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Fendi y Zegna destacan en un Milán que agoniza

  • La fuga de firmas y el cansino apego al logo machacan la pasarela
  • Fendi destaca por los contrastes y un acertado guiño a los 70
  • Ermenegildo Zegna mezcla con armonía clasicismo y modernidad

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Carrusel de desfile de Fendi.
Carrusel de desfile de Fendi.

La pasarela italiana no remonta. A la fuga de firmas importantes se suma la falta de ideas y la hortera oda al logo, y muchas de las colecciones parecen pensadas para exhibirse en las redes sociales: se apuesta por prendas muy llamativas y complejas combinaciones de prendas que parecen suplicar un ‘me gusta’.

Fendi ha sido una de las últimas casas de moda en mostrar su colección en un calendario cada vez más corto. Silvia Venturini, su directora creativa, ha colaborado con Karl Lagerfeld en esta sorprende colección de contrastes, pensada para un hombre sin complejos, un hombre que disfruta con la moda y se viste de lujo para obtener placer. La propuesta es sólida y muy variada. Quizá demasiado, por ponerle un pero.

Fendi utiliza todos los tonos de negro en su colección. AFP

La paleta de colores, contenida y certera, está al servicio de las prendas y los tejidos presumen de nobleza y versatilidad. Las mezclas de texturas y color se suman a los patrones asimétricos para configurar una propuesta que recupera iconos estéticos de los años 70.

El color negro se declina en todas sus expresiones para conseguir acabados muy distintos: mate, brillo (mucho brillo), transparente, opaco. Su opuesto es el nude, y no el blanco, y Venturini juega a combinarlos u oponerlos con acierto. Un contraste constante de dos conceptos, ideas, colores o patrones que a veces conviven en una misma prenda. Por ejemplo, una chaqueta sastre con cuello chal en un lado y solapa en el otro.

El jersey bicolor asimétrico y con cremallera es la estrella de Fendi. EFE

Se trabajan mucho los looks, consiguiendo una imagen muy estudiada que resulta atractiva, sobre todo por los guiños vintage que hacen los complementos, casi siempre en dorado: cadenas para las gafas y el cinturón, medallas que cuelgan del cuello. Los bolsos y riñoneras siguen llevando logo pero ahora es menos evidente…

Vemos prendas que tienden ligeramente hacia el minimalismo y otras que se adentran en un osado estilo maximalista, como las cazadoras que mezclan hasta tres pieles distintas. El foco de atención se pone en las cremalleras que se utilizan en jerséis bicolor que resultan fascinantes y evocadores.

Diseños de Prada y conjunto multicolor de Versace. AFP

El jersey, y no cabe duda, es la prenda estrella de este invierno y lo será del próximo. Prada los cuida con mimo y los presenta en punto grueso formando preciosos paisajes y además aplica corazones atravesados por un imperdible. Poco más. Se salvan las camisas cargo, que llevan hasta cuatro bolsillos, y llama la atención el revival estético que lanza a la pasarela en la línea de mujer con vestidos casi minimalistas en tono negro. Un guiño a los años en los que Prada fue sinónimo de elegancia, lujo y buen gusto. El resto de la colección parece una repetición de las anteriores, con prendas que presumen de ser feas y un terrible estampado de cabezas de Frankenstein.

Los acolchados y los trajes clásicos de Emporio Armani contrastan con la languidez grunge de Marni. AFP

Peor ha sido la colección de Dsquared2 y fácil de olvidar la de Marni, que intenta reinterpretar el grunge de los 90. ¡Hay cosas que se conservan mejor si se guardan junto a los recuerdos en la memoria! Versace lo sabe y sigue aprovechando que Gianni está de actualidad por la serie de televisión para rescatar éxitos pasados utilizando además la ayuda de modelos influyentes como Gigi y Bella Hadid o Kaia Gerber.

Emporio Armani apuesta fuerte por el deporte y viste de blanco a sus esquiadores. Para la calle apuesta por abrigos de aire retro con piel sintética, trajes muy clásicos con chaqueta cruzada y prendas acolchadas, entre las que destacan las capas que se ciñen al cuerpo con cinturones.

Ermenegildo Zegna apuesta por el tono berengena solo o mezclado con otros tonos. AFP

Más interesante es la colección de Ermenegildo Zegna. Alessandro Sartori, su director creativo, consigue un perfecto equilibrio entre tradición y modernidad con una elegante propuesta en la que destacan, por encima de todo, los tejidos. Los colores casi pasan desapercibidos porque el diseñador se afana por crear prendas interesantes, funcionales y exquisitas, elegantes y atrevidas, urbanas y deportivas, clásicas y vanguardistas. Y todo, repito, en perfecta armonía. Destaca el uso del tono berengena, a veces en solitario y otras en un atractivo contraste con gris o marino.

Carrusel del desfile de Ermenegildo Zegna. AFP

Ahora el epicentro de la moda masculina es París. Hasta el 20 de enero veremos las colecciones de nuevas firmas como Off-White y Jacquemus junto a vacas sagradas como Louis Vuitton, Dior, Dries Van Noten o Paul Smith. De nuevo la expectación se centra en Celine (sin acento), casa capitaneada por Hedi Slimane. Todos esperan para ver si repite la fórmula que le funcionó en Dior y después en Saint Laurent o sorprende con algo nuevo. Habrá que esperar porque su desfile es el último del calendario.