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¿Nos podemos contagiar de coronavirus a través de los ojos?

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¿Qué tiene que ver la COVID19 con los ojos?
¿Hay signos oculares relacionados con la COVID-19? De haberlos , ¿pueden servir como indicador del desarrollo de la enfermedad? Analizamos qué relación hay entre el virus y los ojos.
  • Conchi Lillo es neurobióloga y profesora de la Universidad de Salamanca e investigadora del INCYL (Instituto de Neurociencias de Castilla y León) e IBSAL (Instituto de Investigación Biomédica de Salamanca).
  • El Método es un programa de divulgación científica en torno al coronavirus
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La continua preocupación por infectarnos de coronavirus nos lleva a plantearnos si lo estamos haciendo bien, si estamos tomando las precauciones adecuadas para evitar el contagio. Como ha ocurrido con todo lo relacionado con el avance de la pandemia, hemos ido aprendiendo poco a poco (y a golpe de resultados científicos) cómo se transmite el virus, su mecanismo de acción, qué son los aerosoles y hasta el tamaño de las gotas de Flügge, de forma que hablamos de micrómetros y nanómetros con tanta familiaridad como si fueran los nombres de nuestras mascotas. Pero, ¿qué tiene que ver todo esto con los ojos? ¿Y con el coronavirus?

¿Nos podemos contagiar de coronavirus a través de los ojos?

Al principio dudábamos de si, además de a través de las vías respiratorias, este virus podría transmitirse por el contacto con otras mucosas y se puso la vista en los ojos (¡nunca mejor dicho!). Los primeros estudios relacionados con esta posibilidad fueron publicados por grupos chinos, lógicamente, porque fueron los primeros en detectar casos y donde más contagios hubo al principio. Ya a principios de la pandemia, a finales de marzo, saltaron las alarmas acerca de la posibilidad del contagio a través del epitelio de la córnea, la capa transparente que cubre el iris, o de la conjuntiva del ojo, la membrana mucosa transparente que tapiza la esclera, lo que comúnmente conocemos como el blanco de los ojos y la parte interna del párpado. Entonces se publicaron unos análisis en los que, por un lado, se detectaron partículas víricas en las lágrimas de personas infectadas, y por otro, se inoculó el virus a macacos a través de la conjuntiva para comprobar el potencial de los ojos como posible vía de contagio.

Algunos de estos animales se infectaron. ¿Cómo? La hipótesis juega con la idea de que el virus podría viajar a través del conducto lagrimonasal (también llamado vía nasolagrimal) hasta los pulmones. Por otro lado, también se observó que la carga vírica era inferior si la infección era por los ojos que por vía respiratoria. Todo esto apuntaba a un posible contagio a través de los ojos, aunque de menor importancia. A lo largo de todos estos meses hemos ido sumando más datos y aprendiendo más sobre esta posibilidad, pero aún quedan muchas cosas por conocer.

Transmisión, factible, pero muy baja

Uno de los datos más sorprendentes, y que era desconocido hasta ahora, es que las células de la conjuntiva y de la córnea, ambas células de los ojos, sí que expresan los receptores a los que se “agarra” el coronavirus (los ACE2, como se denominan). Sí, esos que son como la cerradura que conecta con la llave (la proteína S del coronavirus) y que permite su entrada a la célula, la conocida vía de infección. Sin embargo, la cantidad de esta proteína en el ojo no parece ser tan elevada como en las vías respiratorias. En resumidas cuentas, todo apunta a que, aunque el ojo también es una potencial vía de entrada, no cuenta con tantas cerraduras disponibles para el coronavirus como las mucosas de nuestro sistema respiratorio.

El resto de los estudios más recientes indican que, aunque la transmisión es factible, su posibilidad real es muy baja (https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7193031/). En otras palabras: según todo lo anterior, parece que el ojo no parece ser el órgano “preferido” como vía de entrada del virus en nuestro cuerpo.

Y si llevo gafas ...

Un dato curioso en relación con este tema: varios estudios recientes han analizado la probabilidad de contagio entre las personas que llevan gafas y las que no. En uno de ellos, tras comprobar cuántas personas ingresadas por COVID19 llevaban gafas, concluyeron que la gente que las usa son mucho menos susceptibles a contagiarse que las que no las llevan y en otro fueron más allá, ya que comprobaron que el riesgo real de contagiarse con gafas es menos del 6% frente al 16% si no se llevan. Tiene sentido, ¿no?

Por otro lado, alguien que esté contagiado, ¿puede transmitir el virus a través de sus lágrimas? La teoría dice que sí, ya que como comentamos al principio, en la lágrima de las personas contagiadas sí se ha detectado el virus. Si la carga viral de esa persona es alta en sus lágrimas y tenemos contacto directo con ellas, podríamos tocarlas y llevarlas a nuestra cara, donde recordemos, aunque hay posibilidades de que lleguen a nuestros ojos, la entrada preferente para el virus serán las vías respiratorias. De ahí la importancia de no restregarse los ojos, ya que, si estamos infectados y tocamos después algo o alguien, estaremos diseminando el virus. Demos gracias a que las lágrimas no salen disparadas de nuestros ojos ni se diseminan con la misma fuerza que las gotas de Flügge (pequeñas gotas de secreciones, principalmente saliva y moco) que se expulsan de forma inadvertida por la boca y la nariz al hablar o los aerosoles, ¿no?

De todas formas, si todos llevamos mascarilla (como debería ser), las posibilidades de que las gotas que exhala nuestro interlocutor viajen hasta nuestros ojos (u otras mucosas) son remotas y, además, en el caso de que nos hubiéramos contagiado a través del ojo, a día de hoy sería muy difícil saberlo, ya que el virus se internaliza rápido en las células y viaja rápidamente a través de nuestro organismo. Ahora bien, conociendo todo esto, lo más recomendable sería no acercarse mucho a nuestro interlocutor, y mucho menos si no lleva mascarilla, pero sobre todo lavarnos bien las manos para, en el caso de llevarlo en ellas, no arrastrarlo hasta nuestra cara. Obviamente, el personal médico es mucho más vulnerable a estas secreciones, por lo que, en su caso, la protección facial completa en forma de pantalla es más que recomendable.

¿Hay signos oculares relacionados con la COVID-19? De haberlos ¿pueden servir como indicador del desarrollo de la enfermedad? Ya desde el inicio de la pandemia se habían detectado signos oculares relacionados con el contagio por coronavirus. Según hemos ido conociendo más, se ha comprobado que, en su mayoría, estos signos son conjuntivitis, epífora ocular (lagrimeo constante y excesivo) y quemosis, la típica quemazón del ojo junto con irritación. Muchos son similares a los que suceden en otras infecciones víricas respiratorias, aunque en los casos de personas contagiadas por COVID19, estos signos son más severos y más evidentes, principalmente en los pacientes con síntomas graves de la enfermedad, no tanto en los casos leves.

Sin embargo, no parece que estos signos sean un síntoma común en todos los pacientes, aunque en los que sí los presentaron, fueron tempranos, apareciendo incluso antes que los signos respiratorios. Pero atención, esto no quiere decir que porque tengas conjuntivitis o alguno de los otros signos, vayas a desarrollar la enfermedad o al contrario…que porque estés contagiado por COVID19 vayas a sufrir también de problemas oculares. Desgraciadamente, esta es otra de las variables más a añadir a la multitud de síntomas (y secuelas) que se asocian a esta enfermedad y que estamos descubriendo a golpe del paso del tiempo.

Precauciones para evitar el contagio de coronavirus a través de los ojos

Recordad que no es la vía principal de entrada del virus a nuestro organismo, pero siempre está bien reducir los riesgos, así que ahí van algunas recomendaciones. Además de las oficiales que ya conocemos, entre las que “mantener la distancia social” sería la más importante para lo que nos ocupa, voy a atreverme a recomendaros algunas otras más específicas para evitar el posible contagio a través de los ojos:

  • Evitar frotarse los ojos. Esto es obvio para reducir la posibilidad de llevar el virus a los ojos pero ¿sabes cuántas veces te tocas la cara sin darte cuenta? Los estudios dicen que unas 23 veces por hora. De esas veces, un 44% contactamos con las mucosas y de esas, un 27% con los ojos. Así que fijaos en la importancia de tener las manos limpias en los tiempos que corren y en ser conscientes a la hora de evitar frotarte los ojos.
  • Evitar el uso de lentes de contacto. Lógicamente podrían convertirse en una fuente de contagio, porque al manipularlas, si no tenemos cuidado con la higiene de las manos, podríamos llevar el virus hasta nuestros ojos.

Todas las sociedades oftalmológicas han recomendado restringir su uso a lo imprescindible, fomentando en su lugar el uso de gafas (que además sirven de pantalla anti-salpicaduras y reduce el riesgo de llevarnos los ojos a la cara…son una barrera física). Si es imprescindible llevarlas, se recomienda utilizar lentillas desechables y si no lo son, emplear una rutina de limpieza escrupulosa después y antes de uso para evitar contaminaciones.

¿Cómo se hace una limpieza escrupulosa de las lentillas? La Sociedad Española de Oftalmología recomienda: Limpieza con frote mecánico y el limpiador adecuado recomendado, enjuague con solución salina estéril, desinfección mediante peróxido de hidrógeno al 3% (hay kits de pastillas con estos compuestos ya preparados) y enjuague con solución antes de colocarla). Esto nos llevará un rato, pero merece la pena.

¿Cómo evitar que tus gafas se empañen con la mascarilla?

Es una de las batallas que nos ha tocado lidiar a los que, por un motivo u otro, tenemos que llevar gafas. Con la mascarilla se empañan, pero a ver si estos trucos te ayudan a evitarlo. Lo primero, si se empañan es porque esa mascarilla no está bien sellada, ya que sucede porque el aire sube a través de los orificios que quedan alrededor de tu nariz, así que ajusta bien el clip nasal (importante que tu mascarilla lo tenga si usas gafas) y coloca las gafas sobre la mascarilla. Así debería servir.

Ahora bien, las de pasta son más susceptibles a empañarse, porque la mayoría no llevan esas almohadillas que ajustan las gafas a la nariz, así que quedan más pegadas a la cara y… por poco aire que pase desde la mascarilla, se van a empañar, especialmente por la condensación en estos fríos días de invierno. Don’t panic y no uses productos agresivos (como frotar pastilla de jabón) que pueden dañar la lente, ve a tu farmacia u óptica y pregunta por las gamuzas antivaho, las que no necesitan líquidos y que vienen en un pequeño sobre alargado de cartón (no puedo darte más pistas). Te parecerán milagrosas, pero realmente existen gracias a la ciencia, como todos estos datos que hemos ido conociendo y te he contado por aquí.