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MGF, atrocidad sin fronteras

  • Este tipo de violencia contra las mujeres es una tradición más ancestral que las religiones, a la que nadie puede escapar, a menos que se acepte una muerte social
  • Doscientos millones de mujeres en el mundo han sido víctimas de mutilación genital
  • Aunque el continente africano es el más afectado, Europa no escapa a la ablación, donde se estima que convivimos con quinientas mil mujeres mutiladas

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“Una vez, durante la ausencia de mi padre, mi abuela dijo: Aixa va a cumplir diez años, hay que hacerlo, hay que mutilarla”,  rememora horrorizada una de las doscientas millones de mujeres, víctimas de mutilación genital en el mundo. ”Te metían en una cabaña hecha de piedra; había una mujer y dos personas te sujetaban las piernas”, relata la atrocidad que sufrió Mariama, una guineana mutilada desde los siete años.

cada cuatro minutos, una niña sufre mutilación genital en el mundo

La curandera corta el clítorix de las pequeñas. Sus madres, abuelas o tías colaboran con la violencia de su fuerza, para que la tradición se cumpla. Este suele ser el escenario más común de esta agresión de mujeres contra las mujeres, que arroja una escalofriante cifra estadística, cada cuatro minutos, una niña sufre mutilación genital en el mundo.

Se trata de una tradición ancestral, más antigua que las religiones, de la que nadie escapa si habita una zona donde se practica, a menos que se acepte una muerte social. “Si no te la hacen, te odian, no eres pura”,  continúa Mariama en “MGF, atrocidad sin fronteras”.

África es el continente más afectado. En Kenia, por ejemplo treinta grupos étnicos practican la ablación, a pesar de su prohibición en 2011 y en Egipto, el noventa por ciento de las niñas son mutiladas, ya sean cristianas o musulmanas.

Mariama se opone radicalmente a la atrocidad de la ablación, de la que quiere proteger a su hija de meses. Decidió emigrar a Europa, desconociendo que esta cruel práctica no se detiene en nuestras fronteras. De hecho, se estima que entre nosotros viven medio millón de mujeres, víctimas de mutilación genital. Según un estudio de Unicef Suiza en 2012, el 30% de los profesionales del ámbito sanitario y social estuvo al corriente de alguna ablación.

“¿En Francia, si una mujer quiere que le realicen una ablación a su hija, puede hacerlo?”, pregunta la periodista a Halimata, una francesa mutilada de origen senegalés. “Sí, estoy convencida de ello”, responde con consternación