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Inteligencia artificial para explicar las tragedias del mundo, sin perder la atención

  • La ONG Médicos del Mundo lanza una app para recuperar la solidaridad ciudadana
  • Según la ONU, 767 millones de personas viven bajo el umbral de la pobreza
  • La saturación mediática de estos relatos ha relajado la respuesta ante ellos

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La 'ONG Médicos del Mundo' lanza SIRIA, una aplicación móvil para recuperar la solidaridad ciudadana

La sangre y el horror, la muerte gratuita, son espectáculos poderosos a corta distancia, pero en la lejanía, bajo la forma de un titular de prensa que se repite una y otra vez, su efecto en las conciencias se diluye. La desgracia en serie, convertida en rutina, se vuelve invisible.

Es lo que ha ocurrido, por ejemplo, con la guerra de Siria. Desde 2011 inunda las portadas con cifras escalofriantes que, a fuerza de repetirse, han dejado de helar el alma del acomodado primer mundo.

¿Cómo recuperar la atención del público ante estos problemas? La respuesta a esta pregunta son más preguntas, las que pueden formularse directamente a SIRIA, una aplicación móvil lanzada por la ONG Médicos del Mundo.

SIRIA genera una conversación apoyada en experiencias auténticas. Lo logra aplicando un proceso de Inteligencia artificial para reconstruir la vida de personas de carne y hueso ante los ojos y oídos del que pregunta; la dura realidad, directamente, relatada por sus protagonistas en un diálogo personalizado.

La primera respuesta, una evidencia: cualquiera puede convertirse en un desheredado y ser condenado a la peor sentencia, la del olvido y el anonimato.

Entre paréntesis - 'Siria', una 'app' con inteligencia emocional que refleja vivencias de la guerra civil siria - 13/12/17 - Escuchar ahora

La voz de los desheredados a un click.

A través de esta aplicación llegan las voces de personas como Baker, un joven sirio de 24 años que desertó del ejército y tuvo que escapar de su país, dejando allí a su familia. Llegó a Grecia en una balsa. Ahora vive en Barcelona, mientras continúa sus estudios.

Magdalena, de 61 años, llegó a España desde Rumanía con un supuesto contrato de trabajo, pero fue víctima de un engaño y se encontró sin dinero y sin ningún sitio adonde ir. Actualmente vive en una residencia de Sevilla. Sus respuestas están en SIRIA.

También está la experiencia de Pastora, española de 50 años que ha sufrido malos tratos; tiene problemas de salud y un hijo drogodependiente. Ahora acude al Centro de Reducción de Daños de Médicos del Mundo en Vigo.

Jaime trabajó en hostelería hasta los 35 años, pero una depresión le llevó a perder todo y se vio abocado a vivir en la calle. Su historia es parte de las aclaraciones que pueden hallarse en SIRIA.

“Las historias que cuenta nuestra aplicación móvil son las vidas de personas de carne y hueso que han tenido que huir de sus países o que un buen día se encontraron sin hogar, sin derechos o sin cobertura sanitaria y que necesitan nuestra ayuda para salir adelante” explica Nieves Turienzo, vicepresidenta de Médicos del Mundo.

La sensibilidad ante lo singular y ante lo rutinario

Frente al descenso del "umbral" de sensibilidad ante el dolor ajeno, SIRIA pretende convertir el ruido de un océano de tragedias en una respuesta clara, un rostro real y reconocible, alguien que podrías ser tú mismo.

“Hemos querido llevar a cabo este experimento social para ver cómo reaccionaban las personas que se prestaron a probar nuestra app al descubrir que al otro lado de la pantalla había mujeres y hombres de verdad, que viven situaciones críticas, y se los encontraran cara a cara. El resultado confirma que la realidad siempre supera a la ficción. Estas personas necesitan que la sociedad no las olvide”, subraya Turienzo.

En un mundo hipersaturado de información, captar la atención es difícil. Lo singular se torna en una masa homogénea que nos deja indiferentes. No importan el número de muertos del último bombardeo o las mil tragedias que los dramas del mundo producen cada minuto de las 24 horas del día.

En el fondo de este enjambre de titulares yace la realidad: historias personales y tangibles que podríamos protagonizar cualquiera, con un poco de mala suerte.