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España, entre la donación y el despilfarro de alimentos: ideas para un consumo responsable

  • Los españoles son los más generosos a la hora de donar comida con 660 gramos por habitante y año
  • Seis de cada diez consumidores aún no saben diferenciar el consumo preferente de la fecha de caducidad

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Un voluntario carga con una caja de cartón llena de alimentos no perecederos.
Un voluntario carga con una caja de cartón llena de alimentos no perecederos.

Nuestros mayores no dejaban nada en el plato. Si sobraba algo en la cazuela se transformaba en un manjar reciclado: croquetas, ropa vieja, purés y deliciosos potajes. La gastronomía española debe mucho a la buena costumbre de no tirar comida. Hoy las tornas han cambiado y cada español tira a la basura 250 euros en comida cada año.

España es el séptimo país de Europa en el que más comida arrojamos al vertedero. Sin embargo, también es el que más alimentos dona en la Europa de los 28. “Desechamos 7,7 millones de toneladas de productos, pero también somos los que más donaciones hacemos con 153 millones de kilos durante el último año”, declara Graciela Malgesini, responsable de Asuntos Europeos e Incidencia Política de EAPN, siglas inglesas de la red europea contra la pobreza y la exclusión social.

España se podría considerar como un gigante de la donación de alimentos a pesar de encontrarse entre los países que más comida desperdician. Así lo indican los datos de la Federación Europea de Bancos de Alimentos (FEBA), que sitúan a los españoles como los más generosos a la hora de donar comida, con 660 gramos por habitante. Muy por encima de los franceses, que donan aproximadamente 200 gramos por habitante, o los italianos, con poco más de 150.

La Federación Española de Bancos de Alimentos (FESBAL) es una de las instituciones que más está luchando contra el despilfarro. Su objetivo principal es reducir la pobreza mediante la distribución de alimentos a los más necesitados. “Tenemos acuerdos con las grandes cadenas de forma que, diaria o semanalmente, recogemos productos cercanos a su fecha de caducidad para su distribución antes de que caduquen; la seguridad sanitaria es primordial”, ha declarado a RTVE.es Ángel Franco, responsable de comunicación y prensa de FESBAL

Alimentos para reducir la pobreza

“Mientras que en Europa un 11,6% de la población no puede consumir proteínas cada dos días, en España este porcentaje es apenas del 4%”, explica Malgaseni refiriéndose a los últimos datos del Eurostat para medir la carencia alimentaria en un continente que arroja a la basura 89 millones de toneladas de comida cada año.

En su pelea diaria contra las consecuencias económicas y ambientales del despilfarro de comida, los 55 bancos de alimentos que forman la FESBAL impulsan acciones concretas que implican una correcta distribución de la producción de alimentos, así como la educación de los consumidores.

Por su parte, desde la Red Europea de Lucha contra la Pobreza, EAPN, recuerdan que la Unión Europea ha puesto en marcha un plan que “obliga, sobre todo, a aclarar dos conceptos que aún resultan confusos y que seis de cada diez personas aún no saben diferenciar: consumo preferente y fecha de caducidad”, aclara Graciela Malgesini.

El medio ambiente, uno de los grandes afectados

Uno de cada tres alimentos producidos en el mundo acaba en el vertedero. Son 1.300 millones de toneladas valoradas en 870.000 millones de euros. Pero es que el impacto de los desechos alimenticios no es solo financiero, el medio ambiente es uno de los principales afectados por los desperdicios alimentarios ya que suponen el uso de fertilizantes y pesticidas.

Además, el empleo de gasolina para su transporte genera metano, uno de los gases más dañinos para el efecto invernadero y el cambio climático. En este sentido, el metano es 23 veces más potente que el dióxido de carbono. De igual modo, los vertederos contribuyen de manera significativa al calentamiento global.

El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, en su página sobre el desperdicio de alimentos, www.menosdesperdicio.es, aporta algunos datos sobre los efectos de esta actividad en el medio ambiente: la comida que se tira en el mundo produce diez veces las emisiones de gases con efecto invernadero de España y necesita una cantidad de agua equivalente a 68 veces el suministro de todo el país.

La pérdida y desperdicio de alimentos suponen además un importante gasto de agua, tierra, trabajo y capital que inevitablemente favorece el efecto invernadero y por tanto, el calentamiento global y el cambio climático.

Una máquina trabaja sobre una montaña de basura en un vertedero.

Garbage pile in trash dump or landfill. Pollution concept. noticias

El caso francés

“El ejemplo a seguir es Francia porque la principal medida que implantó en febrero de 2016 fue reducir a la mitad la pérdida de alimentos y obliga a cada supermercado de más de 400 metros cuadrados a buscar una ong o entidad benéfica para donar y no destruir”, afirma a RTVE.es la responsable de asuntos europeos e incidencia política de EAPN, Graciela Malgesini.

La normativa también prevé multas de hasta 75.000 euros para los supermercados que destruyan deliberadamente los alimentos con el fin de evitar que sean recuperados por las personas que los recogen de los contenedores próximos a las tiendas.

“Dos años después han observado un aumento de un 22% en las donaciones a asociaciones”, concluye Malgesini al tiempo que recuerda la necesidad de reducir la enorme desigualdad económica de nuestras sociedades. “Mientras tanto habrá que reducir los desperdicios para que sean menos las personas afectadas por carencias alimentarias”.

España es el séptimo país en el que más alimentos en buen estado se desperdician dentro de la Unión Europea con 7,7 millones de toneladas.

Una aplicación que “salva” comida

Too Good To Go es el movimiento europeo que combate el desperdicio de alimentos y que acaba de llegar a España. Este movimiento permite que supermercados, restaurantes, panaderías, tiendas de comida preparada, hoteles, fruterías y otros establecimientos relacionados con el sector puedan reducir el exceso de comida diario, vendiéndolo a precios muy económicos a través de una aplicación móvil.

Los usuarios tienen así la oportunidad de salvar esa comida que, de no venderse, iría directamente a la basura. Es también un modo sencillo de colaborar en la conservación del medio ambiente reduciendo el desperdicio de alimentos y las emisiones de CO2. Too Good To Go nació hace dos años en Dinamarca y cuenta con más de 5 millones de usuarios

Con la etiqueta #LaComidaNoSeTira España se suma a la lista de países europeos sostenibles que ya le han declarado la guerra al desperdicio de alimentos.