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Las versiones contradictorias de Delgado sobre su relación con Villarejo

  • La ministra de Justicia ha cambiado al menos en cuatro ocasiones sus explicaciones
  • El Ministerio ha "matizado" las palabras de la ministra en sus comunicados

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La ministra de Justicia, Dolores Delgado. Foto: Efe/Mariscal
La ministra de Justicia, Dolores Delgado

La ministra de Justicia, Dolores Delgado, se encuentra en una posición muy incómoda. Reprobada por el Senado por su actuación ante la denuncia contra el juez del Supremo Pablo Llarena, tanto el PP como Podemos exigen su dimisión tras la difusión de sus conversaciones con el excomisario José Villarejo, en prisión provisional acusado de numerosos delitos. El Gobierno y el PSOE, por el contrario, le han mostrado su respaldo.

Nadie ha acusado a Delgado de ningún delito, ni de haber usado sus influencias. Pero sí de mentir, y de haberlo hecho repetidamente, desdiciéndose un día de lo dicho el anterior, para zafarse del estigma de su trato con el excomisario.

Delgado aparece por primera vez relacionada con Villarejo a raíz de unas notas de este que forman parte de la investigación de la Audiencia Nacional. Las notas hacían referencia a las gestiones de Villarejo para impedir la extradición a Guatemala de un empresario español, según informó el digital El Confidencial. Delgado entonces era fiscal en la Audiencia.

Primera versión: "nunca ha tenido relación de ningún tipo"

El 17 de septiembre se produce la primera reacción de Delgado, en forma de comunicado de su Ministerio con una negativa absoluta: la ministra "nunca ha tenido relación de ningún tipo" con Villarejo. La Fiscalía de la Audiencia Nacional amparó a su antigua colega y certificó que Delgado no había participado en el caso de extradición.

Pero solo horas después llegó la primera rectificación: la propia ministra declaraba que no había tenido ninguna cita "profesional, de trabajo" con el excomisario. El matiz era importante, porque ya no excluía algún otro tipo de relación.

El propio Ministerio rectificó un día después para negar ahora cualquier "relación personal, profesional, oficial o no oficial (...) más allá de haber coincidido con él en compañía de otras personas en algún evento”. "Algún evento", sin especificar.

El 24 de septiembre el portal Moncloa.com publicó la primera serie de audios grabados en uno de estos "eventos": una comida privada en un restaurante de Madid en 2009 para celebrar la concesión de una medalla a Villarejo por parte de Interior. A la comida asistieron, además del propio Villarejo, varios mandos policiales y el entonces juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón.

A esta publicación respondió Justicia con otro comunicado en el que repentinamente hacía memoria: Delgado había coincidido con Villarejo en "tres ocasiones junto a otros mandos policiales y cargos judiciales y fiscales". Llegados a este punto, Ciudadanos pidió la comparecencia de la ministra en el Congreso para que se explicase, y Delgado anunció que comparecería a petición propia.

¿Se refería o no a Grande-Marlaska?

Este martes, 25 de septiembre, llegaba la segunda oleada de audios, en los que podía oirse a Delgado calificar a su compañero y ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, de "maricón", y realizar otras declaraciones de tinte sexista.

La ministra aseguró en una conferencia de prensa que las grabaciones estaban manipuladas y que no se refería a Grande-Marlaska, compañero y amigo desde que ambos se conocieron en la Audiencia. "Si hago comentarios estoy hablando en un ambiente distendido relacionado con otra cosa, esto me indigna", explicó.

En esta ocasión, además, la ministra fue mucho más precisa sobre sus encuentros con Villarejo. Le vio tres veces: cuando se lo presentaron, en la comida en cuestión y "para tomar un café".

La cosa, sin embargo, no quedó ahí. De nuevo, fuentes del Ministerio de Justicia enmendaron a Delgado a las pocas horas y aseguraron que si llamó "maricón" a Grande-Marlaska, en ningún caso pretendía denigrarlo por su homosexualidad.

Son precisamente estas continuos vaivenes en las explicaciones, ya sea en boca de la ministra o vía comunicado de su ministerio, los que han llevado a la oposición y a parte de los grupos que apoyan al Ejecutivo a acusarla de mentir y a pedir su dimisión.