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Fernando Cayo: "'Inconsolable' es un espectáculo terapéutico, curativo y atípico"

  • El actor protagoniza esta obra dirigida por Ernesto Caballero en el María Gerrero
  • Un texto de Javier Gomá que"arroja luminosidad" sobre el tema de la muerte

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Las mañanas de RNE - Fernando Cayo: "'Inconsolable' es un espectáculo terapéutico, curativo y atípico"

Fernando Cayo es el Inconsolable hijo de un padre que acaba de fallecer en la obra de teatro que se puede ver estos días en el Teatro María Guerrero de Madrid. Un texto del filósofo y escritor Javier Gomá, dirigido por Ernesto Caballero.

"Perdí a mis padres hace ya unos cuantos años y esa experiencia me ha ayudado a afrontar este espectáculo de una manera muy luminosa que es como realmente se afronta la muerte en este texto de Javier Gomá", ha aseagurado el actor en Las mañanas de RNE.

Es, dice Cayo, un espectáculo tremendamente luminoso y cargado de sentido del humor "buscando cómo se llega a superar algo que aparece en tu vida y que es aparentemente insuperable".

Su personaje comparte en el escenario el itinerario de sus primeros 40 días de duelo. Un monólogo de aproximadamente una hora y 20 minutos de duración que surge de la propia experiencia personal del autor. "El texto de Gomá llega muy bien al espectador pero para que esto sea así he estado tres meses trabajando intensamente en ello para dar ligereza a un tema tan profundo"-ha afirmado- "La filosofía de Gomá es una filosofía de lo cotidiano, es capaz de poner en palabras sentimientos que uno no sabe muy bien cómo definir, la sutilidad y cierta delicadeza de la vida, esa es una de las grandezas de esta función".

Mensaje de superación verdadera

Según ha explicado el actor, Inconsolable es un espectáculo terapéutico, curativo y atípico "porque no hay cuarta pared, hablo a los ojos de los espectadores porque bajo al patio de butacas". Y no está dirigido solo a quiénes hayan perdido a su padre o a un ser muy querido, "está dirigido a alguien que quiera ver buen teatro".

El mensaje último que lanza el texto es que superar de verdad la muerte de un ser querido supone volver a vivir con muchas más ganas que antes. "Y habla también de la oportunidad que tenemos de dibujar en el lienzo de nuestra vida una imagen armoniosa de lo humano para que la gente que recuerde esa imagen esté lleno de gozo y entusiasmo de la vida".