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Roberto Álamo, caracterizado como Urtain para Estudio 1

Roberto Álamo, el abrazo al arte

PATRICIA JORGE RUBIO

27/10/2010

Da igual que a su alrededor el movimiento de sus compañeros se acelere y que las voces suenen nerviosas ante el inminente inicio de uno de los ensayos de Urtain. La obra se adapta al renovado Estudio 1. Él permanece tranquilo, mirándome como puede a través de su ojo maquillado para la ocasión, atento, cálido. El tiempo se ha parado, silencio, a escena, Roberto Álamo.

 
¿Cómo se enfrenta uno a este nuevo reto?
Obviamente con mucha ilusión, Urtain es una obra de teatro, es un espectáculo, una historia que debe ser vista por mucha gente. Considero que la hermosura, la belleza debe formar parte de la humanidad, por eso deseo que todo el mundo se acerque a la hermosura, a la belleza, a la cultura, a la sanidad, a la felicidad. El hecho de que Urtain sea visto por más gente que en el teatro, me llena de alegría.
 
¿Qué significa para ti estar en el mítico Estudio 1?
Le comentaba a Alfonso Lara que realmente es una experiencia rara. Yo recuerdo los últimos Estudio 1 como un acontecimiento, junto con 'Un Dos Tres', y todo este tipo de cosas. Cuando no sabía que íbamos a hacer Urtain para Estudio 1, yo iba recorriendo las tiendas en busca de Estudios 1 en DVD, y hace siete ocho meses hice una compra de Estudios 1, Calígula, Doce hombres sin piedad, etc. Para mí es un mito, y de repente te dicen  "vas a hacer un Estudio 1". ¿Eh, cómo? Para mí es una sorpresa y un sueño cumplido.
 
 

¿Un Estudio 1 en especial?

Hay uno que yo vi hace muchos años, que para mí es el mejor que he visto, El okapi

 

¿Cómo ha sido volver a una obra que os ha dado tantas satisfacciones?
Yo estaría haciendo Urtain durante años. De hecho hemos estado años haciéndola, la haría un par de años más, porque me divierte y me hace crecer todos los días.
 
¿Qué crees que la obra aporta a la vida de José Manuel Ibar, crees que la gente lo va a entender mejor?
Sí, yo creo que aporta una recuperación, llámala si quieres histórica, sobre su figura y su recuerdo. Hoy en día la gente menor de 35-30 años no sabe quién es José Manuel Ibar Azpiazu, Urtain, y deberían saber cómo fueron aquellos años en los que él estuvo inmerso. Sobre todo recuperar su memoria, y dar en su justa medida, es decir, fue un campeón de boxeo, un gran campeón de boxeo. No sé por qué a otros deportistas se les recuerda y a él no.
 
¿Cómo haces para que no te afecte el sumergirte en un personaje tan atormentado?
Sí me afecta, pero yo decido que me afecte positivamente, uno puede decidir en qué manera le afecta lo que uno hace o qué signo le da a esa afectación, yo elijo que sea positivo. A mí me conmueve Urtain, lo que pasa en la obra, me conmueve y no me deja indiferente, y cada día hay algo dentro de mí que se rompe y que nace, cada día, como cada día en cada ser humano, quizás más intensamente porque son dos horas condensadas en las que sueltas tus obscuridades y tus demonios interiores, poniéndolos al servicio de algo que yo considero que es positivo y bueno, que es la vida, el teatro. El balance es positivo.

Urtain es una obra muy exigente con el físico de su protagonista, ¿cómo lo has conseguido?

Ocho meses antes de empezar a ensayar decidí que era interesante, ya que no soy famoso, (bueno, ahora con Águila Roja lo soy un poco, pero cuando comencé Urtain no),  que al acudir la gente al combate, a la pelea, a la obra de teatro, al salir, vieran a un boxeador, no a un actor que se ha preparado como un boxeador para hacerlo, sino que ya de primeras, por la forma de moverse, de hablar y de comportarse encima del escenario, tú pensaras que era un boxeador. La idea fue esa, y ocho meses antes empecé a trabajar todos los días, de lunes a viernes, cuatro horas y media diarias, dos de boxeo y dos horas y media de pesas. Coges forma fisíca, lógicamente, pero insisto en que era necesario, y además, me vino muy bien.

¿Qué se va encontrar el público en la obra Urtain?

Yo he sido testigo presencial en muchas funciones de Urtain, he visto en primera fila a una mujer de unos 70 años, con su pelo cardado y su abrigo de piel, y a su lado, un chico con chupa de cuero y con pendiente, y el pelo teñido medio de verde, medio morado, los dos llorando, en primera fila, lo juro, es cierto que lo he visto, lástima que no tuviera la cámara de fotos para en el aplauso hacer una foto y que se viera. Es decir, esto te da una idea de hacia donde viaja Urtain. La obra de Urtain es una obra capaz de emocionar y de tocar a cualquier tipo de público, da igual que tengas 18 que 80, por algún sitio te va a tocar y te va a emocionar.

 

Has compaginado este año la grabación de la serie Águila Roja, el rodaje de la película La piel que habito de Pedro Almodóvar, el Stanley de la obra de teatro Un tranvía llamado deseo, y ahora Urtain para Estudio 1 ¿Te queda tiempo para tus otras pasiones, la fotografía, la poesía?

Para la ternura siempre hay tiempo, para la belleza siempre hay tiempo. En cierta ocasión, oí al mejor actor de España, que ahora debe tener sesenta y pico años, para mí el mejor, que hizo muchos Estudio 1, no voy a decir el nombre. Pero en cierta ocasión le preguntaron "¿y qué pasa con la ternura?" Y dijo: “ En mi generación no hubo tiempo para la ternura”. Pues yo, ahora, que estoy haciendo un Estudio 1, y que soy de otra generación, y que admiro a ese señor, que dijo eso, aunque no estoy de acuerdo, yo, digo: "Para la ternura, para la belleza, siempre hay tiempo".

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