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El continuo sabotaje de las tuberías de Pemex impide el normal suministro de combustible en México

  • Pemex ha cambiado el modelo de suministro para evitar saqueos, en lugar de tuberías y oleoductos usa camiones cisterna
  • El robo de carburante ocasionó solo en 2018 pérdidas de unos 65.000 millones de pesos (unos 3.000 millones de euros)

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Una gasolinera cerrada en la Ciudad de México
Una gasolinera cerrada en la Ciudad de México.

Varios estados de México continúan con problemas de abastecimiento de combustibles dos semanas después del inicio de la crisis por el continuo sabotaje de tuberías de la compañía Petróleos Mexicanos (Pemex), que impide un restablecimiento total del suministro de carburante.

"Aunque va aminorando el problema del abasto, todavía no podemos decir que está resuelto el problema por completo", ha reconocido el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador.

Desde hace 15 días una decena de estados sufren la escasez de gasolina por un cambio en el modelo de suministro de Pemex pues en lugar de tuberías y oleoductos usan camiones cisterna (pipas) para acabar con el robo de carburante que solo en 2018 ocasionó pérdidas de unos 65.000 millones de pesos (unos 3.000 millones de euros al cambio actual).

El combate al 'huachicoleo' -así se conoce al robo de combustible- ha propiciado la primera gran crisis de López Obrador, que llegó a la Presidencia el 1 de diciembre, al generar desconcierto en los ciudadanos y compras de pánico ante el cierre de estaciones de servicio, si bien los problemas de la compañía estatal vienen de muchísimo antes, y no se atribuyen solo al robo de combustible.

10.000 efectivos desplegados en las tuberías de Pemex

Aunque el problema se ha prácticamente solucionado en importantes núcleos urbanos como Ciudad de México, la escasez continúa en otros estados como Jalisco, Guanajuato y Michoacán, como constató Efe. Incluso estados como el occidental Nayarit, que hace días no padecía problemas de abasto, han reportado el cierre de estaciones de servicio en las últimas horas.

El combate frontal de López Obrador al problema es evidente con más de 10.000 efectivos desplegados en las tuberías de Pemex, 165 personas puestas a disposición de la autoridad judicial, el bloqueo de 13 empresas por comerciar con combustible robado y el decomiso de 4,3 millones de litros de hidrocarburo.

Además, el presidente confirmó hoy que se comprarán entre 500 y 1.000 camiones cisterna y se reclutarán unos 2.000 chóferes para reforzar el suministro por vehículo.

Pero el sabotaje a ductos por parte de huachicoleros -así se conoce a los ladrones de combustibles- persiste en buena parte del país. "Hay ductos donde seguimos teniendo problemas y se siguen detectando tomas clandestinas", apuntó el presidente.