El cura de Anguita
Se llama Rafael tiene 61 años. Su padre le enseñó el oficio de albañil. Hizo el servicio militar en Ceuta y aprovechó el tiempo muerto de la mili para aprender griego y hebreo. Vivió un tiempo en un suburbio de Nueva York y desde hace 30 años lo hace en Anguita, un pueblo de la provincia de Guadalajara con tan solo 64 habitantes.
Terminada la carrera y ordenado de sacerdote, Rafael quería seguir estudiando pero el obispo quiso que antes se diera un baño de cura rural. Después hizo el servicio militar y completó sus estudios bíblicos. Finalmente recaló en Anguita.
Rafael, como buen cura rural, es “todoterreno”. Hace las tareas de la casa y se prepara la comida. No quiere que nadie sirva a quien se ha hecho cura para servir a los demás.Se pone el mono de albañil para restaurar las iglesias y ermitas de sus parroquias. Corta leña para calentar su casa en invierno porque por estas latitudes el frío pega fuerte. Y ejerce cura las 24 horas del día. Con cinco pueblos a su cargo no le falta trabajo.
Rafael sabe inglés, latín, griego y hebreo. Es licenciado en Sagrada Escritura por el Instituto Bíblico de Roma y la Escuela Bíblica y Arqueológica de Jerusalén. Anguita ha sido la tercera Universidad en la que ha completado sus estudios.