Enlaces accesibilidad

Documentos TV. "El laberinto autista"

Por
Documentos TV - El laberinto autista

FICHA TÉCNICA

Producción: TVE

Guión: Concha Inza Romea

Realización: Rosa de Santos Buendía

Imagen:

Guillermo Veloso

Antonio Pérez

Elena Guerrero

Sonido:

Beatriz Zurera

Susana García

Montaje: Ricardo Lago

Posproducción: Miguel Ángel Ortiz

Grafismo: Susana Torremocha

Sonorización: Senén Feito

Ambientación musical: Beatriz Martín

Clasificación: mayores de 7 años

Cuando se dice de una persona que padece autismo, lo habitual es que se asocie con alguien que vive en su mundo, del que no quiere o no sabe salir. También se utiliza con ligereza el término 'estar autista' referido a quien parece estar ausente. Pero la complejidad de los trastornos del espectro autista, del autismo, es difícil de imaginar hasta que se hace un acercamiento profundo al tema.

Las mil caras del autismo

Lo más sorprendente en un primer momento es comprobar el amplio y variado abanico de perfiles que están incluidos en ese trastorno. Los especialistas hablan de las mil caras del autismo porque entre ellas se encuentran, desde casos con una gran discapacidad, entre el 20 y el 30 por 100 de los afectados no llegan a desarrollar el lenguaje, hasta personas con altas capacidades y unos cocientes intelectuales extraordinarios

En cualquiera de los casos, independientemente del desarrollo del lenguaje y de las capacidades intelectuales, para llegar a un diagnóstico de autismo se tienen que dar comportamientos autistas, es decir alteración en la sociabilidad, en la comunicación,  tanto verbal como no verbal, y la existencia de intereses restringidos.

En ‘El laberinto autista’ se hace perfectamente visible esa variabilidad. Adrián no habla y su familia tiene que utilizar pictogramas para informarle y para intentar saber lo que quiere en cada momento. Su primo Sergio, va a un colegio ordinario y, con apoyos, aprueba el curso. Virginia tiene una discapacidad grave y es totalmente dependiente, mientras que Jorge, de su edad y compañero de residencia, puede salir acompañado a trabajar en una cafetería.

Síndrome de Asperger

El síndrome de Asperger es un trastorno autista en el que no existen problemas intelectuales, cognitivos o de lenguaje tempranos. Se puede decir que las personas con autismo no tienen inclinaciones sociales y sin embargo, las que padecen síndrome de Asperger sí, aunque sufren dificultades para relacionarse socialmente.

El diagnóstico sigue los mismos principios de los trastornos del espectro autista: las dificultades sociales, el no comprender el lenguaje complejo, la ironía, la utilización de los dobles sentidos, las situaciones sociales o la corriente emocional o social que está sucediendo en un determinado momento. Se calcula que el síndrome de  Asperger es menos de la cuarta de los trastornos del espectro autista.

Para Alberto es más fácil entender cómo funciona una central nuclear que a los niños de su edad

En el documental sorprenden las reflexiones de dos hermanos, de 19 y 11 años con síndrome de Asperger. Cristina,  la mayor, estudia Administración de Empresas en la Universidad de Oviedo. Tiene altas capacidades intelectuales, pero es incapaz de ir sola a la facultad, le cuesta superar sus crisis de ansiedad y no soporta el contacto físico. Alberto, tiene un cociente intelectual todavía más alto que su hermana, pero no entiende lo que le dicen sus compañeros. Para él es más fácil entender cómo funciona una central nuclear que a los niños de su edad.

La importancia de un diagnóstico precoz

Otra cuestión sorprendente es el espectacular aumento en la prevalencia del autismo entre la población general. Se calcula que el 1% es diagnosticado de este trastorno. Las razones que dan los especialistas son: que cada vez se hace una detección mejor y más temprana, que se realiza una búsqueda más activa de estos casos y que ahora se tiende a hacer un diagnóstico de autismo en casos que antes se consideraban de discapacidad intelectual.

Cada persona con autismo sufre unos problemas y unas limitaciones diferentes

Después de permanecer durante semanas rodeada de personas con autismo, de sus familias, de los profesionales que los cuidan, que los diagnostican y que los estudian, hay dos conclusiones claras: que  no se puede hablar de ‘autistas’ porque no existe un patrón, sino que cada persona con autismo sufre unos problemas y unas limitaciones diferentes que, además, van cambiando a lo largo de su vida; y que la detección temprana es fundamental, porque hemos podido comprobar cómo mejoran los comportamientos y la calidad de vida de los niños que reciben un diagnóstico precoz y una pronta intervención.