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Las claves de la semana

Del coronavirus a la Cumbre del Clima: seis historias de datos para no perder de vista este curso

  • En DatosRTVE, seguiremos muy atentos a la evolución de la pandemia y la vacunación en el mundo y en España
  • También abordaremos temas como la Cumbre del Clima, el precio de la luz o las inminentes elecciones en Alemania

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Ensanchamos miras para seguir explicando la actualidad a través de datos, gráficos y análisis.
Ensanchamos miras para seguir explicando la actualidad a través de datos, gráficos y análisis.

El curso 2021-2022 ha empezado con noticias buenas y malas en forma de datos. Entre las buenas, el avance de la campaña de vacunación en España, una vez conseguido el simbólico 70 % de población inmunizada. Entre las malas, el precio de la luz o el creciente número de delitos de odio.

Durante mucho tiempo, la COVID-19 ha copado la atención informativa este año y la mayor parte de la dedicación del equipo de datos de RTVE. La pandemia del coronavirus sigue entre nosotros, y no la perderemos de vista, pero vamos a ensanchar miras y habrá otros muchos asuntos de actualidad e historias que explorar a través de datos, gráficos y análisis.

1. Las claves del segundo otoño en pandemia

Esta semana España ha salido del riesgo alto por contagio de coronavirus. La quinta ola ha descendido y la incidencia ya ronda los 130 casos por cada 100.000 habitantes. Las comunidades autónomas levantan restricciones -10.736 vecinos de Cantillana, en Sevilla, son actualmente los únicos españoles en toque de queda-, pero los expertos advierten de que en breve nos adentraremos en el segundo otoño en pandemia.

Está por ver cómo afectarán a las estadísticas la vuelta al cole y el regreso a la oficina, con ratios de alumnos más altos y más trabajo presencial. Y, a medida que llegue el frío, volveremos a pasar cada vez más tiempo en espacios interiores. Por eso, los epidemiólogos y expertos en salud pública consultados por DatosRTVE están convencidos de que habrá una sexta ola, e incluso una séptima; pero esperan que no sean tan grandes como las anteriores y, sobre todo, que no afecten con tanta intensidad a los hospitales. La quinta ola ya ha sido, de hecho, mucho menos letal que sus predecesoras gracias a la vacunación.

Para poder estar alerta, actuar a tiempo y mantener a raya al virus, “nos tendremos que fijar en los indicadores epidemiológicos de siempre”, señala el miembro de la Sociedad Española de Epidemiología Pedro Giullón, pero también habrá que vigilar posibles aumentos de la transmisión, en qué grupos de edad se producen y, en general, controlar cómo se comporta el virus.

“Los grandes indicadores ahora mismo van a ser los contagios y el rastreo”, coincide el portavoz de la Sociedad Española de Salud Pública, Manuel Franco, quien pone el foco en la atención primaria: “Controlar cómo estos sistemas son capaces de recoger quién se está contagiando”.

Elvis García, por su parte, cree que seguiremos esperando a que los hospitales nos digan lo que está ocurriendo. “Idealmente utilizaríamos tecnología móvil, análisis de aguas residuales, una red de rastreo robusta…; pero si no lo hemos hecho con una mortalidad elevada, ahora que ya parece que ‘lo peor ha pasado’ no lo vamos a hacer”, sentencia el profesor de Epidemias y Salud Pública de la Universidad de Harvard.

2. Seguir vacunando aunque no se alcance la inmunidad de grupo

En lo que respecta a la vacunación, España cierra el verano por encima del hito simbólico del 70 % de la población con pauta completa. Y, a pesar de que el ritmo de vacunación se ralentiza semana a semana, tanto los expertos consultados como la proyección elaborada por RTVE coinciden en que será viable alcanzar el 80 % durante septiembre o a comienzos de octubre. Ahora bien, advierten, “hace mucho que sabemos que la inmunidad de grupo puede que nunca se alcance”.

Este ha sido uno de los temas que se han abordado en el recién clausurado congreso de Epidemiología celebrado en León y, como afirma Gullón, las dudas son más que las respuestas. El coronavirus no cumple con todos los requisitos que la ciencia exige para hablar de inmunidad grupal, por lo que “no deberíamos entender que una vez que alcancemos un porcentaje u otro vamos a eliminar el virus, sino que eso servirá para mantener la incidencia muy baja y con muy pocas consecuencias”, explica.

Por otra parte, continúa Franco, “tenemos que hacer un esfuerzo para encontrar a los invisibles, identificar a las personas que no se vacunan”. Inyectar cuantas más dosis mejor y en el menor tiempo posible y, para ello, habrá que trazar el perfil de los reticentes. Países como el Reino Unido ya se han puesto manos a la obra, pero en España estamos empezando a buscarlos. Luego, habrá que convencerlos.

Ahora bien, que la vacunación avance en Europa no sirve de nada si no se incrementan las dosis en el resto del mundo, señala García. El experto recuerda que estamos en una pandemia y que esto solo se acabará si la vacunación llega hasta el último rincón del planeta.

Además, a falta de una seguridad total frente al virus y ante un ritmo desigual en la inoculación, será necesario atender a cualquier factor que pueda modificar el escenario actual. Los indicadores en los que tendremos que fijarnos serán “un poco más complejos” y “no tanto de seguir a diario”, matiza Pedro Gullón.

Algunos, como la aparición de nuevas variantes, ya los estamos monitorizando en DatosRTVE, mientras que otros son estudios que apenas están comenzando y a los que estaremos muy atentos, porque servirán para conocer factores tan determinantes como la efectividad de las vacunas en el mundo real, la duración de su protección o para qué grupos serán necesarias dosis de refuerzo.

3. El precio de la luz no encuentra techo

Otro asunto preocupante de cara al otoño es el precio de la energía eléctrica, que a lo largo de la última semana ha seguido marcando nuevos récords hasta superar la barrera de los 150 euros por megavatio hora (MWh). El precio medio diario de la luz en el mercado mayorista, que en agosto ya superó en ocho ocasiones su máximo, lleva cinco récords más en lo que va de septiembre, que apunta a convertirse en el mes con la electricidad más cara de la historia.

Así, la energía eléctrica que alimenta a hogares y empresas estos días cuesta más del triple de lo que costaba hace un año, lo que penaliza a una economía que esperaba levantar el vuelo a lomos de las ayudas europeas y de la progresiva relajación de las restricciones contra el coronavirus.

La subida del precio, sustentada por el alza del gas y de los derechos de emisión de dióxido de carbono, no tiene visos de remitir en el corto plazo: la cotización del gas para entrega en octubre sigue escalando en los mercados de futuros y este viernes se situaba ya por encima de los 58 euros por MWh, prácticamente el doble que antes del verano.

Esto augura nuevas subidas, ya que el precio del mercado mayorista español es marginal, es decir, toda la electricidad se paga al precio del último MWh comprado, que es el más caro y que suele corresponder a la luz producida en las centrales de ciclo combinado, alimentadas de gas natural. Por eso, el Gobierno, que ha visto como el precio de la luz se ha convertido en su principal problema en este nuevo curso político, trata de encontrar maneras de abaratar la factura, seguramente con nuevas reducciones de impuestos.

4. Una nueva oportunidad de salvar el clima

Y al mismo tiempo que se lidia con los problemas energéticos urgentes, hay que afrontar ya los del futuro inmediato, que pasan por descarbonizar la economía y el conjunto de la sociedad para mitigar en lo posible la crisis climática. Para ello, del 31 de octubre al 12 de noviembre se celebrará en Glasgow la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26), en la que los países firmantes del Acuerdo de París deben renovar y mejorar sus objetivos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.

Más que nunca, la cumbre del clima estará revestida de un halo de urgencia, de necesidad inaplazable de actuar, porque la anterior, celebrada en Madrid en 2019, se cerró sin apenas avances y porque la cita de Glasgow, que estaba prevista para finales de 2020, tuvo que ser aplazada por la pandemia del coronavirus. Es decir, el mundo ha perdido un año más en la carrera contra el cambio climático.

Los datos nos advierten de que, en estos momentos, estamos perdiendo esa carrera: pese a todas las medidas anunciadas, en 2019, el último año completo para el que se disponen estadísticas, las emisiones de dióxido de carbono, el principal de los gases de efecto invernadero -representa tres cuartas partes del total- volvieron a marcar un nuevo récord, con 36.441,4 millones de toneladas. Es un 3,5 % más que en 2015, cuando se cerró el Acuerdo de París, y un 45 % más que en 1997, cuando se firmó el Protocolo de Kioto.

Si no reducimos drásticamente las emisiones, Naciones Unidas estima que la temperatura del planeta subirá tres grados a final de siglo, modificando drásticamente el clima y los ecosistemas. Ni siquiera el respiro que han supuesto los confinamientos obligados por el coronavirus servirá de mucho: aunque se espera que las emisiones de CO2 hayan bajado en torno al 7 % en 2020, eso solo rebajará el calentamiento global previsto para 2050 en 0,01 grados. Y la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera no se reducirá ni un ápice pese al parón causado por la pandemia, al contrario.

La COP26, en este sentido, es una nueva oportunidad para empezar a adoptar medidas verdaderamente eficaces contra la crisis climática. Hay algún motivo para el optimismo, como el retorno de Estados Unidos al Acuerdo de París, pero las últimas cumbres han trasladado una cierta falta de ambición, en el mejor de los casos, y de impotencia, en otros. La mayor responsabilidad estará en los grandes contaminantes: China, Estados Unidos, la Unión Europea, Reino Unido, Rusia y Japón, que representan, junto al transporte internacional, el 65 % de las emisiones.

5. Elecciones en la Alemania post-Merkel: combinaciones de tres elementos

El domingo 26 de septiembre se celebran elecciones legislativas en Alemania. Y de ellas no solo saldrá un nuevo Bundestag y el gobierno que sucederá al de la canciller Angela Merkel, que ha gobernado el país los últimos 16 años. En una nación acostumbrada a la alternancia entre los conservadores de la CDU/CSU y los socialdemócratas (SPD), el decaimiento de sus respectivos apoyos provoca que la gobernabilidad en Alemania pase a ser cosa de tres.

Nuevos actores serán necesarios para construir la mayoría parlamentaria que sustente un Ejecutivo estable. Previsiblemente, las combinaciones implican a cinco de los seis partidos que obtendrán representación parlamentaria, excluyendo a los ultraderechistas de Alternativa por Alemania (AfD), con la que ningún partido quiere pactar.

Y las posibles alianzas han tomado curiosos nombres en referencia a los colores de los partidos políticos alemanes y a cómo estos se combinarían: la alianza Kenia (conservadores, socialdemócratas y verdes), que podría ser la coalición alemana cambiando a los verdes por los liberales. También se habla de la coalición semáforo (socialdemócratas, verdes y liberales) o incluso una singular alianza Jamaica (conservadores, verdes, liberales).

Los sondeos actuales ponen al SDP y a la CDU por delante, que serían quienes tendrían la responsabilidad de intentar formar gobierno. Pero quedan dos semanas para las elecciones y hay margen para cambios.

6. Los incendios más allá del verano

El fuego continúa ardiendo en la Sierra Bermeja de Málaga, pero en agosto, los incendios forestales avivados por la ola de calor ya arrasaron miles de hectáreas en los países del Mediterráneo. Un fenómeno asociado al cambio climático y con efectos recrudecidos este verano, en el que el fuego devastó más del doble de la media de hectáreas que se quemaron en el mismo período en los últimos años, con una situación especialmente agravada en Italia y Grecia.

Con datos del sistema europeo de información sobre incendios forestales, del programa de observación europeo Copernicus y de la NASA, en DatosRTVE estamos monitorizando los incendios activos en las últimas horas en España y en Europa, así como los producidos en los últimos siete días. Y también realizamos un seguimiento de los incendios y hectáreas quemadas en el conjunto de la Unión Europea y en un grupo de países en particular: España, Francia, Italia, Grecia y Portugal.

Con la actualización de los datos referidos por parte del Ministerio de Transición Ecológica, al final del año sabremos si otros grandes incendios engrosan la lista de los más devastadores del siglo en España, como puede ser el caso del ocurrido en Navalacruz (Ávila) el mes pasado.