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Gente desnuda jugando patéticamente en la cámara de gas de un campo de concentración. Son las imágenes que en 1999 mostraba un polémico video del artista Artur Zmijewski, exhibido en el museo de arte contemporáneo de Varsovia y que aún puede verse colgado en su web. En 1999 se exhibió también en Cracovia y levantó ampollas en la comunidad judía que pidió su retirada.

Lo que no se sabía era en qué campo de concentración se había grabado ni a quién pedir explicaciones. Hasta que este verano los Duques de Cambridge visitaron el campo de Stutthof, en Polonia.Un abogado judío que investigaba el video ha reconocido en las imágenes de esa visita el lugar en el que el artista polaco grabó su particular reivindicación de la memoria del holocausto. Este fue el primer campo que se construyó fuera de Alemania y el último que se liberó. Se incluyó en la solución final y en sus cámaras de gas murieron decenas de miles de personas. Ahora algunas de las organizaciones judías en Israel como la Organización de supervivientes del holocausto o el centro Simon Wiesenthal han pedido explicaciones a los gestores del antiguo campo y al gobierno de Polonia.

¿Cómo es posible que el video se grabara y que nadie protestara después?, se preguntan. No es la primera vez que el artista, que pretendía hacer terapia colectiva sobre el trauma a través del juego en el lugar del horror, desata la polémica con su trabajo. Zmijewski también fue noticia cuando grabó a un superviviente retocándose el tatuaje con su número de prisionero en Auschwitz para hablar sobre la memoria.

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Las dos grandes casas de subastas de Nueva York, Christie's y Sotheby's se preparan, de nuevo, para recaudar cifras históricas este mes de noviembre. La primera subastará el Salvator Mundi de Leonardo da Vinci, que pasará a manos del mejor postor, de quien posea unos 100 millones de euros; y The Last Supper (La última cena) de Andy Warhol, cuyo precio de salida es de unos 60 millones de euros, y que fue lo último que creó antes de morir en 1987. En la competidora Sotheby's no van a la zaga. Cabra de Jean-Michel Basquiat de la colección privada de Yoko Ono, sale por 12 millones. Pero también sacan a la venta obras de Bacon, Chagall, Monet y Leger.