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FRANCESC TORRES. La caja entrópica (El museo de objetos perdidos)

Emisión 3 de enero de 2018 · La 2

Por
Metrópolis - Francesc Torres

Esta noche Metrópolis dedica su emisión a La caja entrópica (El museo de objetos perdidos) del artista catalán Francesc Torres (Barcelona, 1950), un ambicioso proyecto expositivo y de investigación desarrollado con la Colección del Museo de Arte de Cataluña.

En palabras del artista Francesc Torres: “el museo fabula porque el pasado es irrecuperable, aunque pase y exista siempre en el presente”. 

¿Qué papel cumplen los museos de arte? ¿Qué poder tienen para conservar los fragmentos del pasado? Estas son algunas de las preguntas que se hizo el artista- comisario antes de sumergirse durante dos años en la reserva del museo para recuperar “objetos perdidos”: piezas históricas que se disponen en diferentes ambientes para hablarnos de la lucha del museo para preservar todo tipo de destrucción: el paso del tiempo, fenómenos naturales, guerras, intolerancia religiosa, planos urbanísticos radicales o violencia económica.

“En este proyecto se condensa la casi totalidad del contenido de mi trabajo en el último medio siglo. Por esta razón me ha parecido coherente que se realizara sin la presencia e incorporación de mi obra [la obra es la exposición]. La mejor forma de explicar el mundo es hablando siempre de otra cosa y eso es aplicable también al arte. La manipulación simbólica necesaria para aprehender el mundo es polimórfica. Y el arte, a veces, es algo que ya está ahí y solo espera ser desvelado.” (Francesc Torres)

Una peculiaridad del proyecto es que si bien Torres no ha creado piezas propias para la exposición (ha concebido las distintas instalaciones, combinando piezas antiguas del museo), la muestra sí aborda muchos de los temas presentes relacionados con la Historia y la memoria, que están presentes en obras suyas anteriores como: Accident, de 1977; The Assyrian Paradigm, de 1980; Belchite South Bronx, de 1987; Plus Ultra, de 1988; Destiny, Entropy and Junk, de 1990, y Memory Remains, de 2011.

A lo largo del programa iremos recorriendo junto al artista cada uno de los apartados del proyecto, que van precedidos por una introducción y un epílogo

En El problema judío se puede ver por primera el Retablo de los santos Juanes de Bernat Martorell casi al completo. Esta fragmentación habla de los avatares por los que a menudo puede pasar una obra de arte que es parte del patrimonio nacional y se exhibe de forma permanente en el museo.

"Lo que se muestra mediante la exhibición del retablo es algo de lo que somos todos, finalmente, responsables.” (Francesc Torres)

En La pintura y el fuego maravillan las pinturas realizadas por el artista Josep María Sert procedentes de la catedral de Vic, quemadas y vandalizadas por milicianos al principio de la Guerra Civil, que podrían considerarse unas meritorias obras de arte abstracto.

“El arte moderno lleva en su ADN la destrucción sin precedentes del siglo XX, a veces incluso apriorísticamente. No se puede quemar deliberadamente una obra para que lo sea, sin tener presentes los bombardeos de Dresde o Hiroshima en el archivo subconsciente que compartimos.” (Francesc Torres)

En El estropicio de la ira se reflexiona sobre cómo todos los grandes cambios históricos dejan a su paso ejemplos de iconoclastia revolucionaria, política o religiosa. El retrato del hermano de Napoleón fue rasgado poco después de la Guerra de la Independencia. El busto de la reina Isabel II corrió una suerte parecida.

“No hay ninguna obra de arte en ningún lugar del mundo que esté “perfecta” en el sentido literal de la palabra, es decir, “completa”. A la Victoria de Samotracia en el Louvre no le “falta” nada, dado que se muestra tal como se encontró y la conocemos desde entonces. Lo importante e interesante es el punto en el que una obra se considera íntegra o deja de estarlo, algo siempre abierto a debate.” (Francesc Torres)

En La caja revuelta descubrimos los avatares que sufrieron las pinturas de La Historia de Roma, realizadas por el artista Francesc Pla (el Vigatà), de La Casa Serra, inicialmente Casa Clarós, un edificio del siglo XVIII que ya no existe.

“Una forma de visualizar literalmente los tumbos que da la historia y de enfatizar indirectamente el milagro de la conservación de lo que queda después del accidente (¿de coche? ¡Ah, la modernidad!).” (Francesc Torres)

En El rey vestido en pintura se analizan los retratos conservados de Alfonso XIII y se recuerda la Exposición Internacional de Barcelona de 1929, uno de los eventos del reinado de Alfonso XIII. El edificio del museo: el antiguo Palacio Nacional, construido para la ocasión, también conecta con este singular episodio de la historia de España y Barcelona —irónicamente, una construcción con carácter efímero que debía ser derruida después del evento se ha convertido en receptáculo tutelar del patrimonio artístico de Cataluña.

“Hay, a veces, trazas inefables del espíritu de una época y de la cultura de un país justamente en aquello que se prefiere no ver.” (Francesc Torres)

Francesc Torres La caja entrópica (El museo de objetos perdidos)

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En Poner puertas en/a la calle descubrimos las puertas de Gaudí que fueron abandonas en la calle hasta que el museo las guardó. La Casa Batlló de Gaudí sufrió numerosas remodelaciones antes de ser declarada Monumento Histórico Artístico Nacional en 1969.

“Donde no hay museos no hay historia, no hay memoria, no hay paradigma de excelencia, no hay conciencia ciudadana. Los problemas que se producen en un museo no son sistémicos, son problemas de falta de claridad intelectual.” (Francesc Torres)

Topos republicanos es quizá una de las salas más sorprendentes de la propuesta. Hidden in plain sight o, lo que es lo mismo, escondido a plena luz del día. Esta es la inteligente estrategia que se utilizó después de la Guerra Civil para proteger del fascismo el arte del periodo republicano (1931-1939) de la colección permanente del Museu d’Art Modern, situado entonces en el Parc de la Ciutadella, y del Museu d’Art de Catalunya,en el Palacio Nacional. En lugar de sacar las obras y llevarlas a un lugar más seguro con riesgo de que las interceptaran las autoridades franquistas, se ocultaron en una dependencia de este edificio.

“Se puede conectar este episodio con lo recientemente sucedido con los museos y restos arqueológicos iraquíes y sirios a manos de combatientes del ISIS. En oriente medio casi nada pudo esconderse, aunque la fortuna quiso que algunas esculturas fueran reproducciones de originales, algo que escapó a la percepción de los bárbaros.” (Francesc Torres)

La exposición se despide con “una falsificación” de una obra de Francesc Torres de hace cuarenta años: una ciudad construida con naipes, una imagen que conjuga la fragilidad de la cultura y la presencia del azar en nuestra existencia. Esta falsificación se complementa con elementos únicos que estaban ausentes en la pieza auténtica. La acompañan, como en toda la exposición, sedimentos históricos de la colección delMuseu Nacional d’Art de Catalunya.