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La nueva ola de protestas en Irak deja una treintena de muertos

  • Más de 2.300 heridos mientras siguen los enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas de seguridad
  • Se reanudan así las protestas registradas a principios de octubre para pedir servicios básicos en las que murieron 157 personas

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Un grupo de personas protesta en Najaf, Irak, para pedir más servicios básicos y medidas anticorrupción.
Un grupo de personas protesta en Najaf, Irak, para pedir más servicios básicos y medidas anticorrupción.

Una nueva ola de protestas para reclamar mejoras sociales y contra la corrupción ha vuelto este viernes a las calles de varias ciudades de Irak con enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas de seguridad que han causado al menos 30 muertos y 2.300 heridos.

Como lo hicieron a principios de mes, cuando murieron 157 manifestantes, miles de personas se han echado otra vez a las calles en al menos siete provincias portando banderas iraquíes y coreando lemas como "Paz, paz", y han chocado con la represión policial.

Los enfrentamientos entre los manifestantes y las fuerzas de seguridad han causado al menos 30 muertos, por fuego real y por asfixia, además de 2.312 heridos, la mayoría en Bagdad, según el último balance ofrecido por la gubernamental Comisión de Derechos Humanos de Irak.

Los nuevos datos apuntan que 27 edificios gubernamentales y sedes de partidos políticos han sufrido daños durante los incidentes.

Llamamientos a la calma

La televisión Al Sumariya ha informado, por su parte, de que uno de sus corresponsales ha sufrido heridas graves durante la cobertura de las protestas, que se intensificaron después del rezo musulmán de los viernes.

A última hora de la tarde en Bagdad sólo se registran protestas en la céntrica plaza Tahrir, mientras que los mercados, restaurantes y comercios funcionan con normalidad en la mayoría de los barrios capitalinos, ha dicho a Efe una fuente del Ministerio de Interior que pide el anonimato y detalla que cada vez que los manifestantes tratan de cruzar el puente Al Yumhuriya, que une Tahrir con la fortificada Zona Verde, en la que se ubican edificios gubernamentales y embajadas, las fuerzas de seguridad lanzan gases lacrimógenos para frenarlos.

Las autoridades han impuesto el toque de queda en las provincias de Basora y Di Qar, según informa la agencia estatal iraquí NINA.

Los enfrentamientos se han producido a pesar de los llamamientos a la calma del jeque Abdelmahdi al Karbalai, representante de la máxima autoridad religiosa chií de Irak, el Ayatolá Ali al Sistani.

"Llamamos a nuestros queridos manifestantes y las fuerzas de seguridad a respetar completamente el carácter pacífico de las manifestaciones y a que no permitan el uso de la violencia", ha indicado el jeque en la ciudad meridional de Karbala durante el sermón de la oración del viernes.

Vuelven a pedir más servicios básicos

En un discurso a la nación, el primer ministro de Irak, Adil Abdelmahdi, prometió el pasado jueves, poco después de que comenzasen a congregarse manifestantes en el centro de Bagdad, que la próxima semana hará una remodelación de su gobierno.

Las manifestaciones de este viernes se producen pocos días después de que el influyente clérigo chií Muqtada al Sadar se mostrara a favor de que los ciudadanos salgan a las calles si así lo deseaban hoy 25 de octubre, fecha que el también líder religios chií el ayatolá Alí al Sistani había puesto como límite a Bagdad para acometer reformas.

El Comité Ministerial Supremo que se formó para investigar la muerte de civiles durante las manifestaciones de principios de octubre indicó en su informe final que 157 personas, entre ellos 8 miembros de las fuerzas de seguridad, perdieron la vida en esos incidentes.

El informe del comité, presidido por el ministro de Planificación, Nuri Sabah al Dilimi, que investigó los sucesos en las manifestaciones entre el 1 y el 8 de octubre, destacó que los uniformados abrieron fuego contra manifestantes civiles sin recibir órdenes de los superiores de mayor rango.

Las manifestaciones estallaron en Bagdad el pasado 1 de octubre y se extendieron a otras zonas de Irak en protesta por la precariedad de servicios públicos, falta de oportunidades de empleo y además contra la extendida corrupción y la mala gestión de los recursos del país.