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Peter Schreier, o Bach como vocación, afitrión de la semana en 'Recóndita armonía'

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Si la de Bach es la música de Semana Santa por antonomasia, el anfitrión de Recóndita armonía no podía ser otro que Peter Schreier, el tenor bachiano por antonomasia también.

El conocido cantante y director de orquesta sajón (Gauernitz, 1935) nos introduce, a través de esa doble faceta musical -bien como tenor, bien dirigiendo- en el mundo expresivo de Carl Philipp Emanuel Bach (en el tricentenario de su nacimiento), en las últimas obras de Franz Schubert -otra de sus especialidades- o incluso en el mundo de la caza como baza (musical); pero, sobre todo, nos recuerda, con sus interpretaciones llenas de mesura y conocimiento estilístico más allá de las modas interpretativas, que su verdadera vocación musical ha sido siempre la música de Johann Sebastian Bach, ya desde que entrara, con diez años de edad, en el mítico Kreuzchor de Dresde.

Tras la muerte, en un absurdo y fatal accidente, del cantante que más honor hizo a su apellido, Fritz Wunderlich, el título de "tenor lírico alemán para todos los usos" (sobre todo discográficos) quedó vacante y acabó siendo ocupado por Peter Schreier, no tanto por su voz -que no ha sido, ciertamente, la más bella del mundo- cuanto por su inteligencia y exquisito acabado expresivo.

Su época dorada fueron los años 60 y, sobre todo, 70 del pasado siglo, convirtiéndose en tenor imprescindible para directores tan poderosos como Herbert von Karajan -que lo sustituiría en sus preferencias por Francisco Araiza en los 80- o Karl Böhm; y era difícil pensar en una representación de gala o una grabación discográfica de música de Mozart o Bach en las que él no participase.

Dejó la escena en 2000 y el canto en 2005, centrándose, desde entonces, en la dirección de orquesta, a la que se dedicaba desde varias décadas antes. Y también en esta segunda faceta han sido Mozart y Bach sus objetivos prioritarios.

No obstante, no hay que olvidarse de sus incursiones en el terreno romántico y posromántico con sus interpretaciones de óperas tan comprometidas como Palestrina de Pfitzner (aunque, al final, la obra se grabase con Nicolai Gedda, de voz más agradecida) o sus inolvidables grabaciones de Alfonso y Estrella de Schubert con Otmar SuitnerLas alegres comadres de Windsor con Bernhard KleeGenoveva de Schumann con Kurt MasurCapriccio con Karl Böhm o, sobre todo, el fabuloso registro de El cazador furtivo de Carlos Kleiber y El anillo del Nibelungo y Los maestros cantores de Nuremberg de Herbert von Karajan.

Recóndita armonía se emite de lunes a viernes a las 19.00h, con Carlos de Matesanz.