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María Trost, en el corazón de los combonianos

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El padre Rafael Armada tiene 50 años y lleva 25 como comboniano. Acaba de iniciar su segunda etapa en Sudáfrica donde ya estuvo en una misión rural durante ocho años.
El padre Rafael Armada tiene 50 años y lleva 25 como comboniano. Acaba de iniciar su segunda etapa en Sudáfrica donde ya estuvo en una misión rural durante ocho años.

San Daniel Comboni tenía 36 años cuando fundó en 1867 el Instituto Misionero para la Nigrizia. Por aquel entonces, a finales del siglo XIX, la Santa Sede se estaba planteando cerrar las misiones en el continente negro. La evangelización de África estaba siendo un fracaso y muchos misioneros jóvenes estaban muriendo. Los Misioneros Combonianos son los que impulsaron el sueño de su fundador. Querían salvar África por medio de África. A lo largo de todo el año 2017 la congregación de los Misioneros Combonianos del Corazón de Jesús celebra el 150 aniversario de su fundación.

El cementerio de la misión sudafricana de María Trost recuerda los nombres de medio centenar de misioneros que dejaron sus vidas en este país. Aquí llegaron los combonianos hace más de 90 años, un 11 de febrero de 1924. Desde entonces no han dejado de trabajar por el Reino de Dios al servicio de la iglesia local. Los tres primeros llegaron en barco desde Europa, hasta el actual Maputo, en Mozambique. Un segundo grupo, con los misioneros expulsados de Sudán, se unió a ellos para fundar la primera misión comboniana en Sudáfrica, un país donde el catolicismo apenas tenía presencia. María Trost es la piedra angular de los 35 misioneros combonianos que trabajan hoy en Sudáfrica. Tres de ellos, españoles. Es también el pilar en el que se sustentan sus nueve misiones; el alma de la diócesis de Witbank; un centro de espiritualidad; y el pulmón de la formación católica en una región eminentemente protestante.

Comboniano español

El padre Rafael tiene 50 años y lleva 25 como comboniano. Acaba de iniciar su segunda etapa en Sudáfrica donde ya estuvo en una misión rural durante ocho años. De ahí fue destinado a España donde estudió la carrera de Periodismo y trabajó en la revista “Mundo Negro”. Durante seis años compaginó la universidad y la prensa con la atención pastoral a los inmigrantes de habla inglesa, especialmente nigerianos. Desde hace unos meses sus superiores le han encomendado una nueva tarea, la de dirigir este centro pastoral tan importante para los combonianos.

Los cuatro religiosos que forman la comunidad de María Trost rezan juntos dos veces al día. Comienzan la jornada a las seis y media de la mañana en la capilla lateral de la iglesia para recitar los salmos del día y poner la jornada en manos de Dios. Al atardecer, nuevamente, se vuelven a reunir para rezar el rosario y continuar con la salmodia correspondiente a las vísperas del día.

Escuela

La escuela Sizo, de María Trost, tiene 305 alumnos en sus siete cursos de Primaria. Sólo tres de sus nueve profesores son católicos. Gift es una de ellas. Además de dar clase a los niños de tercer grado es catequista en la parroquia y forma parte del coro. Ella ha sido una de las personas que más se ha interesado en que la escuela ofrezca formación católica a los alumnos. La escuela que fundaron los combonianos en los terrenos de la misión fue expropiada por el gobierno sudafricano en los años 60.

La llegada de PUEBLO DE DIOS coincidió con la primera reunión entre la misión y la escuela. El padre Rafael fue invitado por la dirección educativa con el objeto de organizar la educación religiosa en el centro. Esta escuela de Lydenburg, en la misión de María Trost, está algo alejada de los dos grandes barrios que forman la ciudad.

Han pasado 23 años desde que acabara el injusto régimen del apartheid. Los misioneros llevan aquí casi cien años. Los regímenes políticos pasan, pero su presencia y su mensaje sigue siendo el mismo. Desde que llegaron se dedicaron a cultivar la tierra y a enseñar a los que no sabían. A cuidar a los enfermos y a procurar una vida mejor para todos, especialmente para los que lo tenían más difícil. María Trost, es el corazón comboniano de la misión en Sudáfrica.