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Cazadores de drones, tecnología para la seguridad civil y militar

  • Defensa examina a la industria para rearmarse de instrumentos contra los drones
  • El acceso de todos a estos dispositivos puede convertirse en una amenaza

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Defensa examina a la industria para rearmarse contra los drones

El Ministerio de Defensa pone a examen a la industria este semestre con el objetivo de rearmarse de instrumentos contra los drones. Es la primera fase del 'Proyecto Cóndor', en la que se van a evaluar sistemas anti-dron portátiles y desarrollados fundamentalmente en España.

La extensión a la sociedad de la tecnología dron ha puesto sobre la mesa nuevos retos de regulación y seguridad, tanto en espacios urbanos, como en instalaciones estratégicas. Tener un dron, o zángano, está al alcance de cualquiera.

Por menos de cien euros podemos adquirir un dispositivo de poco peso, poca carga, pero que con un uso incorrecto o criminal puede convertirse en una amenaza.

Detección, identificación y neutralización

El funcionamiento de un sistema anti-dron se estructura básicamente en función de estos tres pilares que nos resume Mateo Burgos, catedrático de la escuela Técnica Superior de Ingenieros de Telecomunicaciones de la Universidad Politécnica de Madrid.

"Detectar la intrusión, identificar la potencial amenaza, que efectivamente es un dron, y la tercera eliminar la amenaza”. Para ello, recomienda sistemas que integren una diversidad de elementos técnicos y complementarios “basados no sólo en radar o en cámaras hiperespectrales, que sería otro sistema, sino tener varios sensores, varias técnicas y complementar sus potenciales suele llevar a la mayor eficacia defensiva”.

‘Horus’, tecnología anti-dron made in Spain

La multinacional Thales fabrica las dos partes de la ecuación: Drones y un sistema integrado anti drones. Gonzalo Aréchaga es su jefe de producto en España y explica que los desarrollos suelen ir parejos, aunque reconoce que hay más variedad en los drones que en los sistemas anti-dron.

Sobre el sistema Horus, desarrollado por Thales “destacaría que no sólo el núcleo, el cerebro que es el software es español, sino que también otros elementos optrónicos como el Gecko lo son. Se trata de un sistema para cámaras diurnas y nocturnas integradas en un mismo sistema y que permite seguir un dron tanto de día como por la noche”.

Tecnología anti-dron Horus

Tecnología anti-dron Horus Thales

Micro y mini drones, el mayor reto

El tamaño importa, especialmente en las dos primeras fases de la neutralización de un dron. Los mini drones, o zánganos, son para Aréchaga, los que ofrecen mayores retos de detección aunque por su menor capacidad de carga suponen menos riesgo de seguridad.

Algunos son tan pequeños que los sistemas que había hasta ahora para detectarlos no funcionan

"Hay algunos grandes, casi como un bombardero, que al final es un avión, eso es fácil de detectar y hace años que existe tecnología para eso. Pero los muy pequeños, algunos estamos hablando de gramos, son tan pequeños que los sistemas que había hasta ahora para detectarlos no funcionan. Hay que crear nueva tecnología, o adaptarla para mejorarla y que permita detectar esos drones tan pequeños”.

Universidad e Industria al servicio de la defensa

Industria, Defensa y Universidad trabajan para aprovechar el ciclo inversor que puede abrirse en los próximos años. En los desarrollos anti-dron hacen falta ingenieros en telecomunicaciones, expertos en cyberseguridad, radares, óptica, y otras materias, conocedores, además, de las nuevas normativas sobre qué se puede hacer y qué no se puede hacer para neutralizar un dron.

Para Mateo Burgos se abre un período interesante en el que se podrán plasmar algunas de las ideas que se han ido gestando en los años y que no han podido llevarse a cabo por falta de presupuesto “todo el mundo ve una oportunidad de llevarlas a cabo, y hay un montón de ideas interesantes todos los días”.

Gonzalo Aréchaga cree que es una gran oportunidad para la industria “para poder desarrollar nuevas capacidades, y capitalizar toda la experiencia y la inversión adquirida en los últimos años”.

Empresas españolas como ART ya han mostrado su valía en concursos como el Mitre, en 2016. En la primera fase del 'Proyecto Cóndor' se van a evaluar sistemas portátiles a los que se exige un 70% mínimo de diseño producción y fabricación española. En el segundo semestre sistemas fijos, y evaluación en el Instituto Tecnológico La Marañosa.