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Rafal Blechacz, un poeta del piano

  • Presenta un álbum consagrado a Debussy y Szymanowski
  • El joven virtuoso polaco actúa por primera vez con la OCNE
  • Nacido en 1985, ganó el Concurso Internacional Chopin de Varsovia

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El joven pianista polaco Rafal Blechacz se ha convertido ya por derecho propio, en uno de los artistas más sobresalientes de su generación. Estos días está de visita en España por un doble motivo: su actuación con la Orquesta Nacional de España y la presentación de su nuevo trabajo discográfico consagrado a Claude Debussy y Karol Szymanowski. Entre un ensayo y otro, Blechacz ha atendido la llamada de Redacción de Radio Clásica para compartir su planteamiento estético que actualmente se centra en el contraste emocional y el colorido tímbrico al piano.

Constraste entre Debussy y Szymanowski

La Orquesta y Coro Nacionales de España invitan a sendos artistas emergentes, la violinista española Leticia Moreno y el pianista polaco Rafal Blechacz. Josep Pons lleva la batuta durante los días, 3, 4 y 5 de febrero, en un programa que incluye las Gymnopédies de Erik Satie en orquestación de Claude Debussy, el Concierto para piano y orquesta número 4 en Sol Mayor, Opus 58 de Ludwig van Beethoven, Kalon de Donghoon Shin y una selección de Parsifal de Richard Wagner.

El joven pianista polaco Rafal Blechacz está muy ilusionado por colaborar por primera vez con Josep Pons y la Orquesta Nacional de España. Una cita que coincide con la presentación de su último trabajo discográfico en el que reúne dos autores un tanto diferentes entre sí: Claude Debussy y Karol Szymanowski.

El gran contraste estilístico y emocional entre el impresionismo y el expresionismo es precisamente la razón que motiva a Blechacz para abordar este proyecto. Tal y como hiciera en anteriores ocasiones, Blechacz ha grabado el repertorio después de haberlo interpretado en directo durante los numerosos recitales que ha ofrecido a lo largo de sus últimas giras por diferentes países de Europa, América y Extremo Oriente.

Un cuidado trabajo de perfección técnica y de profunda expresividad que se concreta en un fraseo exquisito y una precisión de relojero a la hora de elegir la articulación más conveniente así como el toque de pedal más adecuado en cada instante. De esta manera, Rafal Blechacz es capaz de extraer un sonido muy plástico en cada nota. Y es que para el artista polaco, el colorido sonoro es una cualidad crucial en la interpretación pianística, especialmente en la obra de Debussy a quien considera como el “rey del color tímbrico”. Y para conseguir ese efecto, Blechacz ha ejercitado el poder de la sinestesia, imaginando un aura dorada para una pasaje específico o en otros, pintando sobre el teclado un abanico de sonidos plateados.

Del compositor francés Claude Debussy (1862-1919) Blechacz ha elegido dos trípticos emblemáticos como Pour le piano (Preludio, Sarabande, Toccata) y Estampes (Pagodes, La Soirée dans Grenade, Jardins sous la pluie), junto con la refinada L’isle joyeuse. Y de su compatriota Karol Szymanowski (1882-1937), Blechacz ha seleccionado un Preludio y Fuga en Do sostenido menor antes de sumergirse de lleno en el abismo emocional de la Sonata en Do Menor, Opus 8, una obra de juventud pero con enorme carga dramática.

Este álbum viene a completar una discografía que incluye el clasicismo de Haydn y Mozart, el poderío de Beethoven y la poesía de Chopin, demostrando así, la versatilidad de Blechacz quien apuesta por abarcar todos tipo de estilos, épocas y autores. Se trata de una visión integral del piano, muy interesante para el público y también muy enriquecedora para el intérprete. El pianista debe acudir una y otra vez a la fuente original de cada obra, el compositor, despojándose en lo posible, de versiones anteriores e ideas preconcebidas. En este proceso, Blechacz encuentra de gran utilidad el estudio de la literatura, la filosofía y la estética de la música, un conocimiento que después se traduce en su interpretación al piano.

Un pianista del colorido tímbrico

Nacido en Polonia (1985), Rafal Blechacz inauguró su vida pública en el año 2002 en la final del Concurso Internacional Arthur Rubinstein. Después vinieron numerosos galardones en otros certámenes de referencia hasta que en el año 2005, recibió el primer premio del Concurso Internacional de Piano Chopin de Varsovia junto con tres premios especiales. Desde entonces, las puertas de los principales auditorios del mundo se han abierto para Rafal Blechacz quien es aclamado ya sin reserva alguna, tanto por el público como por la crítica especializada. A pesar del éxito, Blechacz mantiene una actitud de humildad y dedicación absoluta al trabajo como si fuera un asceta o un artesano silencioso.

Admirador de grandes pianistas del pasado como Arthur Rubisntein, Walter Giseking, Michellangelo Bendetti o Alfred Cotot, Blechacz cree que la relación entre el artista y la audiencia es una experiencia sublime durante el concierto en directo. Y cuando los astros de confabulan para dar con el piano perfecto y la acústica más propicia para cada repertorio, entonces, el público queda hipnotizado por la magia de la música. Un misterio que cautiva a Blechacz desde su infancia cuando a los 5 años de edad descubrió la música de Bach en el órgano de la Iglesia dominical. «Durante toda mi vida he querido ser músico; creo que la música es un lenguaje increíble… Gracias a ella puedo contar cosas que no sabría decir con palabras y expresar emociones inefables. Es una experiencia fabulosa…».