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El Senado de Estados Unidos confirma a Gina Haspel como directora de la CIA

  • Había sido cuestionada por sus vínculos con un programa de torturas
  • Se convierte así en la primera mujer en dirigir la Agencia Central de Inteligencia

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Gina Haspel el pasado 9 de mayo de 2018.  I
Gina Haspel el pasado 9 de mayo de 2018. I

El Senado de Estados Unidos ha confirmado este jueves a Gina Haspel como próxima directora de la Agencia Nacional de Inteligencia (CIA), tras semanas de reticencias por sus vínculos con un programa de torturas practicado durante el Gobierno de George W. Bush (2001-2009).

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Con 54 votos a favor y 45 en contra, Haspel, con una dilatada carrera en la inteligencia estadounidense, se convierte así en la primera mujer en dirigir la CIA.

Los senadores republicanos Rand Paul (Kentucky) y Jeff Flake (Arizona) se han puesto del lado de la mayoría de los demócratas al votar en contra de Haspel, un rechazo apoyado también por el senador republicano John McCain (Arizona), quien fue torturado durante la Guerra de Vietnam, pero no ha asistido debido al cáncer cerebral que sufre.

Sin embargo, varios demócratas han votado a favor de su nombramiento, como Mark Warner (Virginia), el vicepresidente del Comité de Inteligencia; y los senadores Joe Donnelly (Indiana), Joe Manchin (Virginia Occidental) y Heidi Heitkamp (Dakota del Norte).

Trabajó durante 33 años como agente encubierto

La nueva directora trabajó durante 33 años como agente encubierto y solo en las últimas semanas la CIA ha divulgado el destino de algunas de sus misiones, en un esfuerzo de transparencia por lavar la imagen de la agente y cosechar el apoyo de una mayoría de senadores para su confirmación.

Haspel se enfrentó a una dura audiencia en el comité de Inteligencia del Senado, donde los demócratas trataron de arrancarle el compromiso de plantar cara al presidente estadounidense, Donald Trump, si este le pide reanudar el programa de torturas, tal y como prometió el gobernante durante la campaña para las elecciones de 2016.

"No creo que el presidente me pidiera eso", llegó a decir Haspel para frustración de los demócratas.

No obstante, aseguró que "su código moral" es fuerte y que, si Trump le pone en esa disyuntiva, no reanudaría el programa de interrogatorios instaurado por Bush y en el que se incluían técnicas de ahogamiento simulado, humillaciones, privación de sueño y golpes.

Por lo que más preocupación expresaron los senadores fue por el papel que Haspel desempeñó en 2002, cuando se encargó de supervisar una cárcel secreta que la CIA tenía en Tailandia y donde fueron interrogados dos personas acusadas de pertenecer a Al Qaeda: Abu Zubaida y Abd al Rahim al Nashiri.

La CIA cerró la prisión de Tailandia en 2002 y Haspel pasó a trabajar para José Rodríguez, director de los Servicios Clandestinos de la agencia de inteligencia.

En 2005, a petición de Haspel y sin el visto bueno de la Casa Blanca, Rodríguez ordenó la destrucción de las 92 cintas de vídeo en las que se documentaron las torturas.

Ante estos episodios, la agente ha tenido que asegurar en diversas ocasiones a los legisladores que no volvería a respaldar una práctica similar estando al frente de la CIA, lo que ha dilatado su confirmación final.