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El caso Alcàsser: Paco Lobatón nos recuerda su tratamiento en Televisión Española

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Quién sabe dónde - Especial Alcàsser

Los asesinatos en 1992 de tres chicas de Alcàsser (Valencia) siguen estremeciendo al cabo de 27 de años: es difícil encontrar en la crónica negra de la España democrática un episodio más cruel, sórdido y brutal. Un documental de Netflix nos ha devuelto a la actualidad unos hechos que conmocionaron al país y abrieron un debate acerca del papel de los medios de comunicación (sobre todo, de la televisión) en este tipo de tragedias. Paco Lobatón, principal artífice del tratamiento informativo del caso Alcàsser en TVE con su programa Quién sabe dónde, hace autocrítica en el documental producido por Ramón Campos y dirigido por Elías León Siminiani. En una entrevista concedida a RTVE.es, Lobatón se reafirma en el mea culpa, aunque asegura haber actuado en conciencia y no estar arrepentido de ello.

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Hemos recuperado del Archivo de RTVE el programa de Quién sabe dónde grabado en directo el 28 de enero de 1993 en la localidad valenciana, con motivo del hallazgo de los cadáveres de Miriam García Iborra, Desirée Hernández Folch y Antonia Gómez Rodríguez (con edades comprendidas entre los 14 y 15 años). Desde la desaparición el 13 de noviembre de 1992 de las tres amigas, hubo un constante pulso televisivo entre el programa de Lobatón y el de Nieves Herrero en Antena 3: De tú a tú. Las audiencias televisivas entre noviembre y enero fueron muy altas, con la cadena pública siempre por encima de la privada.

El día en que se confirmó el asesinato de las chicas, Nieves Herrero también hizo un especial en directo desde Alcàsser que fue muy criticado por regodearse en el dolor de la familia y allegados de las fallecidas y no renunciar a cortes publicitarios que resultaban muy chocantes. Entre los dos especiales (el de Lobatón y el de Herrero) sumaron esa noche casi 15 millones de telespectadores. El especial De tú a tú y programas posteriores de Esta noche cruzamos el Mississippi de Pepe Navarro en Tele 5 han acaparado casi toda la desaprobación por mala praxis en este caso. Pese a ello, Lobatón reconoce que no hubiera hecho alguna cosa: por ejemplo, sacar el desgarrado testimonio en caliente de la abuela de una de las niñas, que abogaba por matar de cualquier forma a los asesinos de su nieta.

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En el tratamiento informativo del caso hay que distinguir dos fases: la búsqueda de las niñas y el duelo posterior al descubrimiento de sus cadáveres. En cuanto a lo primero, medios policiales coinciden en que la labor de las televisiones no facilitó ni adelantó pista alguna. Quién sabe dónde recogió muchos testimonios de gente que juraba haber visto a las niñas en los lugares más dispares: en el mejor de los casos, era gente que quería creer que eran ellas. Lobatón señala que la cobertura informativa del duelo en su programa fue una continuación natural de la búsqueda iniciada dos meses y medio antes. La desaparición de las tres chicas había eclipsado, por sus especiales circunstancias, a otros casos tratados en Quién sabe dónde (un programa de servicio público emitido entre 1992 y 1998 en el que se reportaron 2.750 desapariciones, de las cuales más de 1.900 fueron resueltas).

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¿Cómo recuerdas el tratamiento del caso Alcàsser en su día, en tu papel de presentador y subdirector de QSD?

Lobatón: La desaparición de Miriam, Toñi y Desirée ocurre apenas un mes después de que Quién sabe dónde se hubiera estrenado en La 1. Aunque ya habíamos tratado casos de gran repercusión, enseguida y durante los 75 días que duró la búsqueda concitó un grado de colaboración de la audiencia sin precedentes. Mis recuerdos tienen que ver sobre todo con esa complicidad que nos hizo sentir que podríamos localizar a las niñas. Una vez, al terminar el programa, nos quedamos en el plató con todo listo porque la policía estaba desalojando un hotel en Zaragoza donde se daba por seguro que estaban.

¿Qué es de lo que más te arrepientes? ¿Quizá del testimonio de la abuela de una de las niñas en el especial grabado en Alcàsser la noche del hallazgo de los cadáveres?...

Lobatón: Prefiero hablar de autocrítica más que de arrepentimiento. Lo que hicimos, lo que yo hice como presentador y como subdirector entonces de QSD, lo hice en conciencia. Ir a Alcàsser para compartir el duelo con las familias de las tres niñas y con la audiencia era la consecuencia lógica y obligada de lo que habíamos hecho durante los 75 días de búsqueda. Sí es cierto que aquel día de enero todo ocurrió con demasiada aceleración y pocos medios. Y una de las consecuencias fue ese vídeo que nunca debería haberse emitido; sí, ese es un motivo clarísimo para la autocrítica.

¿Ha sido injustamente tratado Fernando García (padre de Miriam) por su protagonismo en el caso? Hay quienes dicen que al fin y al cabo solo quería encontrar a su hija y descubrir a los responsables.

Lobatón: Si pierdes una hija como la perdió él, tienes derecho a perder la razón. Pero eso no quiere decir que tengas necesariamente razón.

Paco Lobatón en sus primeros tiempos en TVE

Paco Lobatón en sus primeros tiempos en TVE. rtve

La policía coincide en que la investigación periodística para encontrar pistas conducentes a las niñas no fue útil, ¿crees en cualquier caso que, como programa de servicio público, QSD estaba obligado a ello?

Lobatón: La policía nos acompañó de principio a fin. Con Esteban Gándara, inspector de la Policía Nacional, compartí cada paso, incluidos muchos de los momentos vividos en directo a raíz de las pistas aportadas por los telespectadores. El comentario crítico del guardia civil que aparece en el documental respecto del papel de los medios ignora que durante los dos meses y medio de búsqueda siempre contamos con la participación de portavoces de ese cuerpo. El valor de las pistas no puede medirse solo en términos de resultado, como tampoco puede decirse que fueran inútiles las pesquisas policiales por no haber conseguido detener al principal responsable de los crímenes, Antonio Anglés.

Supongo que te habrá dado que pensar la catadura de la gente que mintió asegurando haber visto a las niñas (ya no solo en el caso Alcàsser sino en cualquier otra desaparición). ¿Qué opinión te merece esto?

Lobatón: No creo que nadie mintiera. Los testimonios y avistamientos eran la expresión de una empatía sincera y de un deseo verdadero de ayudar. Su alcance solo es comparable con lo que se vivió a escala internacional en 2007 con la desaparición de Madeleine McCann. Pero evidentemente cuando conocimos la realidad de lo ocurrido hicimos expresa autocrítica. "A partir de hoy, ustedes y nosotros seremos más exigentes a la hora de aportar pistas y contrastar datos", fue lo que dije a los telespectadores en el primer programa de QSD posterior al trágico final de las niñas. Y propuse a la audiencia una reflexión sobre "el respeto a las personas y los límites de su intimidad".

¿No crees que, aparte de la cuota de culpa de los medios de comunicación, hay también una responsabilidad ciudadana por demandar temas morbosos y luego premiarlos con una audiencia masiva?

Lobatón: El público, la audiencia, toma de lo que hay. La responsabilidad está en el lado de quienes proponen, producen y programan los contenidos. La calidad de la respuesta depende de la calidad de la propuesta. No creo que exista una predisposición morbosa por parte de la gente, y, en cambio, sí pude comprobar durante los seis años que duró QSD cómo la participación activa y solidaria de los telespectadores nos permitió resolver siete de cada diez casos planteados. Tenemos un país con un potencial solidario impresionante, como demuestra que seamos líderes en donación de órganos desde hace más de 25 años.