buena parte de las economías están interconectadas, el sobrecoste arancelario recortará el poder adquisitivo del ciudadano. Este sobrecoste será aún mayor al comprar productos estadounidenses, o ensamblados allí, como un teléfono móvil.
Los aranceles ya encarecen materias primas como el grano. China, al dejar de comprar soja a EE.UU., querrá comprarla en Brasil, que es el mayor suministrador de la UE. Jorge de Saja, director de la Confederación de Fabricantes de Piensos para Animales (Cesfac), aclara que "los fuertes aranceles que China ha impuesto a EE.UU. hace que China vaya a comprar más soja brasileña, lo que reduce aun más los suministro alternativo a la soja americana".
El impacto de una soja o maíz más caros, supone el encarecimiento de los piensos y por tanto la subida del precio de la carne para los consumidores. Este tipo de efectos directos e indirectos pueden hacer rebotar el IPC alimentario.