Un tornado devastador arrasa la Villa y hace que Hernán descubra que Gonzalo es su hermano
- Te contamos el capítulo 78 a través de los mejores momentos
- Aviso: si no has visto el capítulo el texto te puede desvelar algunas tramas
El capítulo 78 de Águila Roja se ha convertido uno de los más intensos de la historia de la serie. El paso de un tornado ha cambiado para siempre la vida del Comisario, ha destrozado calles y casas y ha puesto en peligro de muerte a nuestros protagonistas. Sátur lo anunciaba: "Uno cree que es dueño de su destino y que con la voluntad lo controla todo y entonces algo que no depende de sí mismo trastoca las cosas, y lo que debería estar oculto, sale a la luz..."
El sonido que lo precedió ya hacía presagiar lo peor...
Es debido a las consecuencias del terrible tornado que Hernán se va a enterar de la forma más tonta de quién es su hermano. El viento ha roto la ventana de la habitación en la que yacía con Lucrecia. Con los cristales y otros desperfectos ha entrado un trozo de pergamino. Contiene un dibujo con un árbol genealógico... ¿Es cierto lo que está leyendo?
Hernán se apresura a comprobar lo que ha leído. Ordena detener y apresar en secreto a Gonzalo. Después pide que le inyecten por vía intravenosa una especie de suero de la verdad, una droga que le anulará la voluntad y la memoria. Con Gonzalo drogado todo será más fácil. El Comisario se esconde tras una monstruosa máscara. Y comienza a preguntar. ¿Quién es tu madre? ¿Tienes hermanos? ¿Quién es tu hermano? El Comisario está fuera de sí. Gonzalo contesta: “Mi hermano es el Comisario”
El Comisario deja a Gonzalo tirado en la villa. Cuando despierte no recordará nada. Y Hernán entra en una crisis existencial nunca antes vivida. Solo, en el bosque, busca entre sus recuerdos a su hermano y vemos a Hernán y a Gonzalo niños. Mientras, Águila Roja busca también en el bosque pistas que le lleven a saber qué le ha sucedido, respuestas a las marcas que tiene en las muñecas. En esas están los dos cuando un fuerte viento comienza a levantar las hojas y a arrastrar ramas, un nuevo tornado avanza imparable hacia ellos. A caballo, los dos hermanos escapan al galope. Pero el Comisario cae, y el huracán está a pocos metros. Gonzalo lo mira y…
No es el único problema de Gonzalo. Para su tristeza, Margarita se ha ido. Confiesa en una carta que ha decidido entregarse a Dios. Nuestro héroe ha intentado encontrarla en el Monasterio benedictino de San Juan, pero no ha habido suerte. No sabe que ella se ha negado a verle. Desesperado, Gonzalo se planta en el despacho de Monseñor Adrián y le exige explicaciones. Monseñor Adrián es mucho Monseñor Adrián y le contesta de la forma más dura: “Quizá Margarita ha pensado que sirviendo a Dios puede tener algo que usted no le da”. Gonzalo se muerde la lengua como puede...
Las campanas del Monasterio de San Juan no paran de sonar. Es señal de alarma. A sabiendas de que una hija ilegítima del Rey se encontraba allí, varios hombres han irrumpido en el lugar y amenazan al Rey con matarla si no ayuda al pueblo tras el paso del huracán. El Rey no acepta chantajes y manda a su guardia real al Monasterio para que los mate a todos. Alonso, que está allí también porque ha ido a ver a Margarita, es confundido como un chantajista más. Si Águila Roja no aparece, él también morirá…
¿Cómo será ahora la relación de Hernán con Gonzalo? ¿Luchará Gonzalo por Margarita? ¿En qué lugar queda el Monseñor Adrián? Os dejamos con el avance del próximo capítulo:
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