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Dirigir Informe Semanal

Informe Semanal, historia de un silencio

  • Texto escrito con motivo del 30 aniversario del programa

Por
Ana Ramírez Cañil. Directora del programa de 1991 a 1992
Ana Ramírez Cañil. Directora del programa de 1991 a 1992

Llegué a Informe Semanal el último sábado de agosto de 1990. En el Estudio 1 estaban Elena Martí y Jesús Ortiz, mientras se emitía el acontecimiento informativo del verano, la matanza de Puerto Hurraco.

En un silencio conmovedor, la imagen se deslizaba por una calle gris y solitaria, mientras amanecía. Una madre abría la puerta de la calle y gritaba: ¡Vanesaaaaa!. Pocas veces se ha dicho tanto con menos sobre la España Negra.

De momentos como ése debe de estar repleta la historia de Informe, un programa con vida propia. Informe Semanal nació cuando declinaba la dictadura y ha logrado sobrevivir a los gobiernos de UCD, PSOE y PP. ¿Qué más se puede pedir a la cabecera de un informativo de la televisión pública?.

El 17 de enero de 1991, Estados Unidos bombardeó Bagdad para obligar a Irak a abandonar Kuwait. Comenzó así la Guerra del Golfo, la primera guerra "sin muertos" y teledirigida informativamente. Y pese a todas las dificultades, TVE ( Informe Semanal) envió sus equipos a Bagdad, a Jerusalén, a Kuwait, a Jordania.

Explicar ahora la profesionalidad con la que recuerdo que trabajaron esos equipos sería redundante. Muchos de los reporteros, realizadores y redactores siguen hoy en el programa inasequibles al desaliento.

Sin duda, fue la Guerra de Bush padre el acontecimiento que más marcó aquellos meses de mi trabajo al frente de Informe Semanal. El supuesto cormorán, tiznado de petróleo "pretendida víctima de la Guerra del Golfo" se confundía en mi memoria con las manifestaciones en todo el mundo y los tanques destrozados en las arenas del desierto.

Aquellas imágenes de las protestas me recordaban a los manifestantes de la guerra de Vietnam, que había visto de niña. Pero los hippies de los sesenta protestaban contra la guerra y apoyaban, en su mayoría, al régimen sangriento de Ho Chi Min y el Vietcong. En cambio, ni los manifestantes de 1991 ni los de 2003 defienden o apoyan al dictador Sadam Hussein.

Felicidades y salud, Informe Semanal. Espero estar sentada delante del sofá (jubilada, no prejubilada) y seguiros, dentro de otros 30 años, un sábado cualquiera, a las 9.30 de la noche.