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Coronavirus

Aulas cerradas: una encrucijada para las familias de Estados Unidos

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El reto de la vuelta a clase durante la pandemia en EE.UU.

A finales de verano, Laura Anguiz recibió un correo que dio un vuelco a sus planes: el colegio de sus hijos le comunicaba que todas las clases iban a ser a distancia. Al menos durante el primer trimestre.

"La primera sensación fue desesperación y no saber qué hacer", recuerda. Millones de familias en Estados Unidos recibían el mismo correo. Los contagios de coronavirus seguían batiendo récords en buena parte del país, y la mayoría de colegios decidieron que no era seguro abrir sus puertas.

Laura hizo lo mismo que millones de padres: empezar a hablar con otros, dejar mensajes en las redes sociales, buscar una solución... y surgió una que se ha puesto de moda: los llamados 'grupos de aprendizaje' o 'grupos de pandemia'.

'Grupos de aprendizaje' o 'grupos de pandemia'

Laura ha organizado dos de esos grupos y ahora su casa, un apartamento al norte de la capital, parece una pequeña escuela. En el salón está la clase de 6 años: su hijo Guillem con un compañero, Julián. En la habitación de los niños estudian los alumnos de 8 años: su hija Giulia y su amiga Ainhoa.

Allí siguen las clases que les da el colegio por internet. Deben conectarse dos horas y media por la mañana y otras dos horas y media por la tarde. Y mientras, Laura, una española que se mudó a Estados Unidos hace un año, intenta poner orden y ver si consigue avanzar en su trabajo.

Es profesora de yoga y ahora hace proyectos por internet. Sabe que en estas circunstancias no podrá abarcar muchos, pero se siente afortunada, porque puede permitirse estar en casa.

'Cooperativa' de padres o profesores particulares

Laura se turna con los demás padres y los niños van cambiando de casa. Su plan es ir agrandando los grupos, hasta cinco niños, para que a cada familia le toque un día a la semana. Lo suyo es una especie de 'cooperativa escolar'.

De una punta a otra del país, otros padres contratan a profesores particulares para que se hagan cargo de los grupos. En internet proliferan las empresas que ofrecen tutores. No todos pueden permitírselo: la opción 'premium', un profesor titulado, puede costar 100.000 dólares por curso, 20.000 dólares por familia si forman un grupo de cinco niños.

Por eso estos 'grupos de pandemia' han abierto un gran debate. En Mineápolis, el distrito escolar denuncia que perpetúan las "desigualdades estructurales". En Denver, han pedido a los padres que si forman estos grupos no intenten contratar a profesores de escuelas públicas, porque "quitan educadores a los niños que más los necesitan".

Difícil saber el número exacto, pero algunos maestros han dejado su trabajo para convertirse en profesores particulares.

La desigualdad crece con la pandemia

Millones de niños de Los Ángeles, Miami, Chicago, Houston, Baltimore o Washington no pisarán las aulas de momento. De las grandes ciudades de Estados Unidos, sólo Nueva York mantiene un plan de enseñanza mixto (tres días en casa y dos en el colegio) y para ponerlo en marcha ha retrasado el inicio del curso escolar al 21 de septiembre.

Se ha topado con la oposición de muchos profesores que no consideran seguro volver al colegio. Millones de familias están atrapadas en un difícil equilibrio entre el trabajo, la educación de sus hijos y la prudencia ante la pandemia. Los grupos que para muchos son su único salvavidas, agrandan la brecha entre familias.

Cruzar el río Anacostia y visitar el otro extremo de Washington, los barrios más desfavorecidos del sureste, es atravesar esa brecha. Allí llamamos a la puerta de una vivienda monoparental, la de Shavonne Cooper. Tiene seis hijos.

El más pequeño tiene siete años. La mayor tiene diecinueve. En marzo, cuando la pandemia empezaba a golpear con dureza el país y las escuelas cerraron, la empresa de Shavonne cerró y la despidieron.

Los primeros meses sobrevivió con las ayudas extraordinarias al desempleo que aprobó el Congreso. Cuando se acabaron las ayudas, tuvo que buscar trabajo otra vez. Ya no podía pagar el alquiler ni las facturas ni la comida.

Shavonne tiene que dejar solos a sus seis hijos para ir a trabajar

Cada mañana, sale de casa a las seis y atraviesa media ciudad para trabajar de cocinera. Vuelve a casa sobre las cuatro de la tarde. Mientras tanto, sus hijos se ayudan unos a otros para seguir las clases por internet.

"Ha sido muy duro, muy deprimente", nos cuenta Shavonne, que ha sufrido ataques de ansiedad estos meses. Además de dejar solos a sus hijos y no poder ayudarlos con las clases, tiene miedo de contagiarse en el transporte público y llevar el virus a casa.

Educar sola a seis niños nunca ha sido fácil. Durante años sus hijos recibieron ayuda de la organización United Planning Organization (UPO). Sus voluntarios impartían clases extraescolares en el colegio y los ayudaban con los deberes. Pero ahora la pandemia supone una nueva vuelta de tuerca. "Estoy luchando", nos dice, "pero no sé hacia dónde ir".

Los colegios públicos reparten comidas gratuitas y han distribuido ordenadores y conexiones a internet. Uno de los grandes retos es que ningún alumno se quede atrás. Christine Stoody, profesora en el colegio público bilingüe Marie Reed, nos dice que en las clases virtuales es fácil darse cuenta de las diferencias: "por cómo son las casas, los cascos que usan los niños, la ayuda que tienen... pequeños detalles". Lo más difícil es llegar a los padres que no hablan inglés y conseguir que se conecten y entiendan el nuevo sistema. Otro reto para los maestros es motivar a los alumnos.

Christine reconoce que será difícil enseñarles tantos contenidos como en las clases presenciales, pero destaca que están aprendiendo mucho de tecnología. Para ella es "maravilloso" ver cómo en pocos días han aprendido a manejar varias plataformas.

Dice que los profesores se están volcando para aprender ellos también lo más rápido posible e intentar sacar algo positivo de un cambio tan drástico. "Será muy interesante ver qué cambios va a traer esto para la enseñanza a largo plazo, porque estamos aprendiendo todos: los niños, los profesores y los padres".