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Fritz Kahn, el cuerpo humano como obra de arte

  • Se publica una antología con los dibujos de este pionero del diseño gráfico
  • Convirtió el cuerpo humano en una máquina para explicar su funcionamiento
  • Como era judío, tuvo que huir de la Alemania Nazi para salvar su vida

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Portada del libro 'Fritz Kahn' y una foto del famoso doctor y pionero del grafismo
Portada del libro 'Fritz Kahn' y una foto del famoso doctor y pionero del grafismo

Si queréis saber de donde salió la idea de la película Viaje alucinante (Richard Fleischer, 1966) no busquéis más, el germen está en el trabajo de Fritz Kahn (1888-1968), un médico alemán, pedagogo, autor de textos de divulgación científica y pionero de las artes gráficas que, en los años 20 y 30, revolucionó el mundo del diseño aplicando sus conocimientos médicos a una serie de carteles e ilustraciones que han sido imitados hasta la saciedad.

Un artista inimitable que fue perseguido por los nazis, porque era judío. Tuvo que huir de Alemania para salvar su vida (quemaron y prohibieron su obra) y emigró a Palestina, a Francia y finalmente a Estados Unidos, donde continuó su trabajo. Sin sus revolucionarios dibujos no existirían muchos de los artistas actuales, aparte de que la publicidad sería muy diferente. Por eso es tan recomendable el tomo Fritz Kahn (Taschen), que recoge casi todo su trabajo, durante cuarenta años, y que se edita coincidiendo con el 125 aniversario de su nacimiento.

Unos dibujos que presentaban el cuerpo humano como una máquina, que combinan a la perfección lo científico con lo artístico, y que actualmente nos siguen pareciendo futuristas. Sus ilustraciones se hicieron muy populares en los años 20, 30 y 40, aunque esa popularidad de Kahn no evitó esa persecución por parte de los nazis.

Este fascinante libro está escrito por dos auténticos expertos en la obra de Kahn, los hermanos Uta y Thilo von Debschitz, que incluye más de 350 ilustraciones profusamente comentadas, tres textos originales de Fritz Kahn, así como un prólogo escrito por Steven Heller y un ensayo sobre la vida y obra de Kahn. Un estupendo homenaje a los grandes logros de Kahn que cautivará a los aficionados a las ciencias naturales y a los profesionales de las artes gráficas pero también a todos los interesados en la transmisión visual de ideas. Y a cualquiera que conserve la capacidad de asombro.

Pionero de las artes gráficas

Los logros de Kahn fueron muchos, pero quizá su contribución más importante sea el desarrollo de visualizaciones creativas para explicar ideas científicas complejas (como podéis comprobar en las imágenes).

Aprovechando el auge del cartelismo y el diseño que se vivía en la Alemania prenazi, Kahn se las apañó para explicar el funcionamiento del cuerpo humano de una forma muy visual, sencilla y comprensible, mediante detallados e imaginativos dibujos que imitan la actividad de una fábrica, o que comparan la tecnología de las máquinas con la de la naturaleza.

Unas imágenes que le hicieron muy popular y que permitieron a la gente acceder a conocimientos poco divulgados. En esa época, los años 20, a la gente le interesaban los avances científicos pero, a la vez, los tenía mucho respeto. Y Kahn consiguió vencer esos miedos con sus originales trabajos, como el famoso El hombre como un palacio industrial, que fue dibujado por el arquitecto Fritz Schüler.

Y es que Kahn supo rodearse de un pequeño círculo de excelentes pintores científicos, diseñadores gráficos y arquitectos que llevaban sus ideas al papel.

Perseguido por los Nazis

Fritz Kahn era el hijo de un doctor judío que le proporcionó una excelente educación y fomentó su interés por la medicina, carrera que estudió en la Universidad de Berlín. Aunque también le interesaron la filosofía, la astronomía o la aviación. Fritz Kahn trabajó en un hospital como ginecólogo y cirujano, y en 1912 escribió su primer libro de biología humana.

Durante la I guerra mundial, en 1914, ejerció de doctor militar en los frentes de Francia e Italia, y publicó varios libros, como La célula (1919) y Los judíos como raza y pueblo cultural (1920), en el que atacaba el antisemitismo y el nacionalismo emergentes. También fue presidente de la Jüdische Altershilfe (Ayuda para los ancianos judíos). Por eso, cuando los nazis llegaron al poder, le expulsaron inmediatamente, como a tantos otros intelectuales (incluyendo a Albert Einstein, que después sería decisivo para que Kahn encontrase refugio en EE.UU.). Y sus libros fueron confiscados, prohibidos y quemados. En 1938 sus libros fueron incluidos por los nazis en la lista de escritos dañinos e indeseables.

Tras una vida de lucha y de divulgación científica Kahn falleció, el 14 de enero de 1968, en una clínica de Locarno, Suiza.

Ha llegado el momento de reivindicar la obra de uno de los artistas más influyentes del Siglo XX, con este fascinante libro.