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Ecologistas exigen cambios urgentes en la política forestal para frenar grandes incendios

  • La organización WWF pide hacer frente al "abandono" de los montes
  • También, a su "caótica" invasión por los entornos urbanizables
  • Cree que son las causas principales de fuegos cada vez más devastadores

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En 2016 se produjeron en España 22 grandes incendios forestales (GIF), con una media de 1.800 hectáreas cada uno.
En 2016 se produjeron en España 22 grandes incendios forestales (GIF), con una media de 1.800 hectáreas cada uno.

La organización ecologista WWF España ha exigido hoy una nueva normativa forestal para hacer frente al "abandono" de los montes y su "caótica" invasión por los entornos urbanizables, causas principales del incremento de los grandes incendios y de que sus consecuencias sean cada vez más graves.

El informe Fuego a las puertas. Cómo los incendios afectan cada vez más a la población en España, presentado por esta ONG conservacionista, subraya que 2016 fue el tercer peor año de los últimos veinte -sólo superado por 2012 y 2007- en términos de superficie afectada por los grandes incendios forestales (GIF), aquellos que superan las 500 hectáreas quemadas.

Así, 22 incendios de este tipo, con una media de 1.800 hectáreas cada uno,  quemaron el 50% de la superficie total afectada por las llamas durante el año pasado en territorio español, frente al 37% de media entre 2007 y 2016.

Por ello, los expertos de WWF España han propuesto a las administraciones públicas un plan urgente de acción destinado a minimizar estos siniestros que incluya mapas de habitabilidad del monte donde se integren el riesgo de incendio y la prohibición de la construcción de nuevos asentamientos y urbanizaciones en zonas forestales, entre otras medidas.

El director de conservación de esta ONG, Enrique Segovia, ha recordado durante la presentación del informe que los fuegos más peligrosos son los que se desatan en los territorios de interfaz urbano-forestal (IUF), zonas en las que el terreno forestal entra en contacto con áreas edificadas.

Doñana y Pedrógão Grande

"El desastre de Doñana y especialmente la tragedia de Pedrógão Grande en Portugal son terribles recordatorios de lo que nos espera en el futuro si no cambiamos ya el enfoque de la lucha contra el fuego", ha asegurado este experto, quien ha incidido en la actual insuficiencia de las políticas de gestión y prevención forestal.

Los grandes incendios del siglo XXI "no sólo queman bosques sino que las llamas corren con la misma facilidad por jardines, casas o urbanizaciones", ha detallado Segovia, quien señala el litoral mediterráneo, la Comunidad de Madrid, Galicia y el valle del Tiétar en Ávila como los IUF más peligrosos en caso de incendio.

La "difusa frontera" entre lo urbano y lo forestal, debido a la invasión de los montes por los usos urbanos, alimenta el riesgo porque "el 90% de los asentamientos carecen de planes contra incendios", ha añadido la responsable del departamento de incendios forestales de esta organización, Lourdes Hernández.

Montes convertidos en "auténticos polvorines"

"Es un problema creciente con graves consecuencias sociales y económicas" que convierte los montes en "auténticos polvorines" y, cuando se desata el fuego, en "lo más parecido a un infierno", ha resumido Hernández.

Aunque el número de incendios se ha reducido "enormemente" en los últimos veinte años -un 41% menos en el último decenio frente al anterior- y lo mismo sucede con la superficie quemada -un 33% menos en los últimos diez años respecto al mismo período anterior-, la proporción de GIF "no deja de crecer" y además "devoran cada vez más superficie" porque son "más grandes e ingobernables".

Los GIF crecieron un 25% en el último decenio y, durante 2016, el más devastador fue el que arrasó el 7% de la isla de La Palma en Canarias, que además costó la vida de un agente medioambiental que trabajaba en labores de extinción.

Evitar la construcción de viviendas en el monte

WWF España cree que "es urgente" que las administraciones mejoren las actuaciones preventivas y "eviten la construcción de nuevas viviendas en el monte, además de eliminar las construidas en zonas sensibles".

También reclama mayor responsabilidad ciudadana a la hora de "vivir en el monte, lo que implica aceptar el compromiso de adoptar medidas preventivas".