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Científicos españoles demuestran que la restricción calórica podría ayudar a prevenir el cáncer de mama

  • Los efectos preventivos se hacen más evidentes en mujeres premenopáusicas
  • El de mama es el tumor más frecuente en mujeres españolas y constituye el 29% de los casos

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Una restricción calórica moderada, en combinación con ejercicio físico, podría ser una buena estrategia para la prevención del cáncer de mama.
Una restricción calórica moderada, en combinación con ejercicio físico, podría ser una buena estrategia para la prevención del cáncer de mama.

Un estudio epidemiológico llevado a cabo por investigadores españoles ha evidenciado que una ingesta calórica elevada puede aumentar el riesgo de cáncer de mama, mientras que la restricción calórica podría ejercer un efecto preventivo.

El trabajo ha sido realizado por científicos del Instituto de Salud Carlos III, pertenecientes a CIBERESP y el grupo GEICAM de Investigación en Cáncer de Mama, y financiado por la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC).

El cáncer de mama, con 32.825 casos nuevos en 2018, es el tumor más frecuente en mujeres españolas y constituye el 29% de los casos de cáncer en mujeres, por lo que se considera un problema importante de salud pública. Aunque hay una clara evidencia de que la obesidad y la ganancia de peso son importantes factores de riesgo de cáncer de mama en mujeres postmenopáusicas, la evidencia respecto a la restricción calórica es menos concluyente.

El objetivo de esta investigación, que ha sido en la revista Scientific Reports y que ha contado con la participación de investigadores de 23 hospitales de nueve comunidades autónomas,  ha sido evaluar la asociación entre el riesgo de cáncer de mama y el consumo deficitario o excesivo de calorías en función del índice de masa corporal, la actividad física y la tasa metabólica basal de cada mujer participante.

Para ello, se han reclutado 973 mujeres recién diagnosticadas de cáncer de mama (casos) y 973 mujeres sanas (controles) de entre 18 y 70 años. Cada caso se emparejó con un control de edad similar, de la misma ciudad y sin ningún vínculo familiar.

Las participantes respondieron un cuestionario de frecuencia alimentaria, a partir del cual se estimó la ingesta media diaria de energía durante los cinco años previos a la entrevista, y un cuestionario epidemiológico con información sobre estilos de vida y otra información relevante para el estudio.

Efecto mayor en mujeres premenopáusicas

De esta forma, los resultados han mostrado que las mujeres con un consumo calórico por debajo de lo esperado, de acuerdo a sus necesidades energéticas individuales,  presentaron un menor riesgo de desarrollar un cáncer de mama, siendo este efecto mayor en mujeres premenopáusicas.

Por el contrario, las mujeres cuyo consumo calórico excedía el 40% de los valores esperados presentaron casi el doble de riesgo que aquellas participantes con una ingesta energética dentro de los niveles adecuados.  Este último efecto fue especialmente pronunciado en mujeres postmenopáusicas y en mujeres con una baja adherencia al patrón de dieta mediterránea.

"Los resultados revelan que, por cada 20% de aumento de la ingesta calórica relativa (ingesta observada versus ingesta esperada), el riesgo de desarrollar un tumor de mama con receptores hormonales positivos o un tumor HER2+ se incrementa en un 13%, siendo esta cifra de un 7% en tumores triple negativos", ha dicho el presidente del Grupo GEICAM, Miguel Martín.

Este es el primer estudio epidemiológico que explora la asociación entre el riesgo de cáncer de mama y el efecto del consumo excesivo o deficitario de calorías de acuerdo con los requerimientos energéticos individuales de cada mujer. "Una restricción calórica moderada, en combinación con la realización de ejercicio físico de forma regular, podría ser una buena estrategia para la prevención del cáncer de mama", han zanjado los expertos.