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Quim Torra se enfrenta a la investidura del desbloqueo en Cataluña

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Quim Torra, en el Parlament
Quim Torra, en el Parlament, en la víspera del pleno para debatir y votar su investidura.

En la misma recta final, con Cataluña precipitándose a la repetición de comicios, tras medio año de convulsión política y social, casi cinco meses después de las elecciones del 21-D, al cuarto intento, todo está dispuesto para que por fin el Parlament forme un gobierno e invista un presidente. Este sábado, se celebra a partir de las 12:00 horas el pleno de investidura del candidato de JxCat, Quim Torra, el último señalado por el expresidente Carles Puigdemont, para aspirar a la Presidencia de la Generalitat y sacar por fin a los catalanes del actual bloqueo.

Tras el anuncio vía redes sociales de Puigdemont desde Berlín, en el que su dedo señaló al número 11 de la lista de JxCat, Quim Torra (diputado, abogado y editor de 56 años) y una rápida ronda de contactos telefónicos, se pondrá en marcha el segundo pleno de investidura para el cuarto candidato propuesto por el presidente de la Cámara autonómica, tras el intento fallido de Jordi Turull en marzo y las candidaturas del propio Puigdemont y Jordi Sànchez, paradas por la justicia por huido el primero, encarcelado el segundo y ambos procesados.

Investidura en dos actos

El pleno se iniciará con el discurso del candidato a presidir la Generalitat y, tras un receso, proseguirá por la tarde con las intervenciones de los portavoces de las distintas formaciones y sus correspondientes réplicas y contrarréplicas, para finalizar con la votación.

En esta ocasión, la investidura tampoco se culminará a la primera, porque este sábado Torra no obtendrá la mayoría absoluta requerida. Por lo tanto, en principio será proclamado en la segunda votación, prevista para el lunes, cuando solo se requiere de una mayoría simple, que conseguiría gracias a los 66 votos de JxCat y ERC, frente a los 65 del bloque no secesionista (Ciudadanos, PSC, Catalunya en Comú y PPC).

Además de lo ajustado del resultado, se añade la incertidumbre sobre el sentido del voto de la CUP y al pedir el PP al Tribunal Constitucional que apruebe como medida cautelar urgente la prohibición del voto delegado de Puigdemont y del exconseller Antoni Comín, después de que el Constitucional admitiera a trámite su recurso sin adoptar medidas cautelarísimas.

Quim Torra, un independentista fiel a Puigdemont sin carné de partido

Continuidad independentista

Con todo, y aunque la investidura se produzca con normalidad, la situación política seguirá siendo extremadamente delicada, con un Torra comprometido con las mismas simbología, retórica y hoja de ruta independentistas que llevaron a la actual situación de intervención de la autonomía.

Tras arribar a Barcelona previo paso por Berlín, el candidato se ha declarado leal a Puigdemont, al que considera "presidente legítimo", y se ha identificado con la voluntad del líder de JxCat de que la suya sea una presidencia "provisional" ante la "crisis humanitaria" que vive Cataluña y centrada en llevar adelante "el mandato del 1-O" y arrancar un "proceso constituyente".

Es lo que ha adelantado en declaraciones a TV3 sobre su programa político y los primeros pasos que quiere dar si es investido 'president'. En el plano simbólico, muy significativo para el independentismo, no aclara si llegará a tomar posesión del despacho que utilizaba su antecesor, pero sí que colgará lazos amarillos en el Palau de la Generalitat y en las sillas del Govern.

Carles Puigdemont designó a Torra para que fuera presidente en un escenario de

Carles Puigdemont designó a Torra para que fuera presidente en un escenario de "provisionalidad". AFP

El Gobierno observa

A la espera de su discurso, Torra ha anunciado que "diálogo es una de las palabras que más se escuchará" en su intervención, lo que no convencerá a los partidos no independentistas, que desde el primer minuto manifestaron sus numerosas críticas y desconfianza hacia el titular del 'plan D' de Puigdemont, un independentista convencido sin carné de JxCat, un "títere en manos de un prófugo de la justicia", para Ciudadanos, "sectario" para el PSC y destacado por su "radicalidad", según el PP. Para ERC, que asumía tras el acuerdo para el reparto de las carteras del Govern, que el candidato a la Generalitat lo designaría Puigdemont, saludó esta decisión.

Así las cosas, y mientras la vertiente jurídica del "procés" sigue su curso -con recursos pendientes sobre el voto delegado o el juez del Supremo replanteando la entrega de Puigdemont a España-, el presidente del Gobierno ha subrayado que juzgarán al hoy candidato "por sus hechos" y que en todo momento el Ejecutivo hará que se cumpla la ley y la Constitución.

Por eso, tendrá gran importancia escuchar a un candidato inédito en la práctica en la arena política, antes solo conocido por su militancia en Òmnium Cultural y ahora por su fidelidad al independentismo y su conexión con Puigdemont y a sus manifestaciones pasadas en Twitter.

Desde Madrid, el Gobierno observa el desarrollo de los acontecimientos, con la mano junto al botón de 'off' de la aplicación del artículo 155, esperando que, como había asegurado al activarlo, la formación de un Govern acabe con este período de excepcionalidad política e institucional que se vive en Cataluña desde finales de octubre.

Pero, a la vez, Mariano Rajoy ha advertido de que reaccionará igualmente si se vuelve a incumplir la ley. El ministro portavoz, Íñigo Méndez de Vigo, se dirigió explícitamente a Torra, que fue vendedor de seguros: "Seguro que valora perfectamente el riesgo de las cosas que dice y hace, por lo que espero que lo haga".

La crisis política en Cataluña está estrechamente vinculada a la tensión electoral entre el partido en el gobierno, el PP, y Ciudadanos, que, a rebufo de su propio éxito electoral (aunque infructuoso) en Cataluña y las encuestas posteriores, ha redoblado su presión sobre la cuestión catalana, y pide al PP y el PSOE mantener el artículo 155 hasta que haya una declaración "explícita" de Torra de que pone fin al "procés" y respeta la ley, un pulso que estos partidos no quieren aceptar.

Este sábado se abre un nuevo capítulo en la crisis política catalana, pero a su cierre, sea cual sea, la historia estará aún lejos de concluir.