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Leviathan y las estructuras vivas

  • La compañía Living Structures ponía en escena una adaptación de Moby Dick
  • Living structures crea decorados cambiantes que obligan al espectador a desplazarse por el espacio teatral
  • Isabel Ordaz protagoniza “LÚCIDO” del dramaturgo argentino Rafael Spregelburd
  • Otro thriller que juega con la realidad y la ficción es “EL VENENO DEL TEATRO” de Rodolf Sirera
  • Mi reino por un caballo se emite el martes, 11 de diciembre, a las 00.30h., en La 2 

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Mi reino por un caballo - 11/12/12

El teatro, en La 2El teatro, en La 2

Arantxa Vela dirige la revista especializada en danza y teatro de La 2 de TVE.

"Mi reino por un caballo" es un programa sobre actualidad de las artes escénicas que se emite en La 2 de TVE la noche entre los martes y los miércoles, a las 00.15 horas, en La 2 de TVE

El otro día fui a las Naves del Español a ver un espectáculo de algo que llaman teatro de inmersión. La compañía Living Structures ponía en escena una adaptación de Moby Dick. Living structures, estructuras vivas, crea decorados cambiantes que obligan al espectador a desplazarse por el espacio teatral para acoplarse a lo que ocurre, a lo que los actores plantean. El público no se sienta ni observa nunca la acción desde fuera. Forma parte de la historia o está inmerso en ella. 

Por eso era importante que el público moviera su cuerpo, reaccionara con él, que no se limitara a sentir y pensar

Leviathan, que así se llamaba el espectáculo, era una sucesión de imágenes impactantes, poéticas u oníricas, como se prefiera, que sugerían, más que retratar,  el enfrentamiento entre Acad y la ballena blanca. Klaus Kruse, el director, me contó en la entrevista que no sólo querían acercarse al espectador intelectual y emocionalmente, sino también físicamente. Por eso era importante que el público moviera su cuerpo, reaccionara con él, que no se limitara a sentir y pensar.

Días después dieron en el telediario la noticia de que un “impostor” había firmado un contrato con Ucrania, creo, en nombre de gas natural. Había conseguido engañar a los ministros y a toda la plana mayor del gobierno del país. Alucinante. Para completar la información, el reportaje hablaba de otros impostores que se habían hecho pasar por jeques o que tenían por costumbre colarse en las fiestas de más relumbrón.

Mi cabeza dio un vuelco porque me parecía una idea espectacular

Mi cabeza dio un vuelco porque me parecía una idea espectacular. Un espectador inmerso en la ficción y un impostor sumergido en una realidad que, con su acción, iba convirtiendo en una gran mentira. Lo siguiente que me planteé fue si estos farsantes disfrutaban por sentirse dentro de un mundo de fantasía con unos yos fantásticos o si eran los únicos que no se creían nada de lo que estaba ocurriendo y estaban obligados a la frialdad, a vivir desde fuera la comedia que se estaba representando, justo lo contrario que Klaus Kruse, el directo de Living Structures, nos proponía. ¡Qué lástima! Me pareció triste ser el artífice de un juego que no se puede disfrutar.

Si dejamos a un lado la estafa y el delito, ser capaz de simular una personalidad y convencer a gente que está rodeada de personal de seguridad, de controles y medidas de protección, no deja de ser una fechoría meritoria por lo difícil. Tiene también algo de megalomanía infantil.

A veces me pregunto si esto del cine y el teatro no es otra cosa que un intento más o menos fallido de reproducir los sueños

A veces me pregunto si esto del cine y el teatro no es otra cosa que un intento más o menos fallido de reproducir los sueños. De ahí que vayan ganando siempre la partida aquellas ficciones que nos hacen creer en lo que está pasando, que nos rodean y envuelven con su arte y consiguen que nos sintamos inmersos en una fantasía. ¿Acaso no es así el mundo real? Un decorado que nos rodea, nos maravilla, que no nos obedece y al que nos tenemos que acoplar. Ésa debe ser entonces la gracia del impostor, que por un momento consigue que la rebelde escenografía que es el mundo, se pliegue a su capricho.

Y además...

Arrancamos el programa con imágenes de Criaturas particulares, el trabajo que Roberto White ha presentado en la última edición del TITIRIJAI, el festival internacional de títeres que se celebra todos los años en Tolosa.

Isabel Ordaz protagoniza “LÚCIDO” del dramaturgo argentino Rafael Spregelburd. Un thriller tragicómico que mezcla sueño y realidad y que parte de una vuelta a casa. Lucrecia regresa al hogar familiar para reclamar su herencia y algo más. Amelia Ochandiano dirige esta obra que se representa estos días en el teatro valle Inclán de Madrid.

Otro thriller que juega con la realidad y la ficción es “EL VENENO DEL TEATRO” de Rodolf Sirera.  El texto pone en escena dos formas distintas de entender el arte de poner en escena. Encarnadas estas posturas contrapuesas por Daniel Freire y Miguel Ángel Solá, lo que esta pieza plantea es si el actor debe o no identificarse con los sentimientos del personaje, si emplear técnicas no naturalistas aleja al espectador del drama que se representa.

Del festival catalán TEMPORADA ALTA ofrecemos un reportaje sobre La Bête de David Hirson. Después de su éxito en Broadway y en el West End de Londres, llegó esta pieza con dirección de Sergi Belbel al Teatre Nacional de Catalunya. Este trabajo también presenta un duelo teatral en este caso entre un dramaturgo de prestigio y un actor callejero a los que un príncipe obliga a trabajar juntos.

Aún nos quedan imágenes del pasado MADRID EN DANZA. La compañía neoyorkina GALLIM DANCE, que dirige la coreógrafa Andrea Miller, nos sorprendió en año pasado con su montaje por su alegría y sentido del humor.  En este certamen presentó una coreografía diferente, BLUSH. Según avanza el baile y con movimientos que recuerdan a las luchas tribales, los bailarines van perdiendo el polvo blanco que los recubre dejando ver el color de la carne, evocando de esta manera los momentos en los que uno se sonroja.

La compañía británica LIVING STRUTURES llevaron a las Naves del teatro Español de Madrid su adaptación de Moby Dick. Titulada LEVIATHAN, se trata de una propuesta de lo que llaman teatro de inmersión. Durante la representación, el espectador no se sienta sino que se desplaza según varían las estructuras que forman el decorado. Las transformaciones que éste va sufriendo, son uno de los elementos que este grupo utiliza para contar una historia.