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Resultados elecciones catalanas

Puigdemont bate a Junqueras y vuelve a optar a la presidencia de la Generalitat

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Carles Puigdemont interviene desde Bruselas tras las elecciones catalanas del 21-D
Carles Puigdemont interviene desde Bruselas tras las elecciones catalanas del 21-D.

Contra los pronósticos que anunciaban hasta el mismo cierre de los colegios electorales un cara a cara entre Ciudadanos y ERC, ha sido el presidente cesado de la Generalitat, Carles Puigdemont, quien en un inesperado giro de guion, se ha alzado con su penúltima invención, la lista de Junts per Catalunya, como la segunda fuerza más votada en las elecciones catalanas de este 21-D y en todo un 'ganador moral' al mantener la mayoría política del independentismo e imponerse en su particular duelo con sus antiguos aliados republicanos en Junts pel Sí y con Oriol Junqueras en particular.

Sin haber ganado las elecciones, Puigdemont sigue siendo el líder independentista más votado y, dada la mayoría parlamentaria partidaria de la secesión del resto de España, ahora en 70 diputados en lugar de los 72 anteriores, está llamado de nuevo -él o su partido sin él- a seguir al frente del desafío indendentista en Cataluña, que ni estos comicios ni el exilio han podido liquidar. Oriol Junqueras, el exvicepresidente en prisión preventiva desde el 2 de noviembre, ha perdido contra el expresidente que puso tierra de por medio tras la aplicación del artículo 155 para continuar con el desafío independentista al Estado.

Su resultado, del 21,67% de los votos y 34 escaños con el 99,7% del voto escrutado, no sirve a Junts per Catalunya para ser el primero frente al meteórico empuje de Ciudadanos e Inés Arrimadas, pero eso es lo de menos, como que el resultado de las nuevas siglas del PDeCAT sea inferior a cualquiera de la antigua CiU en los últimos 37 años o que el bloque independentista formado por JxCat, ERC y la CUP haya perdido la primacía en la provincia de Barcelona.

Porque lo que cuenta es que, gracias a los cuatro escaños que conserva la CUP, el reparto de escaños confirma que el independentismo será mayoritario en el futuro Parlament, sin que la excepcionalidad política, social y económica le hayan hecho apenas mella, y aunque la marca del PDeCAT esté oculta.

Finalmente, Carles Puigdemont ha sido el voto útil de los independentistas y también parte del voto oculto por la movilización de votantes que han disparado la participación en estos comicios hasta un histórico 81,94%, nunca observado en unas elecciones autonómicas, y que básicamente han realineado su voto premiando la épica del relato del líder cesado y perseguido por aplicar el "derecho a la autodeterminación".

"Rajoy y sus aliados han recibido una bofetada de los catalanes"

Y, sobre todo, pone de nuevo en manos de los exconvergentes el timón del 'procès', para escarnio del Gobierno, del PP y de Mariano Rajoy. "El 155 ha quedado muerto y enterrado", ha sido el balance en un titular de los miembros de JxCat desde Bélgica que remarcan, como en 2015, el carácter "plebiscitario" de estos comicios.

Junts pel Catalunya: "El 155 está muerto y enterrado"

Puigdemont, prófugo y eufórico en Bélgica, no tardó en salir ante los medios junto a los cuatro exconsellers para declarar derrotado al Estado y a "la monarquía del 155" y se arma de argumentos para plantear ante el Gobierno y Mariano Rajoy un enorme reto político que las urnas no han resuelto y felicitándose por la victoria del independentismo es unas "elecciones en condiciones de excepción, preparadas para que las ganara el unionismo".

"Rajoy y sus aliados han perdido y han recibido una bofetada de los catalanes". "La situación exige una restitución del Govern y una disculpa del Estado", ha reclamado el expresidente, que también ha enviado un mensaje a los líderes de la Unión Europea.

"Europa tiene que tomar nota: la receta Rajoy no funciona, y si la sigue aplicando tendrá los mismos resultados. Si no cambia de receta, cambiaremos de país antes de lo que nos habíamos propuesto". La primera reacción de la Comisión Europea es que su posición sobre Cataluña "no cambiará".

Pese al desafío del referéndum ilegal, de la declaración unilateral de independencia, de la disolución de su Govern y de la fuga a Bélgica para huir de la acción de la justicia, Junts per Catalunya ha mantenido el pulso gracias a una campaña tan personal como política basada en la defensa a ultranza de la legitimidad del presidente destituido y de la llamada a los catalanes de devolver al Parlament y a su Ejecutivo a la casilla anterior al 27 de octubre.

Con evidente sorna, lo ha subrayado desde el Hotel Catalonia Eixample de Barcelona, sede de la noche electoral de JxCat, el exconseller Jordi Turull en un mensaje a la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría: "Hola, Soraya, el gobierno de Puigdemont ha ganado y las urnas han descabezado al Partido Popular".

Junqueras, derrotado por ambos flancos

A este triunfalismo también se sumó la secretaria general de ERC y número dos de Oriol Junqueras, Marta Rovira: "Las fuerzas republicanas hemos vuelto a ganar las elecciones, a pesar de la ofensiva del Estado", proclamó. "Los ciudadanos de Cataluña han votado mayoritariamente a favor de la república, de la libertad y para que el Gobierno pueda volver del exilio".

Marta Rovira: "Las fuerzas republicanas hemos vuelto a ganar las elecciones, a pesar de la ofensiva del Estado"

Pese a que en ERC tienen motivos para estar satisfechos por ello, el gran derrotado de toda esta operación política y electoral no es otro que su presidente, Oriol Junqueras, que ha perdido la oportunidad histórica que se le presentaba tras más de 80 años de dejar de ser socio de gobierno para convertirse en el inquilino del Palau de la Generalitat.

Su resultado de 32 escaños y el 21,4% de los votos, apenas 12.000 papeletas por detrás de JxCat, ha sido sin duda el mejor de su historia, pero también insuficiente para ganar y, sobre todo, para liderar el soberanismo.

El objetivo de ERC era ganar en votos y en escaños, por lo que estuvieron apelando al voto útil durante toda la campaña para erigirse en la brújula del nuevo rumbo del 'procès', también ante las pretensiones de Puigdemont de ser restituido aunque no ganase y si había una mayoría independentista.

El resultado da en parte la razón a la intuición de Junqueras cuando pedía al juez del Tribunal Supremo su puesta en libertad para competir en igualdad de condiciones con un Puigdemont al que se veía y oía a diario en los medios, pero refleja sobre todo que el electorado independentista ha comprado la disyuntiva planteada por JxCat de que votar a otro que no fuera el expresidente equivaldría a "validar el artículo 155".

Sea como sea, Junqueras ha fracasado en el órdago que lanzó al no querer reeditar la lista conjunta de Junts pel Sí y preferir concurrir al 21-D en solitario y con unos cuantos independientes. Otra presunción rota por Puigdemont, la de que republicanos y 'exconvergentes' obtendrían mejor resultado juntos que separado, se ha truncado en las provincias de Lleida y Girona, las provincias menos pobladas, donde han mejorado su resultado de 2015. Aunque ERC puede optar de nuevo a formar parte del Govern, el capital político de Junqueras es ahora menor.

¿Y ahora, qué? 'Presidenciable', pero no podría ser investido

Sin embargo, todo lo anterior está a expensas de la situación judicial de los principales líderes catalanes y de sus futura decisiones políticas. Aunque los números cuadren sobre el papel para los independentistas para formar gobierno y poner en marcha la legislatura, de nuevo se avecina un conflicto entre la legitimidad electoral y la legalidad en una autonomía intervenida por el Estado porque el Ejecutivo de Puigdemont y Junqueras, apoyado por la CUP, se precipitó hacia la secesión unilateral.

Es decir, lo que las urnas le devuelven a Carles Puigdemont se lo pueden volver a arrebatar la justicia y la acción del Gobierno central, que se interpone entre su intención proclamada de confirmar el resultado del 1-O y llevar a cabo el despliegue de la república catalana.

El líder de JxCat anunció que si ganaba las elecciones y contaba con los apoyos parlamentarios suficientes, volvería a Cataluña para ser investido de nuevo presidente, incluso corriendo el riesgo de ser detenido nada más poner un pie en territorio español. Tras el escrutinio, ha evitado responder si regresará o no.

Pero los obstáculos son múltiples. Aunque Puigdemont podría conseguir su acta de diputado por delegación, no puede delegar el voto en un eventual debate de investidura, ni tampoco podría defender su investidura si no está físicamente en el Parlament.

Tampoco podrán votar a favor de su eventual investidura los otros cuatro exconsellers que le acompañan en su "exilio" belga -dos de ellos de Junts per Catalunya- al igual que el exconseller Joaquim Forn y el expresidente de la ANC Jordi Sànchez, en prisión.

En total, ocho votos con los que los independentistas no podrán contar, y de los cuales solo podrían recuperar a día de hoy tres si el juez del Tribunal Supremo acuerda una decisión extraordinaria y casi sin precedentes. Y los 18 diputados electos con procesos judiciales abiertos y susceptibles de penas de cárcel e inhabilitación han conseguido escaño, así que podría haber un nuevo conflicto con la legislatura en marcha.

La jornada electoral en Cataluña, en imágenes

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