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Monográfico sobre la artista cubana del "arte de conducta"

Tania Bruguera

Reemisión 15 de julio de 2011 · La 2

Por
Tania Bruguera, "Autosabotaje"
Tania Bruguera, "Autosabotaje"

METRÓPOLIS  dedica su espacio a la obra y al pensamiento de Tania Bruguera (La Habana, 1968); una de las artistas cubanas de mayor reconocimiento. El monográfico propone un recorrido por sus proyectos más destacados, que son matizados por las declaraciones de la propia Tania, que nos concedió una entrevista en profundidad.

Considerada una figura internacional del arte de performance, y creadora del llamado "arte de conducta"; sus trabajos, en muchos casos polémicos, nunca dejan indiferente al espectador, e invitan a una reflexión sobre el presente.

Comenzamos la emisión con el análisis que hace la artista de los peligros que el abuso del "multiculturalismo" y del "exotismo" ha traído a la creación contemporánea, impidiendo a muchos creadores latinoamericanos separar su trabajo de estereotipos, que los mostraban bajo una lectura única. Al mismo tiempo, podremos contemplar algunas de sus primeras obras como EL PESO DE LA CULPA (1997-1999) o CABEZA ABAJO (1996-97). En concreto en Cabeza abajo (1996-97), Tania caminaba por encima de los asistentes: artistas, estudiantes y críticos, mientras los ataba, y les colocaba banderas, como si fueran territorios conquistados.

Pero tal vez uno de los aspectos menos conocidos de su teorización es su absoluto rechazo a la palabra "performance", que considera un anglicismo inaceptable y reduccionista; y a cambio, su creación del término "ARTE DE CONDUCTA", para reforzar la idea de "acción inserta en el día a día". En este punto, nos adentraremos en piezas como EL CUERPO DEL SILENCIO (1997-1998), GIORDANO BRUNO SANTO (2007), o en la impactante instalación: JUSTICIA POÉTICA (2003), que pudo verse en 2003 tanto en la Bienal de Estambul, como en la Bienal de Venecia: un pasillo tapizado con bolsitas de té usadas, entre las que se adivinaban pequeños monitores con imágenes de violencia y vejación.

Formación de Tania Bruguera

Deteniéndonos en su formación, la artista nos confesará su temprano interés por la política, tratando tal vez de resolver las contradicciones ideológicas que sufría desde joven con su padre, político de profesión; y de ahí, su preferencia por determinado arte de compromiso. Al hilo de estas valoraciones, veremos obras tempranas como ESTUDIO DE TALLER (1996); y sobre todo, algunas de sus acciones más políticas: como la serie EL SUSURRO DE TATLIN, entre otras. En su versión de 2008 para la Tate Modern, El susurro de Tatlin nos muestra a dos policías uniformados y a caballo, que utilizan las técnicas de los antidisturbios para controlar a la audiencia; y en el vídeo SOLO UNA PREGUNTA (2008), entrevista a ciudadanos americanos sobre la entonces reciente proclamación presidencial de Obama, para terminar reflexionando sobre el racismo en EE.UU.

Poco a poco, iremos comprendiendo su sutil forma de trabajar que entreteje lo personal con lo político. Y un magnífico ejemplo de esta estrategia es su conocido HOMENAJE A ANA MENDIETA (1988-1997).

Otro asunto que examinaremos con la autora es la importancia que en su obra adquieren los materiales como potentes proyectores de emociones. Baste recordar la carga emotiva del orgánico traje que viste en DESTIERRO (1998-1999); o esa enorme bandera tejida de cabello humano en la versión de la Habana Vieja de EL PESO DE LA CULPA (1997) en la que además, cuelga de su cuerpo un carnero degollado, mientras come tierra amasada con agua, emulando el ritual de suicidio de los indígenas frente a la invasión española. 

Otro momento decisivo en su trayectoria es su traslado a EE.UU y el modo en que afronta trabajar paralelamente en dos sociedades tan opuestas como la estadounidense y la cubana. Tania nos comentará la esquizofrenia creativa que supone esta dicotomía, y analizará algunos proyectos realizados en EE.UU como EL ACUERDO DE MARSELLA (2006), concebido en colaboración con el artista J.Castro: un contrato legal, según el cual, el primero que muera cederá el cuerpo al otro para uso artístico. 

Y paulatinamente, nos iremos adentrando en trabajos cada vez más comprometidos con la realidad social y política de los lugares donde se realizan. En la pieza titulada: 1968-1989 (2008) realizada en Polonia, sitúa a invidentes en uniforme militar, en espacios públicos ligados a acontecimientos de 1968 (ciudades capitalistas) o al socialismo (países ex-socialistas). En TALLER DE CONFIANZA (2007) para la Bienal de Moscú, invitó a los ciudadanos rusos a compartir su recelo hacia el funcionariado con un peculiar coordinador de taller: un ex agente de la KGB: buscando sanar las brechas generacionales; y en la reciente instalación HUELGA GENERAL (2010) para la exposición Dominó Caníbal de Murcia, propuso al visitante intervenir en los murales de la Iglesia donde se realiza el proyecto, con imágenes de propaganda política, reflexionando sobre la última huelga general en España. 

Aunque la artista se defiende de los que la acusan de buscar la polémica en sus intervenciones, no hay duda de que algunas de sus acciones han sido muy discutidas. Podremos ver un fragmento de la comentada versión de  EL SUSURRO DE TATLIN (2009) en La Habana, en la que situó un pódium con micrófono a disposición de los cubanos para que expresaran sus opiniones más allá de la censura; e imágenes de  SIN TÍTULO (2009) en Bogotá, proyecto en el que tras concebir una mesa de debate sobre "los actores del conflicto colombiano" circuló cocaína entre los asistentes.

Pero tal vez su pieza más comentada de los últimos años sea AUTO-SABOTAJE(2009) que pudo verse en la Bienal de Venecia de 2009; en la que mientras Bruguera leía un manifiesto sobre su forma de entender el arte político, disparaba en su propia sien con una pistola real y cargada, siguiendo el juego de la ruleta rusa.

Los que  crean que su obra ha llegado ya a un límite...difícil de continuar... no deben perderse las últimas declaraciones de la artista en las que nos confiesa que tras ser durante años la abanderada del arte político, siente que le ha llegado el momento de apartarse por un tiempo del arte, y pasar a la política activa.