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La primera ministra de Bangladesh arrasa en unas elecciones violentas que la oposición tilda de "farsa"

  • La Liga Awami ha obtenido unos arrolladores 259 escaños, muy por encima de la mayoría necesaria para gobernar
  • La oposición habla de fraude y amenazas en unas elecciones que se saldan con 19 muertos

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La primera ministra de Bangladesh, Sheikh Hasina, realiza el símbolo de la victoria después de votar en Dhaka, Bangladesh.
La primera ministra de Bangladesh, Sheikh Hasina, realiza el símbolo de la victoria después de votar en Dhaka, Bangladesh.

La Liga Awami de la primera ministra de Bangladesh en las elecciones generales celebradas este domingo, una jornada marcada por la violencia que dejó al menos 19 muertos y que fue calificada por la oposición de "farsa".

"Me gustaría felicitar a la Liga Awami por esta enorme victoria y al mismo tiempo dar las gracias al resto de partidos políticos que han participado en las elecciones", ha dicho el secretario de la Comisión Electoral, Helal Uddin Ahmed, al anunciar los resultados oficiales.

El partido gubernamental y sus aliados ganaron en total 287 escaños de los 299 en liza, muy por encima de la mayoría de 151 necesaria para gobernar, según la Comisión Electoral.

El principal partido de la oposición, el Partido Nacionalista de Bangladesh (BNP) de la ex primera ministra bangladesí Khaleda Zía encarcelada tras ser condenada a 17 años por corrupción, tan solo obtuvo seis escaños. En total, la coalición opositora Frente Jatiya Oikya, liderada por el BNP, consiguió ocho escaños.

Dos hombres bangladesíes leyendo un periódico con los resultados.

Hasina - cuyo padre, Sheikh Mujibur Rahman, fue el primer presidente de Bangladesh- se presentó a los comicios como la favorita para obtener una amplia mayoría y repetir mandato por tercera vez consecutiva desde que accedió al poder en 2009.

Denuncias de fraude

Por su parte, el opositor BNP calificó este domingo los comicios de "farsa" y llamó a la repetición de la votación entre acusaciones de fraude electoral y amenazas a sus simpatizantes.

El mayor partido islámico de Bangladesh, Jamaat-e-Islami (JI), que se presentó bajo el amparo del BNP tras ser vetado por un tribunal, también anunció poco antes del cierre de las urnas su decisión de boicotear las elecciones por casos de fraude.

Durante la jornada electoral murieron al menos 17 personas en todo el país, según la Policía de Bangladesh, a los que se suman dos personas más que perdieron la vida por choques entre partidarios de formaciones de distinto signo.

El BNP y la Liga Awami se han turnado en el poder desde 1991, a excepción de un breve período de tutela militar entre 2006 y 2008. En los diez años que lleva Hasina al frente del gobierno, la frágil economía de Bangladesh ha conseguido triplicar su PIB, pero sigue siendo uno de los países menos desarrollados del mundo y a los logros económicos los críticos contraponen una imagen de líder autoritaria que ha lanzado una represión indiscriminada contra partidarios y líderes de la oposición.

Acusaciones cruzadas y derechos humanos

Los 104 millones de votantes del censo debían elegir entre revalidar el mandato de Sheikh Hasina o devolver el poder al Partido Nacionalista de Bangladesh que preside Khaleda Zía, actualmente encarcelada tras ser condenada a 17 años de prisión por un caso de corrupción.

El Partido Nacionalista de Bangladesh, que boicoteó los anteriores comicios, celebrados en 2014ha acusado a los miembros de la Liga Awami de agredir a sus activistas para desalentar a los votantes, pero la Liga Awami ha rechazado esta acusación. El partido de Khaleda Zia, oponente y enemigo de Hasina, también ha acusado a la comisión electoral de parcialidad, lo que esta ha negado. El partido, sin embargo, ha informado de que hay 15.000 activistas encarcelados desde el 8 de noviembre.

Human Rights Watch y otras organizaciones internacionales de derechos humanos han denunciado las medidas represivas previas a las elecciones, que han creado un clima de temor que podría disuadir a los partidarios de la oposición de acudir a las urnas. "Estas no son unas elección libres y justas, son unas elecciones controladas", ha dicho un diplomático occidental bajo condición de anonimato.