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Australia| Inmigración

Desalojan por la fuerza un centro de detención para migrantes en Papúa Nueva Guinea

  • Han sido desalojados un total de 328 personas
  • El centro estaba gestionado por Australia hasta su clausura el 31 de octubre
  • Se ha denunciado el uso de la fuerza durante el operativo

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Migrantes en el centro de detención de la isla de Manus, en Papúa Nueva Guinea
Migrantes en el centro de detención de la isla de Manus, en Papúa Nueva Guinea

Las autoridades de Papúa Nueva Guinea han desalojado este viernes a la totalidad de los 328 migrantes que hasta ahora ocupaban el centro de detención de la isla de Manus, gestionado por Australia.

"El Gobierno australiano tiene conocimiento de que todos los hombres que anteriormente rehusaban abandonar el antiguo centro de tramitación regional de la isla de Manus han salido hacia los alojamientos alternativos", ha confirmado en un comunicado su ministro de Inmigración, Peter Dutton.

La Policía y funcionarios de Inmigración han entrado en el centro de Manus, que ha sido clausurado en virtud de un fallo del Tribunal Supremo en 2016 que lo declaró ilegal, en el segundo día de un operativo en el que los afectados han denunciado el uso de la fuerza.

"Nos han sacado por la fuerza, han utilizado barras de metal hay varias personas que han sido heridas (...) a mí me esposaron y me trajeron a East Lorengau", ha dicho en una conversación telefónica con Efe Abdul Aziz, uno de los migrantes desalojados.

Aziz, de origen sudanés, ha agregado que "ahora estoy sentado esperando a las autoridades, sin una casa (...). No voy a olvidar este día. No puedo creer lo crueles que son los gobiernos de Australia y Papúa Nueva Guinea. No les importa si morimos o sobrevivimos".

Foto en la que se ve a un inmigrante supuestamente sacado a la fuerza del centro de detención de la isla de Manus.

Sin agua, comida, servicios básicos ni atención médica

Abdul Aziz es uno de los 328 hombres, tanto solicitantes de asilo como inmigrantes económicos, que ocupaban el centro sin agua, comida, servicios básicos ni atención médica, y que han sido trasladados a los nuevos lugares de acogida, a donde rehusaban ir por considerarlos otra forma de prisión y donde temen ser atacados por los lugareños.

El gobierno australiano ha respondido a las denuncias de violencia excesiva. "Los activistas en Australia están haciendo otra vez denuncias exageradas e inexactas de violencia y de lesiones en Manus y no han aportado ninguna evidencia para probarlas", ha declarado el ministro Dutton.

La Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) expresó el jueves su preocupación por las denuncias de uso de la fuerza en Manus, aunque añadió que había recibido garantías de que no se había recurrido a ella.

"Australia tiene la obligación de asumir responsabilidades y proveer protección efectiva, seguridad y soluciones duraderas a los refugiados y solicitantes de asilo en cooperación con las autoridades de Papúa Nueva Guinea", dijo Volker Türk, responsable de protección del ACNUR.

El centro de Manus y otro en Nauru, en el Pacífico sur, abrieron después de que Australia reactivara en 2012 su controvertida política de tramitar en países terceros las solicitudes de asilo.

Muchos de los internos en Manus y Nauru han huido de conflictos como los de Afganistán, Darfur, Pakistán, Somalia y Siria; otros han escapado de la discriminación como las minorías rohinyá, en Birmania (Myanmar), o bidún, en la región del Golfo.