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Cumbre del Clima

Juan Carlos del Olmo (WWF): "Cuidar los ecosistemas es la mejor herramienta para luchar contra el cambio climático"

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El secretario general de WWF España, Juan Carlos del Olmo.
El secretario general de WWF España, Juan Carlos del Olmo.

La organización WWF ha acudido a la Cumbre del Clima de Madrid para reclamar el protagonismo ecologista de la cita y vigilar de cerca las conversaciones que se están produciendo en el seno de Naciones Unidas, previas a la cumbre de Glasgow de 2020, que servirá para calibrar con mayor exactitud la evolución del Acuerdo de París y su misión de salvar al planeta Tierra del desastre climático.

Su secretario general en España, Juan Carlos del Olmo, ha hablado con RTVE.es sobre esta COP25 de Madrid, repasando conceptos como justicia climática, modelos energéticos, cumplimiento de objetivos o neutralidad de carbono. Sin embargo, como no podía ser de otra manera, si hay un elemento que sobresale poderosamente en sus palabras es el papel de la naturaleza en este proceso. Del Olmo recuerda que, sin ecosistemas, no hay lucha posible contra el cambio climático.

PREGUNTA: ¿Qué sensaciones le está dejando este arranque de la Cumbre del Clima de Madrid?

RESPUESTA: Creo que lo más importante es que la cumbre se está llevando a cabo. Esto parece algo baladí, pero no lo es. Después de que en Chile no se pudiera celebrar, había mucho miedo de que decayera y diera la impresión de que este tipo de cumbres no son importantes. En este sentido es fundamental que el Gobierno de España haya tomado el testigo y, sobre todo, que no se detenga este proceso multilateral que lleva muchos años construyéndose.

P: ¿Qué espera de ella?R:

Nosotros esperamos algo muy concreto, y es que el papel de la naturaleza y de los ecosistemas se reconozca en la lucha contra el cambio climático. Tradicionalmente se habla mucho de cambiar modelo energético, pero no se habla tanto de lo que ahora se llaman ‘soluciones basadas en la naturaleza’, que es básicamente cuidar de los ecosistemas que nos proveen de servicios y que nos ayudan a luchar contra el cambio climático. Necesitamos que específicamente se ponga el foco de atención en esto.

El año que viene es un año que nosotros llamamos “súper 20-20”.

Estamos destruyendo los ecosistemas que son a la vez la herramienta más barata y más útil para luchar contra el cambio climático. Por tanto, que se reconozca esto es muy importante. Además, el año que viene es un año que nosotros llamamos “súper 20-20”, porque se revisan en Glasgow los objetivos de cambio climático, se revisa el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y se revisan los objetivos del Convenio de Diversidad Biológica; que son como las tres patas de la arquitectura mundial de conservación del medio ambiente en este momento.

P: Decía el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, en su discurso previo a la COP25, que para hacer frente a la emergencia climática hay que cambiar la forma de generar electricidad, de alimentarnos, de desplazarnos, de consumir... Algo que las organizaciones ecologistas lleváis décadas pidiendo...

R: Organizaciones como la nuestra, como WWF, hemos estado desde 1995 en la primera COP en Berlín empujando una tras otra. Y hemos pasado por diferentes fases. La primera fase era aceptar que el cambio climático existía. La segunda fase fue lograr que se entendiera que era el ser humano el que lo estaba provocando. Ahí nos encontramos con el negacionismo más duro, con científicos muy fuertemente financiados…

Cuando superamos esa etapa, empezamos ya a centrarnos en las soluciones, y ahí empezamos a hablar ya de cambiar los modelos energéticos, y volvimos a encontrar la presión de determinados países, aunque ahora por suerte estamos hablando otra vez de soluciones. Solamente algunos reductos se atreven a hablar ya de negacionismo. Hoy las encuestas hablan de que el 80% de la población española considera el cambio climático como una gran amenaza, y eso no ocurría hace unos años.

El modelo energético y el modelo alimentario son los dos vectores que más están destruyendo el planeta.

Lo que decía Guterres es verdad. Hay que cambiar el modelo energético, pero al mismo tiempo el modelo alimentario. Son los dos vectores ahora mismo que más están destruyendo el planeta. Y por supuesto el consumismo, que está por encima de ellos. Y eso es en lo que estamos trabajando desde la base, con productores en crear sistemas de certificación, trabajando con consumidores, trabajando con minoristas… para intentar cambiar ese tipo de modelo.

P: ¿Cree que es un objetivo alcanzable?

R: Tenemos que hacerlo. En los últimos cincuenta años, aproximadamente, que es una sola generación, se ha destruido un millón de especies. En estos cincuenta años ha sido cuando más han crecido las emisiones, cuando más hemos arrasado la naturaleza. Hemos reducido las poblaciones de vertebrados en el mundo un 60%, de anfibios, de reptiles, de mamíferos, de aves... Todo a una velocidad increíble.

Pero eso a nosotros nos preocupa mucho, porque con el cambio climático ya hemos logrado que se hable de ello, incluso que haya un foco político. Ya se sabe lo que hay que hacer. Ahora solo hay que derribar las barreras y acelerarlo. Sin embargo con la biodiversidad es mucho más complejo, porque los factores son múltiples. Agricultura, infraestructuras, fragmentación de los territorios… Son muchas cosas a la vez, y nos cuesta mucho que los políticos enfoquen en el objetivo. No tenemos ese 1,5 grados que tenemos en el cambio climático que nos dice que si cruzas, a partir de ahí se produce el desastre. En la biodiversidad nos falta una meta, un target que la sociedad entienda que no se debe cruzar.

P: Una de vuestras reclamaciones es que la Unión Europea adelante a 2040 la neutralidad de carbono...

R: Es muy ambicioso, porque incluso está por ver si se consigue lo que acaba de anunciar la nueva presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, de alcanzar la neutralidad en 2050. Dentro de la propia Unión Europea existe un bloque muy negacionista, y ahora en la reunión de jefes de Estado y ministros de Medio Ambiente de diciembre veremos a lo que nos enfrentamos.

Ya va a ser complicado con respecto a 2050, sobre todo por ese bloque de Chequia, Hungría y Polonia, que están haciendo una presión enorme. Pero aún así el objetivo de 2050 no es suficiente. La realidad es que necesitamos ser más ambiciosos y alcanzar la neutralidad mucho antes. Saludamos la decisión de la presidenta de la Comisión de hacer de esto un eje de la Unión Europea, creo que es una muy buena decisión, pero nosotros tenemos que pedir más, porque nosotros debemos ceñirnos a la ciencia, no a la política.

P: Dentro de su relativa modestia, España se está mostrando especialmente ambiciosa en materia climática, ¿Cómo valora la actuación del actual Gobierno en funciones?

R: Desde la más absoluta neutralidad política que caracteriza a nuestra organización desde que nació, yo pienso que estamos ante una gran oportunidad. Creo que tenemos un Gobierno que ha hecho de la lucha contra el cambio climático y la transición ecológica su eje. Creo que tenemos un presidente que se lo cree, veremos luego hasta dónde pasan las palabras a los hechos. Creo que tenemos una ministra y un ministerio con muchísimo empuje y con muchísimo conocimiento, y eso no se da muchas veces. Los que llevamos mucho tiempo trabajando en la defensa del medio ambiente sabemos que esa alineación no es frecuente. Por lo tanto creo que tenemos la oportunidad de avanzar.

La propuesta del Gobierno para nosotros se sigue quedando corta.

Aun así, nuestro llamamiento primero es al Gobierno para que sea más ambicioso de lo que se ha planteado. La propuesta del Gobierno para nosotros se sigue quedando corta. El Plan de Energía y Clima que ha planteado la Unión Europea tiene que intentar abarcar más e intentar implementarse más rápido. Nuestro lema con el Gobierno es: más y más rápido. La Ley de Cambio Climático tiene que aprobarse cuanto antes. Tiene carencias, desde nuestro punto de vista, pero también tiene muchas fortalezas para arrancar.

P: El Acuerdo de París se cerró con un clima de euforia. Después de cuatro años, ¿se corresponde este optimismo con la realidad?

R: Como ecologista, tengo que decir que evidentemente me parece lento y un proceso que a veces puede resultar incluso frustrante, pero yo creo que no tenemos simplemente que mirar en la superficie de lo que está ocurriendo. Para nosotros lo más importante del Acuerdo de París es que mandó una señal muy poderosa al mundo, a las empresas y a los mercados. Si tú eres un banco, o un fondo de pensiones, y tienes que pensar en tus inversiones a treinta, cuarenta, cincuenta años vista, ¿dónde vas a invertir, en los combustibles fósiles?

El Acuerdo de París ha sembrado la duda, y ha sembrado también la certidumbre de que vamos en otra dirección.

Para nosotros es la virtualidad de la importancia del Acuerdo de París, el que ha sembrado la duda, y ha sembrado también la certidumbre de que vamos en otra dirección, y eso está empezando a provocar que muchísimos recursos se estén redirigiendo ya hacia las energías renovables, hacia las fuentes limpias de producción de energía en todo el mundo. Por eso no podemos quedarnos solo con lo aparente, ni podemos vernos desbordados por los impactos que vemos cada día, sino que tenemos que ver también lo que está ocurriendo por debajo, y ahí hay una verdadera transformación increíble.

P: Hablemos de justicia climática... ¿Cree que se cumplirá la promesa de destinar 100.000 millones de dólares para países en desarrollo a partir de 2020, dentro del Fondo Verde para el Clima?

R: Me parece que en este momento es un punto fundamental para que el Acuerdo de París sea creíble. No podemos pedir a los países en vías de desarrollo que paguen los impactos que provocan los países desarrollados. Tampoco podemos consentir que recorran el mismo camino que hemos hecho nosotros durante los últimos treinta años usando energía sucia, sino que tenemos que apoyarles para que den el salto a esas sociedades limpias, más modernas. Es una deuda, pero aparte es que le interesa a todo el mundo.

La transición justa va a ser la prueba del algodón para que el Acuerdo de París sea creíble.

Y sin embargo creo que estamos lejos. Creo que va a ser la prueba del algodón, si llegamos o no a conseguir eso. Creo que todos los países tienen que invertir mucho más e invertir de muchas maneras, porque hay muchas maneras de invertir en la transición justa. Por ejemplo, en España tenemos que reflotar nuestra Agencia Española de Cooperación Internacional, que está hundida, y reorientarla hacia cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU en los países donde trabaja.

España debería exigir a las empresas españolas energéticas, constructoras... que trabajan en terceros países y que apoya nuestro Gobierno, que tengan un plan con lo mismo que estamos pidiendo en España: que apostaran por las energías limpias, que no siguieran apostando por combustibles fósiles, que tuvieran un impacto cero en la biodiversidad o se acercaran lo más posible… Tendríamos muchas formas de contribuir además de aportar económicamente.

P: Mucha parte del éxito de la lucha contra el cambio climático pasa por la implicación de las grandes potencias emisoras, como China, Estados Unidos o India...

R: Hay varios talones de Aquiles. Uno es India, que es una incógnita y puede desequilibrar cualquier cálculo. Otro es Rusia, que por suerte ha entrado en el Acuerdo de París aunque no ha hecho sus promesas de cómo lo va a cumplir. Otro es China, que parece que no está dispuesto a aumentar su contribución, su ambición.

El último es Estados Unidos, que es terrible, porque supone un freno muy importante al avance del Acuerdo. Pero, dicho esto, una cosa es el Gobierno de Estados Unidos y otra cosa es lo que está pasando con sus Estados rebeldes, muy avanzados en la lucha contra el cambio climático; o con sus ciudades rebeldes, como Nueva York, o con sus empresas rebeldes, como Coca Cola y muchas otras, que le han dicho a Trump que fuera del Acuerdo de París no tenemos ninguna posibilidad. El contar con estos frenos es muy negativo, pero eso hace que cumbres como la de Madrid sean tan importantes.

P: "Tiempo de actuar" es el lema de esta COP25. ¿Cree que la sociedad civil está actuando lo suficiente?

R: La sociedad civil ha experimentado una evolución enorme en la lucha contra el cambio climático. Por suerte, es un concepto que está en la calle, que se ha popularizado de una forma extraordinaria, y además es algo que ya no pertenece exclusivamente a los grupos ecologistas.Lo más interesante de lo que ha ocurrido en estos años es esa red que se ha ido creando en todo el mundo de gente, plataformas, movimientos feministas, jóvenes, profesores… que han hecho de la lucha por el medio ambiente una causa, y empiezan a estar conectados.

La sociedad civil ha experimentado una evolución enorme en la lucha contra el cambio climático.

Ese es el sistema inmunitario que se está creando alrededor del planeta. Eso es un avance muy importante. Pero queda pasar de ahí a los hechos, y el problema es que todos vivimos en una sociedad de consumo brutal, en una gran incoherencia, incluidos los ecologistas. El siguiente salto será consumir menos, de una forma más inteligente, y vamos a tener que cambiar muchas cosas. Y también los jóvenes, que están acostumbrados a consumir porque les hemos enseñado nosotros. Ese cambio es el que falta.