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Por qué nos gusta el dulce

  • ¿Tiene sentido que terminemos las comidas con un dulce?
  • Muchas veces nos sirve para liberarnos emocionalmente
  • Más consejos de nutrición y salud en nuestra web

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Por qué nos gusta el sabor dulce

Puede que al igual que la mayoría de la gente no concibas una comida completa sin postre. Ese pequeño toque de dulce a modo de cierre y, por qué no, de premio también. Pero si hemos cubierto nuestras necesidades nutricionales con la propia comida, ¿qué sentido tiene este gesto? Vamos a tratar de explicar por qué nos gusta el dulce y por qué nos resulta tan difícil de desterrar de nuestra rutina alimentaria.

El dulce para regular las emociones

De forma totalmente errónea, incluso peligrosa, el dulce supone en ocasiones una vía de escape emocional, una manera sencilla y rápida de paliar sensaciones y sentimientos negativos. Entrar en esta dinámica no solo evitará que ataquemos la causa de nuestro malestar de una forma más directa y productiva, sino que además pondrá en serio riesgo nuestra salud.

¿Por qué lo hacemos? Consumir este tipo de alimentos pone en marcha el sistema de recompensa de nuestro cerebro: se activan ciertos neurotransmisores que nos generan placer con ello, funcionando de igual manera que en otro tipo de adicciones. El efecto es muy rápido y directo, una de las explicaciones de por qué nos gusta el dulce: nos sentimos mal o tenemos estrés y lo utilizamos para solucionarlo.

Pero es que además la constante exposición a este tipo de estímulos hace que con el tiempo necesitemos más cantidad para obtener la misma sensación de recompensa. Por lo que intenta no refugiarte en este tipo de alimentos y productos para mejorar tu estado anímico, sé consciente de la reacción que provocan en tu cerebro y evita depender de ello.

A nivel nutricional

Normalmente, los alimentos que más nos llaman la atención son los que son más perjudiciales para nuestro organismo. Por ejemplo, los dulces o los que contienen harinas refinadas (que ya os explicamos por qué debemos evitarlas en este artículo) nos permiten producir grandes cantidades de glucosa, que provoca en nosotros una respuesta orgánica muy estimulante. Se asimila de forma rápida, estamos más alerta y activos…

La predilección que sentimos por este tipo de nutrientes es una herramienta evolutiva que nos determina a buscar las fuentes de energía más calóricas, para así poder sobrevivir en entornos de carencia. El problema reside precisamente en lo rápido que eliminamos esa glucosa de la sangre, que pasa a convertirse en grasa, y en el proceso nos provoca sensación de abatimiento. Y en ese momento entramos en un círculo vicioso en el que volvemos a tomar estos alimentos para recuperar la sensación de euforia, después vuelve la desazón, etc.

Así que ya sabes, si insistes en tomar postre con las comidas, ¡mejor que sea saludable! Y esperamos que ayudarte a comprender por qué nos gusta el dulce te ayude a decidirte para desterrarlo de tu dieta, o al menos consumirlo con moderación.