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Marchena, el papel bajo los focos del presidente del tribunal del 'procés'

  • El presidente de la Sala de lo Penal del Supremo se convirtió en uno de los protagonistas del juicio
  • Tres meses antes, PP y PSOE habían pactado su nombre para presidir el CGPJ pero acabó renunciando

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Las mañanas de RNE con Íñigo Alfonso - El juez Manuel Marchena, presidente del tribunal del 'procés'

El presidente del tribunal del 'procés', Manuel Marchena, se convirtió sin duda en uno de los protagonistas del juicio contra los líderes independentistas en el Supremo. Sus lecciones de Derecho Procesal, sus intervenciones para ceñir los interrogatorios a los hechos y evitar que los testigos entraran en valoraciones políticas y sus tensos rifirrafes con algunos de los abogados de la defensa centraron muchas de las anécdotas de la vista oral.

Todos los focos estaban encima de él. Marchena, fiscal de carrera y magistrado del Supremo desde 2007, estuvo a punto de no presidir el tribunal del juicio del 'procés'. Apenas tres meses de que este comenzara, el PSOE y el Partido Popular pactaron su nombre como futuro presidente del Consejo General del Poder Judicial. El acuerdo se filtró a los medios antes de que estuvieran elegidos los propios vocales del Poder Judicial, que son los que deben votar el cargo.

Finalmente, Manuel Marchena renunció a presidir el CGPJ defendiendo su "independencia" después de que se conociera que el entonces portavoz del PP en el Senado, Ignacio Cosido, había mandado a su grupo de Whatsapp un mensaje presumiendo de que con el nombramiento del magistrado controlarían "la Sala Segunda desde detrás". Varios de los acusados pidieron su recusación pero el Tribunal Supremo rechazó apartarle del juicio. Marchena volvió a alegar que no tenía ningún "interés -directo o indirecto" en la causa.

Consciente de que se le miraría con lupa por este episodio en un juicio cuya señal se estaba ofreciendo en abierto, Marchena adoptó desde el principio un tono didáctico con explicaciones amables pero firmes, lo que no evitó que perdiera la paciencia con algunos letrados y testigos. Las defensas, de hecho, le acusaron de haber sido parcial en el manejo del juicio.

Marchena: "No empezamos bien"

De esta manera, el juicio se convirtió sobre la marcha en un verdadero cuatrimestre de Derecho Procesal. "No empezamos bien", fue la frase con la que comenzó la primera lección para advertir al primer testigo del juicio, el entonces diputado de ERC Joan Tardá, de que no podía responder en catalán porque esa prerrogativa solo era para los acusados, aunque estos no hicieron uso de ella.

El magistrado advirtió también a Tardá y a otros testigos de que no existe la figura del "testigo opinante" porque el testigo -que está además obligado a decir la verdad- solo puede declarar sobre hechos que haya percibido por sus sentidos, no hacer valoraciones políticas. También aclaró, ante aquellos que decían que responderían a Vox por "imperativo legal", que todo lo que pasa en un juicio ocurre porque así lo marca la ley y que solo los acusados pueden optar por responder solo a sus abogados.

Marchena advierte a testigos, acusaciones y defensas de que "no existe el testigo opiniante"

Una pregunta tan clave como polémica

Marchena volvió a tirar de clases de Derecho para defender que fuera él -como magistrado y no como acusación- el que preguntara al mayor de los Mossos Josep Lluís Trapero por las dos reuniones que mantuvo la cúpula de los Mossos con el entonces presidente catalán Carles Puigdemont para intentar disuadirle sin éxito de que no celebrara el referéndum por el riesgo de que hubiera enfrentamientos violentos. Esta es una de las pruebas en las que se basa la Fiscalía para acusar a nueve de doce líderes independentistas procesados de rebelión.

Al no preguntarle por estas reuniones Vox -la única acusación que había pedido su testifical-, la Fiscalía no pudo interrogarle por estos encuentros porque la ley obliga a las partes que no han pedido la declaración de un testigo a ceñirse al contenido de lo que pregunten las que sí la proponen. Marchena esgrimió el artículo 798 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal para poder preguntar él con el objetivo de "depurar los hechos", lo que le valió las quejas por escrito de las defensas por "suplantar" a las acusaciones.

Trapero confirma que alertaron a Puigdemont del riesgo de "conflictos graves" de orden público y seguridad

La tensa relación con algunos de los abogados

Los momentos más tensos del juicio los protagonizó Marchena con alguno de los letrados como Jordi Pina, que se encarga de la defensa del expresidente de la ANC Jordi Sànchez y de los exconsellers Jordi Turull y Josep Rull. El magistrado le reconvino en numerosas ocasiones, entre ellas, cuando leyó parcialmente el parte de lesiones de un guardia civil o cuando intentó poner en duda el testimonio de otro agente diciendo que estaba viendo en su móvil un vídeo de la actuación policial que desmentía lo que estaba diciendo. "Lo que podemos hacer, señor Pina, es que testifique usted en vez del testigo", le cortó Marchena.

Marchena, a Pina: "Lo que podemos hacer es que testifique usted en vez del testigo si le parece"

La relación con Pina, sin embargo, se recondujo -el propio abogado reveló en su última intervención que había pedido disculpas al tribunal por los enfrentamientos que había tenido- y Marchena llegó a decirle "no sé qué haríamos sin usted" el día que advirtió que había un testigo repetido.

Marchena, a Pina tras alertar de un testigo repetido: "No sé que haríamos sin usted"

Más tensa fue hasta el final la relación con los letrados del presidente de Òmnium Cultural, Jordi Cuixart. El tribunal llegó a expresar su "profundo malestar" ante lo que calificó de comportamiento "intolerable" con una estrategia de defensa "al límite del código deontológico". Marchena interrumpió a varios de los testigos que estaban interrogando, como a una mujer que empezó a explicar que la víspera del 1-O tenía fiebre. "La fiebre no tiene ninguna trascendencia jurídica".

El tribunal que juzga el proceso independentista en Cataluña considera "intolerable" el comportamiento de los testigos que los letrados del presidente de Êmnium Cultural, Jordi Cuixart, han citado esta mañana, algunos de ellos abogados, por lo que lamenta la estrategia de defensa que están llevando a cabo.

Pero Marchena también reconvino a la Abogacía del Estado y a la Fiscalía. En concreto, al fiscal Fidel Cadena le reprochó que cuestionara que una ciudadana hubiera ido a votar el 1-O. "Ella en principio es libre de decidir si vota, si no vota, si lo considera legal o ilegal. No puede desde la pregunta formularle un reproche", sentenció Marchena.