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La herida abierta de Ayotzinapa

  • Se cumplen cuatro años del asesinato y la incineración de los 43 estudiantes del estado de Guerrero
  • El documental de TVE México, la noche más oscura del programa 'En Portada' sigue de plena actualidad

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En Portada - La noche más oscura

La desaparición, en septiembre de 2014 de los 43 estudiantes de magisterio de la Escuela de Ayotzinapa, en el estado mexicano de Guerrero, abrió la olla podrida de un Estado socavado por el narcotráfico y cuya ciudadanía se negaba a admitir los hechos.

Aquellas desapariciones -hoy muertes seguras, excepto para algunos padres desesperados que siguen gritando “vivos se los llevaron, vivos los queremos”-, obligó a las estructuras del Estado a poner en marcha mecanismos de investigación insólitos hasta entonces. Hubo informes y una “verdad histórica”, según la Fiscalía que concluyó sin pruebas suficientes, que los estudiantes habían sido asesinados y más tarde incinerados hasta la desaparición total de sus restos.

Cuatro años después nada ha cambiado, excepto la sospecha fundada de que hay mucho por saber y de que los culpables no han pagado por un crimen múltiple que escandalizó a México y dejó por los suelos su imagen como Estado de Derecho

Un reportaje de plena actualidad

“Mexico, la noche más oscura” fue uno de los reportajes más tristes y a la vez más revelador que he hecho para En Portada. Recuerdo cómo nuestro director José Antonio Guardiola, nos instaba al equipo (Alicia G. Montano, Miguel Ángel Viñas, Josecho Llorca y Santiago Aguilar) a contarlo de manera que el guion aguantase y que no se quedara viejo antes de su emisión.

Cuatro años más tarde casi hay que lamentar que casi todo lo que se narraba continúe vigente. Lo único que ha cambiado es la cifra de muertes violentas, que sigue creciendo, y el anuncio del futuro presidente Manuel López Obrador de que se creará una Comisión de la Verdad a la que se agarran los padres de los desaparecidos deseosos de poder llorar a sus hijos sin añadir incertidumbre al dolor.

Nuestro contacto, asesinado

Y algo más: en aquel viaje quisimos acompañar a familiares de los desaparecidos a los montes de Iguala, convertidos en una gran fosa común. No fue fácil entrar en contacto con Miguel Ángel Jiménez Blanco, un activista social comprometido con la búsqueda de los desaparecidos. Estaba amenazado y cambiaba continuamente de número de teléfono.

Finalmente pudimos acompañarle en su viaje hacia uno de los muchos macabros osarios que hay en la zona a ras de suelo. Hoy Miguel Ángel tampoco está. En agosto de 2015 fue asesinado. Su muerte tampoco ha sido esclarecida. Aún no me he atrevido a borrar su número de teléfono. Duele leer todavía, al entrar en su cuenta de whatsapp, que su estado es “inmensamente feliz”.