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El Tribunal de Cuentas europeo señala "deficiencias" en la gestión del BCE de las crisis bancarias

  • Los auditores critican que ese organismo no ha enviado la información necesaria
  • Apuntan la falta de criterios objetivos para evaluar si hay que intervenir un banco

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Sede del Tribunal de Cuentas de la UE en Luxemburgo
Los auditores europeos observan "insuficiencias" en la planificación de los procesos de evaluación de crisis en los bancos supervisados.

El Tribunal de Cuentas de la Unión Europea considera que existen "deficiencias" en la gestión de crisis bancarias por parte del Banco Central Europeo (BCE). También critica que esa institución no le ha proporcionado toda la información que necesitaba sobre el proceso que utiliza para identificar si alguno de los bancos europeos bajo su supervisión tiene problemas y decidir si es necesario intervenir.

Los auditores no han analizado la actuación del BCE en la resolución del Banco Popular en junio de 2016, ya que se produjo cuando la auditoría estaba cerrándose.

Según el informe elaborado por los auditores y publicado este martes (ver documento en pdf), "el marco operativo para la gestión de crisis tiene algunas deficiencias, y hay signos de una implementación ineficiente".

Sin criterios objetivos para evaluar la necesidad de intervenir

El Tribunal de Cuentas explica que el BCE no les ha proporcionado toda la información que necesitaban para hacer su trabajo, de modo que sólo han podido sacar conclusiones generales sobre los procesos, pero no evaluar si son eficientes en la práctica.

En concreto, el órgano europeo de control apunta que las orientaciones que tiene el personal del BCE para evaluar cuándo es necesario intervenir de forma temprana "no están lo suficientemente desarrolladas" y "no definen unos criterios o indicadores objetivos para determinar si un banco ha entrado en situación de crisis".

También destaca que las guías para decidir si un banco es inviable o va camino de serlo tienen "carencias en cuanto al alcance y los detalles".

"Los recursos para la evaluación de planes de reestructuración y la supervisión de bancos en crisis parecen satisfactorios, a pesar de ciertas insuficiencias registradas en la planificación inicial y la necesidad de mejorar la asignación de personal a las situaciones más urgentes", resumen los auditores.

Problemas de comunicación entre BCE y la Junta de Resolución

Según las conclusiones del informe, existen problemas de comunicación entre el BCE y la Junta Única de Resolución, el organismo encargado de decidir cómo liquidar ordenadamente un banco si el BCE determina que está en riesgo de quiebra.

Esos problemas pueden "retrasar o restringir el intercambio de información" entre ambos órganos, y "eso es algo negativo que tiene que abordarse, porque en una situación de crisis la comunicación lo es todo", ha advertido el miembro del Tribunal de Cuentas responsable del informe, Kevin Cardiff.

Cardiff ha añadido que también deben abordarse cuestiones relativas a la interacción entre instituciones europeas y nacionales.

Sin embargo, el responsable del análisis ha señalado que, en su conjunto, el sistema europeo de supervisión y resolución bancaria "está mucho mejor preparado que en 2008", cuando empezó la crisis financiera. "Ahora está diseñado para evitar la inacción e intervenir antes y con más herramientas", ha añadido.

Además de mejorar la comunicación, los auditores recomiendan al BCE que desarrolle más las guías sobre intervención temprana y las que sirven para determinar en qué condiciones se encuentran los bancos.

También recomienda utilizar más la información obtenida del análisis de los planes de resolución que le remiten las entidades.

A raíz de la crisis financiera, los Estados de la UE decidieron reforzar la supervisión bancaria en la Unión Europea, e impulsaron la Unión Bancaria en la que uno de los pilares es que la vigilancia de las entidades más grandes de la eurozona esté en manos del BCE.